El popular almacen triangular de la esquina de Eldorado

Sobre la avenida San Martín, en el kilómetro 9 y en pleno centro  de la ciudad de Eldorado se encuentra el tradicional kiosco La Plaza, atendido por su amable dueño Adrián Kleinbielen. Hace poco más de doce años abre sus ventanas  de 8.30 a 13 de lunes a viernes sin falta y por la tarde hasta entradas las primeras horas de la madrugada.

 
El kiosco tiene la particularidad de no sólo estar en un lugar estratégico, sino que es único en la ciudad en su forma triangular de 25 metros cuadrados, al final de la vereda principal, donde se encuentran comercios reconocidos de gran magnitud, la plaza central Sarmiento y la municipalidad.

La pequeña dimensión del kiosco jamás le impidió en todos estos años atraer a cientos y miles de clientes golondrinas y otros ya habituales.

En diálogo con El Territorio,  Adrián contó cómo fueron los inicios, la pandemia, los recuerdos de este particular lugar.

“Antes de que esta esquina sea un kiosco fue parte de un conocido restaurante que justamente se llamaba El Triángulo, allá por años 70, si mal no recuerdo”, piensa el propietario. “Después ese lugar dejó de funcionar, se dividió la instalación y quedó esta parte en esquina de forma triangular”.

Antes de los actuales propietarios del kiosco, el espacio tuvo otros dueños, es decir, la esquina lleva más de dos décadas como kiosco.  
“Estamos cerca de la municipalidad, la plaza, las personas a la mañana vienen hacer sus trámites, por las noches implementamos poner unas mesas para que la gente se sienten a tomar algo”.

“Cuando inicié no tenía para cobrar -por ejemplo- las facturas de internet, recarga de celular, la máquina de los juegos para sacar objetos, los panchos, entre otras cosas. De a poco fuimos mejorando el lugar y los servicios”.

El dueño del kiosco La Plaza,  al igual que muchos comercios, sintió el pesar de la economía en la pandemia del 2020 y es por ello que no cuenta con empleados por el momento. “Con tema del coronavirus todo cambió, abríamos sólo por la mañana, modificamos los horarios. Nos tuvimos que reinventar, fuimos los primeros en implementar el delivery de bebidas para quienes querían comprar de noche. Nos costó, creo que al igual que todos, pero tratamos siempre de cumplir, entendíamos la situación”.

Por otra parte,  Adrian contó que trabajar en  el kiosco le generó muchas amistades. “Muchos clientes viajantes se encariñaron con el lugar, cuando vienen a Eldorado aunque sea a saludar pasan. También tengo que contar que cuando empecé recién en el kiosco empezó a venir un señor que se llama Libio Campodónico, hoy tiene 82 años, parece un pibe. Él me enseñó mucho de todo, nos hicimos muy amigos, tal es así que hoy en día compartimos comidas  juntos con mi familia y seguimos escuchando sus anécdotas. Nos hizo y hace reír mucho; eso es lo positivo de tener mi kiosco, las infinitas amistades, más allá de lo económico”, dijo el joven comerciante, que piensa seguir en el rubro que inicio hace más de doce años, formando parte de la historia de Eldorado. z