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“Las horas de descanso las cambio por entrenamiento”

domingo 26 de marzo de 2017 | 6:00hs.
“Las horas de descanso las cambio por entrenamiento”
“Las horas de descanso las cambio por entrenamiento”

Por un momento se abre la puerta esperada. Cicha -como le dicen sus allegados- deja de lado el uniforme y se aventura al deporte en su máxima expresión. Son dos horas y pico, poco tiempo, pero el necesario para un simple mortal. Al final del día, la cuota está saldada. Es hora de volver al mundo real.
Con 46 años, Fabián Cichanowski es profesor, comerciante y atleta de Ironman. El cóctel parece imposible de lograr, aunque Cicha conoce las medidas justas.
Docente desde hace 27 años, Fabián ocupa un cargo de directivo en el Instituto San Arnoldo Janssen. Además, es comerciante en un negocio de repuestos para bicicletas que montó en su propia casa junto a su esposa Fátima. Al parecer, la rutina parece estar completa, pero no. Falta algo. Falta el Ironman.
“Elegí algo que requiere mucho entrenamiento, pero es lo que me gusta”, inició la charla Cichanowski.
Las ecuaciones no parecen sencillas a la hora de distribuir el tiempo. “Significa mucho sacrificio porque hay que entrenar entre los horarios de trabajo. Tengo un espacio que me permite entrenar dos horas al mediodía después de salir del instituto. Entro al Janssen a las 7 y salgo las 11, vengo volando y hago bicicleta y natación en El Brete, me reincorporo a la tarde al trabajo y por la noche me dedico a la natación en el club Casi”, remarcó.
Parece una tarea titánica, aunque nada es imposible en el diccionario de Fabián.
“En este deporte estás obligado a entrenar dos veces por día en algunos casos. Los fines de semana dedico mi tiempo a los entrenamientos largos. Trabajo hasta el sábado a la mañana en el negocio, por suerte mi señora me ayuda”, agregó. “Pero hablar de una estructura de rutina en mi caso es muy complicado porque estoy sujeto a mi trabajo. La diferencia con el profesional es que este último entrena todo el tiempo, a razón de cinco u ocho horas diarias”.
El Ironman es la prueba más exigente del triatlón. Consta de 3.86 kilómetros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42.2 kilómetros de carrera a pie. La carrera tiene un tiempo límite de 17 horas y un tiempo promedio de doce. Toda una travesía para quien no acostumbra el entrenamiento duro. Y por supuesto que el apoyo es crucial.
“Terminar un Ironman es una hazaña, entonces el apoyo de la familia es todo. En mi caso sin ese plus sería imposible. Los domingos, por ejemplo, tienen que esperarme para comer el asado porque estoy entrenando a full. Yo sé que no puedo descuidar a la familia, pero ellos entienden”, aseguró el padre de seis hijos, que también sabe de sacrificios.
“Hay que sacrificar las horas de descanso, las cambio por entrenamiento. Me voy a las competencias con mi familia, siempre me acompaña mi esposa. En cuanto a lo económico, también hay que ajustarse. Las inscripciones, que son caras, se pagan con tarjeta de crédito, pero nos limitamos a lo que se puede porque la olla en casa tiene que ser grande”.
“Para mí no existe otra cosa, al Ironman ya lo tengo incorporado. Y lo más lindo es la gente que es compañera, porque sabe lo que cuesta. A veces en asados contás lo que hacés y no te pueden creer, pero cuando te ponés el trajecito te transformás en otra persona. Es una actividad sufrida pero divertida. No hay secreto más que querer hacerlo”, agregó.
Para Cichanowski, su tarea está clara: “El único objetivo hoy en día es cruzar la meta, después cuando disponga de ese otro tiempo, si no cambia la ley de jubilación, voy a empezar a buscar el resultado. Un Ironman se divide por categorías, por edades, y si llegás a lograr determinados puntos o slots hasta podés clasificar al Mundial”.
“No me puedo equiparar con un profesional, yo quiero participar. Me quedan tres años y medio para jubilarme y ¿qué quiero hacer?, disponer de ese tiempo que no tengo ahora. Mientras tanto busco llegar en forma a ese momento. La preparación para una competencia dura 16 semanas. Si quiero llegar al Ironman de Brasil, no puedo prepararme semanas antes. Eso incide inmediatamente en el resultado: mientras más entrenás, mejor es el resultado”, se aventuró Fabián, quien en los próximos días definirá si participa en el Ironman de Florianópolis, a disputarse en mayo.
“La idea es mostrarle a la gente que cualquier persona puede hacerlo. Yo vi en la tele el Ironman, hace 29 años, y no sabía ni siquiera nadar, aprendí a los 30 años en una pileta de quince metros. Entonces me molesta que las personas digan que no se puede. Lo más lindo del Ironman es que la gente festeja tu llegada, el último en llegar recibe la ovación. Es emocionante, entrar en esos últimos dos mil metros es una cosa indescriptible, sos vos con tu voluntad”, cerró el profe. Un verdadero aventurero.

Por Cristian Avellaneda
Deportes@elterritorio.com.ar