Los policías implicados en el crimen de Víctor dieron diferentes versiones

sábado 05 de octubre de 2019 | 6:00hs.
Todos los martes, familiares y amigos marchan en Santa Ana.
Todos los martes, familiares y amigos marchan en Santa Ana.
Carlos Cardozo

Por Carlos Cardozofojacero@elterritorio.com.ar

Todos los martes familiares y amigos de Víctor Márquez Do Santos (16) marchan pidiendo justicia en Santa Ana por el terrible caso de gatillo fácil que le quitó la vida al adolescente y, como consecuencia de eso, también la de su padre. El grupo de gente cada vez es menor, aunque la sed de justicia es la misma desde que se conoció el terrible hecho.
Por otro lado, a poco menos de 50 kilómetros, en Posadas, la causa judicial avanza con la incorporación de varios testimonios. A esta altura, de los siete efectivos que estuvieron en la noche del crimen, solamente el señalado como quien ultimó al joven no dio su versión de los hechos.
Más allá de eso, entre esas seis declaraciones hay varias contradicciones por lo que será la investigación de las autoridades del Juzgado de Instrucción Dos y del juez subrogante Fernando Verón la que determine qué sucedió realmente.

Nueva ampliación
La última ampliación de indagatoria que se escuchó fue la de uno de los detenidos, el cabo primero Rubén Darío N. (43), quien en una primera instancia había decidido abstenerse de declarar. En la nueva audiencia, el hombre contradijo lo dicho por la efectivo Mariela C., quien se quebró y orientó la investigación una semana después del crimen.
Fuentes con acceso al expediente consignaron que el efectivo señaló que la madrugada en que ocurrió el crimen, el 24 de agosto, salió de patrulla una sola vez y volvió a las 2.40. Agregó que en esa instancia se fue a dormir y que recién se despertó a las 6, cuando tenían la información de que Víctor había sido asesinado.
En este punto, detalló que notó que la camioneta había sido movida, señalando así que otra comisión había salido a la calle mientras él descansaba.
Anteriormente, su otro colega detenido habría prestado una ampliación indagatoria, donde dio una versión totalmente distinta. Se trata del subayudante Matías A. (30), quien expresó que esa noche salió una sola vez, con la cabo Mariela C., hicieron una recorrida y volvieron a las 3.10.
En este sentido, consideró que cuando ocurrió el crimen del adolescente toda la guardia estaba en la comisaría, puesto que el móvil no volvió a salir. Es decir, fue más allá que su compañero y con sus palabras, directa o indirectamente, dio a entender que ningún efectivo implicado mató al joven.
De todas formas, en el expediente se expresa un detalle que contradice estos dos testimonios: quien estaba encargado de manejar el patrullero esa noche, por orden directa de un superior, era Rubén Darío N. (43). Por otro lado, como ya se sabe, el libro de guardia en donde se tendrían que registrar todos los movimientos fue adulterado.

El testimonio clave
El primer testimonio de la investigación es el que dio a conocer de forma exclusiva El Territorio una vez que se concretó la detención de los siete efectivos policiales. La cabo Mariela C. acusó directamente al oficial Deibid Vergara (32) de asesinar a Víctor Márquez Dos Santos en el mismo lugar donde fue hallado el cuerpo.
Aseguró que estaba con Rubén Darío N. (43) y Matías A. (30), -quienes dieron los testimonios que aquí se reflejan- en la patrulla, pero ninguno de ellos se bajó, sino que simplemente vieron cómo fue el crimen desde el vehículo. También dijo que cuando Vergara volvió los amenazó a todos de muerte y dijo “acá no pasó nada, ustedes no vieron nada”.
La mujer añadió que se sintió amenazada y por eso no contó lo que había sucedido, aunque su confesión -luego ratificada en sede judicial- se dio después que se detectaron las irregularidades en el libro de guardia y la detuvieran. Llamativamente, al contrario de sus compañeros de patrulla, sigue el proceso en libertad.
Los cuatro efectivos nombrados están acusados por homicidio agravado por su condición de funcionario público en ejercicio, lo que prevé una pena de prisión perpetua en caso de ser declarados culpables en un juicio.

Los otros policías
Por otro lado, también están en libertad el sargento ayudante Jorge Alfredo M., el cabo primero Cristian Ramón M. y la agente Adriana C. Son los tres efectivos que completan la guardia de la comisaría local cuando mataron a Víctor -madrugada del 24 de agosto- pero se habrían quedado en la comisaría al momento que la patrulla salió y que fue cometido el homicidio.
Los tres están imputados y dieron su versión de los hechos bajo la figura “declaración informativa”. De todas formas, el testimonio más importante es el de la mujer, quien ratificó lo que dijo su camarada Adriana C. Contó que esa noche salió de patrulla con los tres detenidos y después volvió y cambió lugar con ella.
Jorge Alfredo M. no estuvo en la comisaría esa noche, debido a que su madre estaba enferma y estuvo con ella, al parecer con autorización de sus superiores. Cristian Ramón M., en tanto, dijo que durmió toda la noche y se despertó a las 6, cuando se informó del hallazgo del cadáver.
Como informó oportunamente este medio, el escándalo institucional se conoció el sábado 31 de agosto, cuando el juez Verón ordenó la detención de los siete efectivos de guardia.
Sus armas reglamentarias fueron incautadas y sus casas allanadas, pero también fue removido todo el personal de la comisaría y la Jefatura y el Ministerio de Gobierno decidieron desplazar a la cúpula de la Unidad Regional XIII.


Vergara y una prueba indiscutible

De los siete efectivos implicados en la causa, el más comprometido es Vergara. El efectivo es el único que no habló ante el juez, aunque su abogado señaló a El Territorio que lo va a hacer.
Además del testimonio de la cabo Mariela C., la prueba más comprometedora es la pericia balística. El estudio señaló que el arma utilizada para matar al adolescente fue la 9 milímetros que le dio la fuerza provincial y que le pertenecía.
El cuerpo de Víctor Márquez Dos Santos (16) fue hallado en una calle terrada cerca de la Escuela de Comercio N° 10. La bala policial ingresó por el ojo izquierdo y además la autopsia reveló que no tenía ninguna otra lesión.
Es decir, estaba en total estado de indefensión, con las rodillas apoyadas en el piso.
Sin embargo, eso no fue todo. Al otro día, tras el sepelio del joven -del cual participó el presunto homicida- también murió de un infarto Eriberto Márquez Dos Santos (66), padre del chico.
Según pudo saber El Territorio, la familia también iniciará acciones civiles contra el Estado.