El Ruso Lohrmann, dio detalles de su vida como el mayor delincuente de Argentina

jueves 19 de septiembre de 2019 | 21:01hs.

Durante sus años en la clandestinidad se dijeron muchas cosas: que se operó el rostro, que volvía a Buenos Aires para ir a alentar a San Lorenzo, que vivió en Paraguay y se dedicó al tráfico de marihuana, que murió de sobredosis, que lo enterraron con otro nombre.

Pero en febrero de 2017 la noticia sorprendió a todo el país: Lohrmann y su cómplice, José Horacio "Potrillo" Maidana, llevaban tres meses detenidos en Portugal, por cuatro asaltos a bancos (por los que sería condenado a una pena de 18 años). La Policía local lo investigaba desde hacía 12 meses.

"El Ruso" tenía en su poder un pasaporte búlgaro, por eso se reveló su verdadera identidad tiempo después. Nunca aceptó entrevistas y siempre se negó a declarar en sus causas.

Un periodista de Clarín, por intermedio de su abogado Lopes Guerreiro, le hizo llegar una carta con 11 preguntas. Las respuestas llegaron en un sobre, a la redacción. Partieron desde el Establecimiento Penitenciario de Monsanto, el 22 de agosto. La carta, de 40 páginas, fue recibida en destino la semana pasada. Aquí, la versión y la vida del secuestrador y delincuente, en primera persona.

1-Infancia.

"…Nací en Concordia, Entre Ríos, ciudad en la que vivíhasta mis cinco años. Soy de febrero de 1965. Las familias de mi padre y de mimadre se dedicaban a lo mismo: eran pequeños agricultores. La paterna habíallegado a Argentina huyendo de Hitler. Se instalaron en una de las tantascolonias de alemanes de la zona. La materna, en cambio, provenía de Holanda; deahí mis apellidos Lohrmann Krenz.

De mi infancia recuerdo que viejo se rompía el alma para queno nos faltara nada. Ni a mí ni a mi hermana, que era dos años mayor. Yosiempre lo ayudé en su trabajo: ya sea repartiendo fardos en un tractor oacompañándolo en el camión que había comprado para trabajar por su cuenta. Enesa época ya vivíamos en Lima, una ciudad que pertenecía al partido de Zárate,al norte del Gran Buenos Aires. Durante el resto del día jugaba al fútbol ypracticaba remo. Como crecí rodeado de ríos, de chiquitito aprendí a pescar y acazar.

Aunque la prioridad siempre fueron los estudios; eso es loque más nos pedían nuestros padres. Y les cumplí: terminé la secundaria; alúltimo año lo rendí libre. Hablaba alemán a la perfección, ya que en mi casa sehablaba en ese idioma. En esos años de mi infancia y comienzo de laadolescencia la pasé bien chévere. Puedo decir que como un niño de pueblo, fuifeliz. No había grandes lujos pero jamás faltó algo en mi casa. En los veranosnos íbamos de vacaciones en familia a Mar del Plata, o a Córdoba, o a San Luis,o a Entre Ríos. Casi siempre a casas de familiares.

A mis 11 años me compré mi primera moto y con lo que mepagaba mi papá por ayudarlo en el trabajo me iba a jugar a los bares a jugar albillar, al pool o a las cartas. Era bueno en el truco. Aun hoy mi mamá guardaalgunos de los trofeos que gané. Yo mismo me compraba zapatillas a la moda ylos Sacachispas. Mi casa fue de lo más normal: mis padres no bebían ni fumaban,y nunca los vi discutir.

Papá no nos levantó la mano ni una vez; la viejita a vecesnos daba una palmada en las nalgas, pero como toda madre, cuando sus hijoshacían travesuras. Todo como en la gran mayoría de casitas de pueblo. Hasta queel diablo metió la cola en mi camino y tropecé. Quise ser odontólogo y aviador.Pero a los 15 años agarré una pistola, me la puse en la cintura y no me lasaqué nunca más. Yo pienso que era mi destino. Que estaba marcado, como el detantos delincuentes…".

2-Los primeros robos.

"…De niño siempre tuve esa adrenalina en el cuerpo.Desde mucho antes de meter mi primer caño. Me gustaban los retos difíciles ocasi imposibles. Los encaraba con las antenas paradas. Claro que sé que haycosas difíciles y que cuestan conseguirlas, pero para mí lo imposible no existe.No soy de los que bajan los brazos y se rinden rápido.

La cuestión es que a mis 14 años había conocido a un viejoal que apodaban "Pacho". Tenía 55 años y empezamos a cruzarnos en lospueblos. Más que nada en los campeonatos de truco, las carreras de perros y lasjineteadas. Con el tiempo empezamos a ser pareja de truco y nos fuimos haciendoamigos. Vivía en Zárate y tenía una carnicería en Campana. Yo salía con suhija, que tenía mi edad. A veces me quedaba a dormir en su casa. Tal era laconfianza que hasta me contó que había estado preso un par de veces. Y un díame preguntó si yo sabía manejar camiones. Respondí que sí: mi papá me habíaenseñado a mis 11, y yo me la pasaba arriba del camión.

Ahí nomás me contó su plan: decía que un amigo suyo, dueñode un frigorífico y matadero, compraba vacas robadas. Pagaba la mitad de lo quevalían en el mercado legal. Acá quiero hacer una aclaración. He leído en Internetque los periodistas dicen que comencé en el hampa como cuatrero, y eso no escierto, como el 80 por ciento de las cosas que se publicaron sobre mí. Cuatreroes el que se roba una o dos vacas, y a pie. Nosotros empezaríamos a robarcamiones repletos de vacas. Lo nuestro era robo automotor y robo de ganadomayor.

Pero vuelvo a la historia: mi rol sería manejar el camiónque “Pacho” iba a robar. Desde que me lo propuso, era como que estaba viviendoun sueño. El único problema era que no tenía experiencia conduciendosemirremolques o con acoplado, que eran los camiones que usaban los que iban aMataderos. El de mi padre era un chasis. Manejar ese tipo de camión sería unode los retos más difíciles de mi vida. No podía contarle eso a"Pacho"; se me derrumbaría el sueño que estaba viviendo. Los miedosno podían vencerme; me tenía tanta fe como si los hubiese conducido de todo lavida.

El día que salimos a buscar el camión yo lo hice como sifuera un profesional del robo. Nos decidimos por uno de la ruta 9. Lo cruzamosentre San Pedro y Baradero. “Pacho” hizo sonar la sirena que llevábamos en elauto y con una linterna le hizo señas de parar, como si fuéramos policías decivil. Lo encañonó en cuestión de segundos: lo ató con precintos y lo pasó albaúl del auto. Yo me subí al camión y puse primera, como si fuese mío deverdad. En mi cintura tenía un revólver calibre 38. Llegué a destinopreocupado; pensaba cómo podría hacer para meter el camión de culata. Pero todosaldría bien. Iba con la bendición de Dios y el Gauchito Gil sentado a mi lado.

Duramos cuatro años robando camiones. O no: mejor dicho,atracando las vacas. Porque nosotros terminábamos devolviéndole el camión alcamionero. Esa fue una de las tantas cosas que me enseñó mi maestro“Pacho”...".

3-Doble vida.

“…Robaba camiones todos los días pero nunca dejé de ir alcolegio. Mis padres tenían una prioridad, y era de que yo terminara misestudios secundarios. Por supuesto que no sabían nada de mis robos. Les mentídiciendo que trabajaba en la carnicería de “Pacho”, y como la Ford F 100 0KMque me compré estaba a su nombre, les decía a mis padres que me la prestaba mijefe. Con esa camioneta, y sin carnet por tener apenas 16 años de edad, me ibalos sábados a los cines de la avenida Santa Fe. Con mi noviecita entrábamos aver películas de estreno, como E.T. Fue en 1981. Eso era algo impensado para unpaisanito como yo. Podía gastar muy poco de toda la plata que ganaba. No queríaque se dieran cuenta de mi otra vida. Durante un año y medio les mentídiciéndoles que tenía que presentarme como voluntario del Servicio Militarobligatorio.

Vivía en las 11 hectáreas que me había alquilado. Que Diosme perdone por haberle mentido a mis padres. En esos tiempos, 1982, 1983,también me compré un camión y un horno de ladrillos para que ningún vecinosospechara de mi verdadera actividad. Tenía cuatro borrachitos en una especiede bar que solo me daba pérdidas, pero no me importaba. Me abrí trescarnicerías en las que se vendía todo lo que robábamos, pero nunca les conté amis padres. Hasta que en 1985, con 20 años, la Policía nos allanó la estancia.Nos encontraron no sé cuántas jaulas de vacas, cerdos y caballos. Esa fue miprimera causa. Pasé nueve meses preso en la Unidad de San Nicolás. Fue eltiempo perfecto para conocer gente que robara. Eso era lo que tanto buscaba.

Las cárceles eran, y son, una escuela de delincuentes ycontactos para quien se quiere dedicar al rubro. Imagínense: yo era de unpueblito de 4 mil personas, todos trabajadores. Estar en un pabellón me sirviópara conocer gente del ambiente, y relacionarme con los que iban a ser losintegrantes de mis primeras bandas. Agendaba sus números en una agendita. Yosabía que afuera nos íbamos a ver. Y lo hicimos: empezamos a robar casas,autos, fábricas, camiones de reparto de cigarrillos. A veces nos tocaba uno degolosinas y lo descargábamos en las villas de la zona norte del Conurbano: losvecinos nos amaban porque le regalábamos todo a los niños.

Además, metíamos caño en los hospitales o municipalidades,siempre buscando los sobres de los sueldos de todo el personal. Robábamos todoslos días. Pero mis mejores hechos serían después de mi segunda estadía enprisión, donde conocería a mis futuros compañeros. Durante cuatro años merecorrí una buena parte de todas las cárceles bonaerenses: ingresé a la 9 de LaPlata, me trasladaron a Olmos, de ahí a Sierra Chica; me dieron la libertadestando en la de San Nicolás. Mi viejita no me faltó a una sola visita. Cadamiércoles estaba firme en el patio, esperándome. A Sierra Chica tardaba casi undía en llegar y otro en volver.

Mi mujer tampoco me falló. Con ella tuve mis dos primeroshijos. Ni bien fui libre, pasé a ver a mi mamá. Almorcé con ella, compartítiempo con mi papá y mi hermana. Me despedí y me subí a mi auto: mi destino erala villa San Pablo, en Pacheco. Llegué a eso de las 16 y me encontré con unabanda de 15 ladrones armados. A muchos los conocía, a otros me los presentaron.Estaban haciendo tiempo para ir a robar la recaudación de un hipermercadofamoso de aquellos tiempos. Me hicieron un lugar en el equipo y a las horas,con dos maletas llenas de dinero, empezó el festejo de mi libertad. Armamos unamesa larga sobre uno de los pasillos, hicimos un asado y compramos 300 gramosde cocaína y un pedazo grande de marihuana. La fiesta duró una semana. Te diríaque buena parte de la villa pasó a saludarme y a comer algo de carne. Con esabanda comenzaría a robar mis primeros bancos y camiones blindados...". 

4-Pasión por los viajes.

“…Empecé a salir del país para robar. Con una banda de zonanorte robamos bancos y blindados en Bolivia, Paraguay, Perú y Ecuador. Eso fueentre fines de los '90 y comienzos del 2000. Pero hoy, la lista de países queconocí supera los 50 destinos. Hay que tener en cuenta que durante 13 años novolví a Argentina. Hablo portugués y alemán a la perfección. Me defiendo, ymucho, con los idiomas francés, inglés, búlgaro, rumano y ruso. En Europatambién viví y asalté en Lituania, Grecia, Serbia y Montenegro, Moldavia yEslovaquia, entre otros. Estuve hasta en Asia y en África. Robé en todos lados.

Algunos detalles prefiero guardármelos, para el día quedecida escribir un libro sobre mi vida. Digamos que respeto para hacer miscosas solo le tuve a Canadá y Estados Unidos. En Centroamérica conocí, delinquíy hasta tengo familia en países como Nicaragua, Honduras, El Salvador,Guatemala.

Amo viajar, pero si tengo que recordar un viaje, uno solo,no lo dudo. Fue uno que duró dos meses. Es un recuerdo que me voy a llevarconmigo a la tumba. Siempre viví como quise, desde lo material. El problema deser delincuente es cuando llega lo amargo, como ahora, que estoy escribiendotodo desde una celda de una cárcel portuguesa. La vida que elegí me permitiócomprarme un bus de línea que pagué para transformarlo en casa rodante. Ese fueuno de mis mayores gustos. Y una mañana, junto a mi pareja y dos matrimoniosmás, decidimos partir hacia una aventura.

Por suerte las anécdotas e historias de mi vida no son solode robos. Salimos desde Mar del Plata. Bajamos con el objetivo de llegar hastalas Islas Malvinas, pero no pudimos. A la altura de Río Negro cambiamos de rutay encaramos para Chile. La nieve hizo que nos quedemos varados un par de días.Volvimos a Argentina por Mendoza y subimos hasta Jujuy. Cruzamos la frontera yrecorrimos Bolivia, Perú y nos desviamos hasta Machu Picchu. Parábamos asacarnos fotos en todos lados. El próximo destino fue Quito. De ahí, adisfrutar las playas ecuatorianas. Seguimos hasta la frontera y nos fuimos aColombia: paramos en Pasto, Cali, Buenaventura.

En Medellín nos dimos el gusto de conocer el barrio PabloEscobar, y escuchar sus leyendas. También nos sacamos fotos en la plaza Botero,con las esculturas del artista de fondo. Lo mejor de ese país fueron las playasde Cartagena: dejábamos el micro y nos subíamos a lanchas que nos llevaban alugares paradisíacos. Resumo el resto: subimos hasta Caracas, Venezuela.Bajamos hasta la frontera con Brasil y subimos el micro a un barco. Te diríaque recorrimos Brasil de punta a punta. También hacíamos turismo: fuimos alCristo Redentor y al Pan de Azúcar. La última parada sería en Montevideo. Unferry nos dejó de vuelta en Buenos Aires...".

5-El caso Schaerer.

“… Luego de robar por Sudamérica regresé a Argentina en2002. Estaba todo mal en el país. No había dinero con eso del corralito y todoel mundo tenía sus ahorros en la casa. Cómo sacárselo era la pregunta delmillón. Yo, casas de escruche, fueron muy pero muy pocas las que hice. Entoncesme armé una banda para hacer secuestros y así empezó todo otra vez haciendolíos por todos lados. Y cada vez más ruidos hasta que pasó lo que tú debes haberescuchado… de la acusación que me hacen del caso de Cristian Schaerer no tepuedo decir nada.

Cuando vinieron a visitarme el Juez federal, el fiscal y elfiscal general de la República, no declaré. Hablamos de la vida, de todo unpoco, pero cuando me quisieron interrogar, dije que no iba a hablar. Meofrecieron arreglos de todo tipo, protección y todo lo que ya conoces de la Leydel arrepentido. Y una condena menor a la mitad de la que me correspondería sideclaraba pero me negué a hacerlo.

Mi abogado me trajo la causa completa: los fallos, lascondenas y todo lo que hay en Casación. De eso por ahora es mejor no entrar endetalles. Lo único que te digo es que a todo este lío lo armó un caño largoarrepentido que no aguantó la presión del zapato que le apretó el pie. Y paralimpiar su culo hizo condenar a 25 años a todo el mundo tirándole mierda a losdemás. Contó mentiras y metió en la bolsa a mujeres, niños, abuelas,estudiantes.

Hay como 15 personas inocentes para cuando en esos trabajosno participan más de 4 o 5 personas. A la mayoría le dieron 25 años y yo sé queme espera lo mismo. A su debido tiempo te voy a ir contando cómo va a corrertodo esto y terminar este cuento. Por carta solo podemos hablar bien sobre misdelitos prescriptos o los que ya no tengo que pagar...".

6-Los años de clandestinidad.

“…Durante los primeros tiempos de mi pedido de capturainternacional regresé varias veces a Argentina. Lo hacía por una de mismujeres: le habían detectado un cáncer y sentía que eran sus últimos meses. Melas ingeniaba mucho para aparecerles por sorpresa (a ella y a nuestra hija) ynos íbamos juntos hacia el sur o el norte. Todo se cortaría en el aeropuerto deEzeiza. Resulta que yo estaba viviendo en Paraguay. Pero en una de misescapadas a Buenos Aires quise ir a buscar a una mujer paraguaya. Ella esperabauna bebé mía. No alcancé a llegar a la zona de arribos que me encontré con mifoto por todos lados. Decía “buscado” y se ofrecían cien mil dólares derecompensa. Me fui sin dudarlo. También encontraría la misma foto en Retiro,Constitución y Liniers, y en todos los diarios y noticieros.

Me contaron que en Paraguay era igual: todo estabaempapelado con mi cara y una oferta de recompensa para el que aportara datospara dar con mi paradero. Entonces, me dije “’Rusito’, se calentó el horno”.Tuve que decidir otra vez más: mi familia o mi libertad. Me hice un plano parallegar a la Triple Frontera. Recién del otro lado decidiría cuál sería mirumbo. Llegué a los dos días a la zona de frontera, aún sobre tierraargentina. Todo debía ser al milímetro; no me quedaba otra que moverme sereno,concentrado, tranquilo y con las antenas paradas. Dar pasos firmes y seguros.

Así, gracias a mi seguridad y mis conocimientos, y con laayuda de mi Diosito bello que nunca me abandona y del Gauchito Antonio Gil, quees un siervo de Dios aquí en la tierra, pasé del otro lado como cualquierturista. Me quedé 10 días en Brasil y desde ese momento no paré de moverme. Lospasaportes nunca me duraban más de un año, que ya no tenían espacio para mássellos.

Siendo el argentino más buscado por Interpol, Europol ytodos los servicios secretos me moví infinidad de veces por las ciudades másimportantes del mundo y los aeropuertos más controlados, donde según la Policía“no se les escapa nada”. ¿Saben cómo lo hice? Con mi cara de piedra y misenergías y fe. Esos momentos previos a presentar mi pasaporte eran unaadrenalina que no me la dio ninguna droga y ningún robo. Y el “bienvenido anuestro país” luego de recibir el sello es una satisfacción increíble.

Durante uno de aquellos años viví en una mansión con 11amiguitas. Nunca me escondí debajo de una cama. Me la pasé por el mundo,robando por todos lados. Las distintas policías me tuvieron frente a sus ojos yno me encontraron. A mis compañeros les ofrecieron hasta la libertad a cambiode delatarme. Pero ahí estuvo mi astucia: nadie sabía de mi vida. Nadie sabíadónde vivía. Nunca. No confié ni en mi sombra. Tuve procesos penales en España,Bulgaria, Portugal y otros países.

¿Que si en algún momento tuve ganas de entregarme? Buenobueno, aquí ya me faltas el respeto descaradamente, hermano. ¿Cómo se te puedeocurrir que se me cruzaría por la cabeza entregarme? ¡Nunca jamás! Ni en lascircunstancias más apretadas… cuando más apretado estoy más fuerte me pongo;con el espíritu de Dios que habita dentro de mi corazón, que me fortalece yguía mis pasos...".

7-Mitos.

“…Ya lo dije al principio de la carta: el 80 por ciento detodo lo que se escribió sobre mi es mentira. Yo leí todo. No sé si es porquelos periodistas no tienen qué decir o inventan o si es información que les pasala Policía para justificar que nunca pudieron encontrarme. Informaron, entretantas mentiras, que en todos estos años como prófugo de la Justicia me dediquéal narcotráfico de marihuana en Paraguay y Brasil. ¿En qué cabeza cabe? PorDios, hombre; qué tontería.

Miren un poquito mis antecedentes y verán que todos son porrobos. A los narcos yo les rompería la cabeza por infectar a la juventud delmundo entero. Nunca vendí un solo gramo. Si a los 51 caí en Portugal por robarbancos, ¿cómo se les ocurre que diez años antes me podría haber dedicado avender droga en Paraguay? Lo mío es meter caño. Toda mi vida me dediqué a losbancos y blindados. Son mi especialidad. Otra mentira es la de mis operaciones.Nunca me toqué la cara, ni nada. Hacerlo hubiese sido una falta de respeto aDios; no confiar en su protección. Mi fe mueve montañas, por eso nunca cambiémi fisonomía.

Lo más triste de las mentiras fue el sufrimiento de mifamilia: como la Policía nunca más supo de mí, inventó que me habían matado enBrasil y hasta el nombre con el que me habrían enterrado. Otra versión fue quehabía muerto de sobredosis. ¡Por Dios! ¿Sobredosis de qué?; ¡Sobredosis de aguao de delitos podría morir! Si yo no consumo nada hace 20 años. Eso de que lespagué millonadas a la Policía para que me dejaran escapar de un control detránsito no es tema de conversación para mí. Hablar de asuntos de ese estilosería quebrar mis códigos como delincuente y eso nunca me lo permitiré. Meestaría cavando mi propia tumba.

El día que estemos jubilados y nos sentemos a comer un asadoo a tomar un café conversamos de esas cosas, sin comprometer a nadie. ¿Quévolví a Argentina siendo el más buscado para ir a ver a San Lorenzo? ¡Por Dios,no me creas tan demente, hombre! Eso es otra mentira del periodismo y la yuta.Es una ofensa para mi persona. Sí, San Lorenzo es mi equipo; solo eso. No me dani me dio nada...".

8-Extradición.

"…Mi primera causa es de 1985: estuve nueve mesesdetenido y me fui bajo fianza. Volví a prisión en 1990: pasé cuatro años y comonunca fui condenado salí en libertad por exceso de preventiva y bajo fianza. Lomismo me pasó con una causa de 1995, por el robo de un banco. Cumplí tres añosy medio, y como no tuvimos juicio, pagué una fianza y obtuve el beneficio deexceso de Preventiva. Además en aquellos tiempos estaba en vigencia el"2x1".

Mi primera causa fuera de Argentina fue en 2005. Medetuvieron en España. A los cuatro años me dieron un permiso para salir y nuncame reintegré. Es una causa que tengo abierta. Voy a pedir pagar los años que mefaltaron en Argentina. La anteúltima fue en Bulgaria, en 2011. Estuve dos añosy medio hasta que pude hacer una fuga de película, espectacular; ya te la contaréalgún día personalmente. Es que en ese país aún debo responder por el robo deun camión blindado y la fuga. Quiero llevar esa causa para Argentina y hacer unsolo cúmulo de condena. Sé que me llevará un tiempo armas el rompecabezas decausas que tengo, pero en Bulgaria haré un arreglo con el juez para que todosea más rápido y pueda ir a Argentina a cumplir una condena acumulativa.

Cumplí condenas en otros países, pero son delitos que yaestán prescriptos. Solo me están pidiendo de España, Bulgaria y Argentina. Meinteresa ser extraditado a mi país y hacer una pena única. Estoy hablando conmi abogado para ser penado cuanto antes en Portugal, así poder ser trasladado aBulgaria. En ese país el Consulado argentino me puede ayudar para serextraditado rápido a mi país. Las cosas se están demorando pero calculo estarpor allá para el año que viene y resolver mi situación. Sé que tengo un caminopara recorrer todavía. Pero quiero que sepas que no bajaré los brazos...".

9-Familia y estilo de vida.

“…Tengo siete hijos (dos varones y cinco mujeres): tresviven en Lima, uno en Campana y otro en Buenos Aires. A todos los crié y los vicrecer. En Paraguay y en Bolivia viven mis últimas hijas mujeres, a las que nopude conocer. La vida que elegí muchas veces me obligó a optar entre estarpreso o alejarme de ellos. Les falté en muchos momentos importantes. Pero porsuerte Dios amado me ha bendecido: la mayor estudia en la Universidad deCampana y le faltan meses para recibirse. El que le sigue, cursa Ingeniería ahímismo. Se recibe el año que viene. Trabaja en una Central nuclear. El segundovarón es empleado de un club y otra mujer ya se casó y tiene un almacén. Laadolescente está cursando la secundaria.

Gracias a Dios ninguno me salió delincuente. Yo soy la únicaoveja negra de la familia. El resto son todos sanos. Es lo que siempre pedí enmis oraciones de todos los días. En mis casas jamás hablé de robos, ni recibí aladrones amigos o compañeros. Debo reconocer que tuve épocas de andar en lanoche, de boliche en boliche, que probé todo tipo de drogas. Me quería comer elmundo. Todo era muy nuevo para mí, que hasta los 19 años había vivido en unpueblito. Hasta que me di la cabeza contra la pared. La noche me golpeó. Porqueuno puede escuchar consejos, pero solo aprende dándose la cabeza contra lapared.

La joda es la perdición del delincuente. He llegado a estaruna semana de festejo, con maletas repletas de billetes y pistolas. Bueno,todas las personas tenemos etapas. ¿A ti te parece que un delincuente puedehacer todo eso después de ir a jugarse su vida y su libertad? Gracias a Diossuperé esa etapa. Desde 1999 (tenía 34 años) vivo y robo para mi familia.Después de cada asalto vuelvo a mi casa a disfrutar de mis seres queridos. Misvicios pasaron a ser los churrascos a la brasa en familia. Mi especialidad enla parrilla es el asado y los matambritos de ternera. Tomo agua. No fumo niconsumo alcohol ni drogas.

Mis mujeres, si bien sabían que me dedicaba a ladelincuencia, no tenían ni idea de lo que hacía. De mi boca nunca salió nada ytenían prohibido preguntarme sobre mis robos. Eso me aseguraba que si laPolicía allanaba sus casas nunca iban a poder declarar nada. De todas formas,muchas veces se las llevaron detenidas. Solo por mí. Como no me podían encontrar,las trasladaban a la comisaría para que yo me entregara. En una oportunidaddemoraron a 70 familiares: la Policía me buscó en las casas de todos y se losllevó. Por suerte los largaron a los días, cuando se convencieron que nadiesabía nada de mi vida, que eran todos sanos.

Otra cosa que hicieron fue llevarse a una de mis mujeres y anuestra bebé a la comisaría y amenazarla: le dijeron que si no colaboraba coninformación sobre mi paradero la enviarían a la cárcel, y la bebé terminaría enun centro de menores, de niños de la calle. Tener que alejarme de ellos fue lomás duro de mi vida. Cortar la relación y ni siquiera poder llamarlos porteléfono fue más triste que estar preso. Muchísimas veces allanaron la casa demis viejitos. Rompían todo. Una vez, hasta les rompieron el piso diciendo queahí abajo debería haber un túnel por el que yo me escapaba.

En el velatorio de mi padre había más policías de civil quefamiliares. El día del cumpleaños 78 de mi viejita no me importó nada y lallamé. ¡Pobre, no paraba de llorar! Desde mi última detención retomé elcontacto con todos. El problema es que solo puedo hacer dos llamadas semanales.Pero fue durísimo estar alejado de ellos; no saber de sus vidas. Aunque yohabía programado mi cabeza para sufrir lo menos posible. Soy duro, y puedolograrlo si me lo propongo...". 

10-Mi presente.

“…Desde 2016 me encuentro detenido en el EstablecimientoPrisional de Monsanto, ubicado a 275 kilómetros de Lisboa. Es una cárcel demáxima seguridad, de terroristas. Es una pequeña Guantánamo de Portugal. Nosomos más de 50 internos. La Policía me detuvo por cinco robos a bancos. Reciéna los tres meses se enteraron de mi verdadera identidad. Ciertos detallesprefiero contártelos cuando nos encontremos personalmente. Sin esos detalles seríamuy difícil de que entiendan algunas cosas. Prefiero contar cómo son mis díasaquí: nos pasamos 22 horas encerrados en nuestras celdas. Las restantes podemossalir al patio, que es muy chiquito.

Todos los días corro entre 8 y 14 kilómetros (cinco minutospara cada lado, para no marearme) y hago 2.000 abdominales. Una vez a la semanajuego al fútbol y en la biblioteca leo mucho y juego al dominó, al ajedrez, alas cartas. Las visitas son como en las películas: tras un vidrio, por unintercomunicador, y mientras nos filman. Me tienen incomunicado. Las dosllamadas semanales no me alcanzan para hablar con toda mi familia. Así y todosiento que siempre que llovió, paró. Que lo que no nos mata nos fortalece; nosengorda.

Mira, en estos años siendo el prófugo más buscado estuvepreso en una de las cárceles de Valencia. En Argentina nadie sabe de mi estadíaen ese lugar. Allí había tres piscinas: una olímpica, para las competiciones;otra para todos los días. La tercera era exclusiva para las detenidas que cumplíancondena con sus hijos chiquitos. Es que todo era mixto: tanto en los talleresde trabajo como en los cursos y otras actividades éramos 20 hombres y 20mujeres.

Trabajando me gané 4 mil euros en un año. Aunque solo lohice para que el Juez valorara mi conducta para un posible beneficio delibertad anticipada. Te imaginas que rápidamente me hice de una noviecita. Ypara que no folláramos a escondidas o en los baños el director permitía dosencuentros de tres horas cada siete días. Uno podía anotarse con ella encocina, panadería, informática o teatro y pasar el día juntos. Solo nosseparaban para almorzar y dormir. Pero en esos años que estuve preso enValencia follé más que en libertad. Esa es solo una pequeña de las tantasanécdotas que viví en mi clandestinidad, mientras las policías de todo el mundome buscaban sin tener la menor idea de dónde estaba...".

11-Conclusiones de un "ladrón de corazón".

"...Soy ladrón de corazón y no de hambre. Si no, miráde dónde me hice, y hasta el día de hoy lo soy y me moriré así. En Lima, elpueblo de mi infancia y adolescencia, había cuatro familias de clasemedia-alta. Una de ellas era la de mi primera mujer. Ahí también tuve laoportunidad de trabajar y vivir bien. Pero preferí esta vida.

Otra historia para confirmar mi teoría ocurrió en Santa Cruzde la Sierra, Bolivia. Conocí a una mujer que era dueña de dos centroscomerciales. Me ofreció todo su dinero y quedarme a vivir en sus mansiones. Yyo que no. Estaba haciendo un curso de aviación y me robaba todas las sucursalesde una casa de cambios reconocida a nivel mundial. Las veces que asaltábamos unbanco, con mis compañeros nos escondíamos en sus mansiones. ¿Quién nos buscaríaen esos lugares?

Salí de un pueblito de paisanitos y te puedo asegurar que robémucho más que muchos caños largos que hay por ahí contando solo mentiras ohechos que hicieron otros. En mis épocas de Argentina llegué a robar con tresbandas distintas en un día: de 5 a 11 de la mañana robaba pequeñas camionetascargadas de tela o ropa que salían de las fábricas o comercios de la zona deMunro. A las 13 tenía que estar en el centro para sumarme a una banda desalideras bancarias. Y después podía recibir invitaciones de bandas deboqueteros, o de autos, o de entraderas, o de hipermercados o comerciosgrandes.

En total tengo 11 disparos en mi cuerpo. A todos los recibíen asaltos. Los tres primeros fueron en Buenos Aires y el resto en el exterior,y de a uno por vez. Lujos me he dado muchos gracias a mis robos. Pero no lerecomiendo a nadie la vida de delincuente. Por eso nunca quise que mis hijos lofueran. Reconozco que lo que hago no está bien. No niego todo lo que hice en mivida, ni estoy arrepentido.

La conclusión es que los robos pueden darte mil cosas buenasen lo material, y que nada de todo eso vale la pena cuando no puedes ver crecera tus hijos, darles el cariño que necesitan o los consejos de un padre. Soncosas que no valen ni todo el oro del mundo junto. Es un tema muy extenso. Loterminamos de conversar el día que nos conozcamos en Buenos Aires.

Tengo muchas historias por contarte. La carta es solo el00000,1 por ciento de mi vida, jajajaja. Un fuerte abrazote de oso y quela paz de Dios nuestro Padre y Jesús Cristo nuestro Señor esté siempre contigoy tus seres queridos. Mirá, cuando pases por el Gauchito Gil por favordéjale una vela prendida de mi parte, ¿ok? Gracias, bendiciones y hasta pronto.Rodolfo, el Ruso".


Fuente: Clarin.com