Artista formoseño radicado en Posadas

Instrumentos a medida

Carlos Blanco viene de una tradición familiar de luthiers y músicos, y rompe el molde con la fabricación de instrumentos de diseño. “Son únicos e irrepetibles”, contó
martes 23 de marzo de 2021 | 6:06hs.
Instrumentos  a medida
Instrumentos a medida

De cuna de luthiers y músicos, Carlos Blanco (42) no puede separar un oficio de otro. “Para mí están muy ligados. Es mi experiencia, pero creo que uno no puede ser luthier si no sabe tocar algo al menos los instrumentos, cómo suenan, qué papel juega cada parte, qué sucede en el interior del instrumento. Para mí es ideal que un luthier sea músico”, describió.

Y expuso: “También sirve mucho ser luthier al momento de hacer música, porque cuando estás tocando un instrumento, estás dando vida a todo un sistema, un mecanismo que hace que el sonido ocurra. Como músico y como realizador de instrumentos, tengo plena conciencia de eso y toda esta experiencia me ayuda a interpretar lo que la persona quiere cuando me pide que fabrique un instrumento”.

Formoseño de origen, “una tierra de luthiers y músicos con fuerte influencia paraguaya” -referenció-, aprendió secretos y fórmulas para producir sonidos: “Trabajo de luthier hace 20 años, pero desde que tengo memoria estoy en un taller de luthería, aprendiendo de mi padre, de mi abuelo, el oficio lo heredé de forma natural, digamos, y luego me fui capacitando, estudiando, buscando mi camino”.

Tal como el arte de la confección de instrumentos, el impulso de hacer música le llega de familia: sus padres, sus hermanos, hacen música, contó, en entrevista con El Territorio, en su taller en el oeste posadeño el especialista en fabricación de instrumentos musicales eléctricos.

“Hicimos un montón de bandas con mis hermanos, fuimos por muchos lados haciendo música folclórica más que nada. Ganamos dos veces el Pre Cosquín. Hoy uno de mis hermanos está en Alemania y es bajista, otro hermano es cantautor y vive en Córdoba, otro es charanguista. Yo soy bajista, pero toco un poco de todo, y más lo que es cuerda y vientos. Mi madre toca guitarra, mi hermana también”, enumeró.

Arribo a Misiones
Hace seis años que Blanco y su familia arribaron a la tierra colorada con el sueño de emprender el negocio propio de fabricación de instrumentos y desarrollar una marca con sello personal.

“Vinimos con mi señora Paula Guadalupe Merlo y nuestra hija Mariana, tengo además dos hijas más grandes. Primero elegimos Iguazú, estuvimos cuatro años, nuestro hijo más chico, Gustavo, nació en Iguazú. Luego nos mudamos a Posadas, acá estamos dándonos a conocer de a poco y con muchos proyectos”, expresó y añadió: “Es un emprendimiento familiar, mi señora ayuda en el taller y nos fuimos expandiendo de a poco, hoy somos un equipo de ocho personas trabajando y todo sucedió en la cuarentena”.

En este sentido, resaltó que “fue algo muy loco lo que sucedió en cuarentena, la gente se empezó a quedar en la casa y a querer rescatar instrumentos, tocadiscos, que estaban olvidados en un rincón. Bueno, nosotros además de fabricar instrumentos reparamos de todo. Siempre decimos que además de reparar el instrumento, rescatamos historias familiares, porque la gente llega y te cuenta sobre el valor afectivo que tiene una pieza y ese trabajo de refacción, restauración, fue una ayuda muy importante para crecer cuando todo estaba muy frenado por la cuarentena”.

Innovar y diferenciarse
Para el artesano, innovar es clave para ofrecer un producto diferente, “me crié haciendo instrumentos clásicos, tomé clases con un maestro en Comodoro Rivadavia. Y después me largué a hacer instrumentos eléctricos y de diseño”, relató.

Son instrumentos únicos a pedido del cliente y cuyos modelos no se replican, aseguró: “Diseño y fabrico instrumentos únicos, irrepetibles, esa fue mi meta para ofrecer algo diferente en un mercado de muy buenos luthiers. En el universo de los instrumentos eléctricos hicimos cosas bien extrañas, como una guitar vox con una pala para un músico de otra provincia, ahora estoy haciendo un instrumento para un fanático de Superman”.

Y ejemplificó: “Un instrumento para mí es como un traje bien hecho, como cuando vas a un sastre a que te haga una ropa a medida. Así tiene que ir el instrumento con el músico que lo toca, el instrumento tiene que ser preciso, cómodo, liviano, tiene que sonar como el músico espera y ahora también como el músico espera que se vea”.

“Quizás los luthiers más clásicos no quieren probar con estos instrumentos que rompen con la forma, con la estructura, pero yo disfruto cada desafío, diseñar y probar hasta que quede perfecto”, concluyó.

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