Anciana pide volver a su casa en Formosa

La pandemia devino en confinamiento y si bien cada vez hay más flexibilización y apertura, la última decisión es de los gobernadores. Misiones, por ejemplo, permitió el retorno de sus ciudadanos varados en otros puntos del país. No obstante, una realidad muy diferente vive Formosa, que no permite el ingreso de personas aunque tengan domicilio allí como tampoco autorizó aún vuelos y transporte terrestre.

Carmen Livorsi de 73 años, sufre en carne propia esta situación. La mujer, oriunda de Formosa, arribo a Puerto Iguazú el 2 de marzo para participar de la celebración de su bisnieta que cumplió 3 años y todavía no pudo  volver a su casa.

Hace 20 años que Carmen visita periódicamente Iguazú ya que dos de sus cuatro hijas están radicadas en la Ciudad de las Cataratas, una de ellas es trabajadora esencial.

“Siempre vine a pasar las fiestas y a visitar a mis hijas y mis nietas, no me quedaba mucho porque extraño mucho mi casa y mis cosas, pero de esta vez por la pandemia se hizo todo muy largo y ya no me hallo”, contó la anciana en diálogo con El Territorio.

La mujer está alojada en la casa de su hija, María Campos; si bien no le falta nada y las veces que debió ser tratada por los médicos locales fue bien atendida, la mujer ya no soporta la situación y está al borde de la depresión. “Hicimos de todo para tratar de que vuelva a su hogar, si bien ella allá no sale de casa y prácticamente vive en cuarentena, ella extraña sus cosas, su casa, su plantas y a su nieta y a mi hermana que viven con ella. Pasa el día llorando, ya no sé más qué hacer para que sea más llevadero para ella, pero la solución es que vuelva a su casa, pasaron siete meses y esto para ella es un castigo”, explicó María.

Campos contó que hace dos semanas logró que le tomen los documentos para iniciar el trámite para que la abuelita pueda volver a su casa, no obstante no recibió respuestas por parte del gobierno de Formosa. “Ya tenemos todo para salir, pero sin el permiso para ingresar no vamos a arriesgar, porque mi mamá tiene algunas enfermedades y no queremos exponerla a nada, queremos que vuelva porque está deprimida”, recalcó Campos.

La abuela está en la casa de la familia de su hija, y comparte diariamente con dos nietos, un niño de 11 años que padece espectro autista y una niña de casi dos años. “Mi hijo de 11 años no duerme por cuidar a la abuela, y él no entiende por qué llora y está triste, no quiero que mi mamá se enferme porque no puede volver a su casa”, resaltó Campos.