Una puesta en la que converge la historia y cultura de Latinoamérica

La magia de la TIERRA ROJA ante los ojos de los niños

Ayer, en el Día del Niño, el Ballet folclórico del Parque estrenó ‘Luz’, una obra que invita a descubrir la luz que todos llevamos al tiempo que rescata nuestras raíces
lunes 16 de agosto de 2021 | 2:30hs.
La magia de la TIERRA ROJA ante los ojos de los niños
La magia de la TIERRA ROJA ante los ojos de los niños

“Hay una luz que no se ve, brilla desde adentro desde la niñez. Hay una luz, en algún lugar, allí donde los sueños se hacen realidad”. La célebre canción de Alejandro Lerner, en la voz de Pamela Ayala, resumió la emotiva jornada que se vivió ayer en el Parque del Conocimiento.

En el marco de la celebración del Día del Niño, el Ballet Folclórico del Parque estrenó la obra ‘Luz. Relatos de la tierra contados con magia’, un espectáculo que narra cuentos de América Latina, e invita a grandes y chicos a descubrir su luz interior y a la vez conocer las raíces de nuestra tierra.

La apuesta en escena- para toda la familia- cuenta breves historias referentes a nuestra América, que tienen como protagonistas al hombre y a la mujer de la tierra, y sus decires lugareños, con una perspectiva genuina, haciendo foco en la importancia de los valores. 

“Tratamos que a través del arte,  los niños puedan descubrir su propia esencia, su propia historia. Por eso la obra transita momentos en los que ellos se sienten identificados. Al mismo tiempo, jugamos con temáticas que tienen que ver con la esencia misionera como las orquídeas de Montecarlo, o el ritmo del gualambao llevada a través de fusiones con el jazz y otros ritmos”, explicó Luis Marinoni, director del ballet folclórico del Parque, en diálogo con El Territorio. “Es una manera de acercarles a lo que tiene que ver con lo nuestro, con la misma imponencia que nos viene desde afuera y con la esencia que lleva cada uno dentro”, agregó el artífice del proyecto. 

Así, las manos del alfarero, los paisajes de selva misionera, el gualambao de Ramón Ayala, las danzas de la tierra, la espiritualidad, la Pachamama, la familia, los colores de América, las leyendas de nuestra tierra; todo confluye en una misma apuesta que rescata nuestra idiosincrasia para guiarnos a una conexión con nosotros mismos, con “nuestra luz interior”.

El Ekeko, un duende mágico que recorre cada relato montado en escena, es el hilo conductor de la obra. Y, a medida que transcurre cada cuadro, va reuniendo las enseñanzas que deja esa historia, recogiendo las luces de cada cuento. “Ahí esta él, andando por todos lados y encontrando esa luz que hay en cada espacio, porque donde está la luz es donde está la magia”, destacó Marinoni haciendo referencia a que es el Ekeko quien guía la obra y al mismo tiempo señala un camino más introspectivo, para que cada espectador conecte con su interior.

La obra cuenta con una gran puesta en escena que se destaca por la variedad de vestuario, maquillaje y escenografía; ello sumado a al deslazamiento y la interacción de los actores y bailarines y al juego de luces y sonidos construye una atmósfera atrapante y profunda.

A pura emoción

“Fue muy divertido y emocionante. Me gustó ver a las flores bailar y también la parte de Coco”, dijo Matías (9) quien no despegó la mirada del escenario en lo que duró la función.

“Nos reímos un montón. Nos llevamos nosotras también un mensaje de esta obra y los chicos también lo disfrutaron”, destacaron por su parte Clara, Tamara y Paola, quienes acompañaron a Thais, Paloma, Lorenzo y Antía a la función, para disfrutar de “un Día del Niño diferente”. 

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