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Los hermanos Lopes, violencia con sello brasileño en suelo misionero

domingo 09 de septiembre de 2018 | 5:00hs.
Los hermanos Lopes, violencia con sello brasileño en suelo misionero
Los hermanos Lopes, violencia con sello brasileño en suelo misionero
Hacia fines de 2017, la banda liderada por los hermanos brasileños Vanderlei ‘Vando’ (32) y Rudinei ‘Gordo’ Lopes (37) era muy conocida en su país debido a la cuarentena de asaltos a bancos y cajeros automáticos que tenían en su haber. 
Pero el 29 de noviembre de ese mismo año su fama trascendió fronteras. Y es que ese día la Policía de Misiones los encontró ocultos en una propiedad ubicada en el inhóspito paraje El Botón, a unos 32 kilómetros aproximadamente del casco urbano de El Soberbio, localidad limítrofe con Brasil, sobre la costa del río Uruguay.
El operativo fue catalogado como uno de los mayores golpes asestados por la fuerza provincial en los últimos años. Los hermanos Lopes estaban siendo buscados desde hacía varios meses en su país luego de protagonizar una extensa carrera delictiva caracterizada por atracos bancarios y la voladura de cajeros automáticos mediante la utilización de explosivos.
Según indicaron las fuentes consultadas en ese momento, la captura del temible dúo no fue casualidad, sino producto de una investigación de más de dos meses de duración.
Es que la posibilidad de que la banda se haya ocultado en Misiones llegó de la mano de autoridades policiales y federales de Lajeado, municipio brasileño ubicado en el estado de Rio Grande do Sul, próximo a Porto Alegre y a unos 400 kilómetros de la frontera con El Soberbio.
A partir de ese dato, la Policía de Misiones comenzó a trabajar en el caso y para su ubicación fue clave la utilización de varios drones, los cuales mediante coordenadas e información técnica, pudieron localizar los movimientos de la banda y marcar el punto exacto sobre el cuál actuar.
Y el día elegido para intervenir fue, justamente, ese 29 de noviembre. Los uniformados irrumpieron en el punto marcado y apresaron a los hermanos y a una mujer que estaba junto a ellos.
En el lugar incautaron un imponente arsenal que daba cuenta del poderío de la organización. Entre los elementos secuestrados, la Policía dio con un fusil de asalto calibre 5,56, una pistola automática Taurus con tres cargadores, un rifle, un pan de explosivos, 54 cartuchos de calibre 380, 141 de calibre 5,56 y dos chalecos antibalas, además de tres camionetas que eran utilizadas para circular por la zona.

Fuga en Brasil
Tras la captura, además se supo que uno de los implicados tenía entre sus antecedentes una espectacular fuga protagonizada apenas unos meses antes.
Fue el 27de julio de ese mismo año cuando Gordo Lopes logró escapar del complejo penitenciario en el cual pasaba sus noches en Brasil mediante un plan ejecutado a la perfección y casi de película.
Ese día, Gordo adujo sentirse mal. Dijo que le bajó la presión y que padecía taquicardia, por lo que las autoridades penitenciarias decidieron trasladarlo hasta una clínica para recibiese atención médica. Sin saberlo, los penitenciarios habían puesto en marcha el plan de fuga.
Es que mientras Gordo era llevado en una ambulancia, cuatro hombres rodearon y tirotearon el vehículo asistencial. El conductor del móvil fue retirado por la fuerza por uno de los criminales, en tanto que otro grupo accedió a la parte trasera, donde iba el mayor de los Lopes escoltado por dos agentes y dos enfermeros. Los testigos señalaron que en el lugar se habrían registrado unos 30 disparos.
De esa forma, Gordo fue rescatado y trasladado en un vehículo en el que sus cómplices también llevaron como rehén a uno de los agentes penitenciarios. El uniformado fue abandonado kilómetros después y sin lesiones.
Desde ese día nada se supo de Gordo y su banda, hasta el mencionado 29 de noviembre cuando cayeron en El Botón, El Soberbio. 

Liberación frustrada en Oberá
Sin embargo, ya encarcelado, uno de ellos volvió a ser protagonista de un episodio violento en Misiones. Y fue a fines de julio último, más precisamente el 30 a la noche, cuando compatriotas suyos pretendieron copar la Unidad Penal II de Oberá para liberar a Vando Lopes.
Según pudo reconstruir este medio, ese 30 de julio al menos cuatro delincuentes tomaron un remís en Oberá y pidieron un viaje hasta General Alvear por la ruta provincial 5 hasta que mostraron sus verdaderas intenciones y redujeron al conductor.
Los delincuentes maniataron al trabajador del volante y lo encerraron en el baúl de su coche. Luego avanzaron hasta una obra en construcción ubicada en el predio del recinto penitenciario fuertemente armados, pero no contaron con la valentía de un sereno que al intentar ser reducido advirtió a los guardiacárceles de la maniobra.
Allí se desató una balacera que afortunadamente terminó sin lesionados y el enfrentamiento obligó a escapar a los delincuentes. El plan había sido frustrado exitosamente.
Posteriormente, la Policía terminó encontrando en los alrededores al recinto carcelario una escopeta calibre 12/70, cartuchos y vainas servidas de ese mismo calibre, clavos miguelito, pasamontañas, machetes y alicates, entre otros elementos.
En tanto, con el correr de las horas, terminaron atrapando a tres sospechosos, dos de ellos brasileños. Uno de los cuales declaró ante la Justicia y confesó que vinieron exclusivamente para liberar a Vando.
Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación no dudaron en relacionar a Vando, Gordo y a sus rescatistas con la peligrosa organización narcocriminal brasileña del Primer Comando Capital (PCC), cuyas células ya fueron detectadas en Paraguay.