Entre la falta de contención y la incertidumbre por el futuro

domingo 20 de octubre de 2019 | 6:00hs.
Las nuevas generaciones tienen diversas preocupaciones que varían según la edad. Los que están en vías de concluir el secundario piensan en el futuro, si van a poder seguir estudiando, si van a tener trabajo. Por su lado, los más chicos están muy pendientes del qué dirán que se potencia por la exposición en las redes sociales, lo que los lleva muchas veces a ser víctimas de bullying, acoso, entre otras cuestiones.
“Pensamos mucho en el futuro, si vamos a tener el dinero para poder seguir estudiando, si nos va a ir bien. Muchas veces eso genera un estrés que no todos están preparados para controlar y al no poder resolverlo hay muchos que recurren a las drogas”, analizó Matías Rovira, un integrante de la Junta Provincial de Estudiantes Secundarios (Jupes).
Por otra parte, Mirna López, secretaria del grupo opinó: “Creo que tiene que ver con las edades. Los que están en cuarto y quinto año piensan mucho en el futuro, si va a poder ingresar en la facultad, si va a poder seguir estudiando y los de 15 para abajo tienen otras preocupaciones como lo físico, la aceptación, se manejan mucho en las redes y eso muchas veces es sinónimo de violencia de todo tipo”.
Estos jóvenes estudiantes remarcaron que ante cualquier problemática el joven siempre recurre a sus amigos, quienes no siempre les dan la ayuda necesaria y muchas veces terminan en adicciones. En este sentido, los estudiantes remarcan la importancia de que los adultos, principalmente las familias, los escuchen y los contengan.
“Muchas veces los adultos no le dan importancia a nuestros problemas, por ahí para ellos no son relevantes pero para nosotros sí son graves. Tengo compañeros con muchos problemas que ante la falta de contención o respuestas a veces sufren bulimia, anorexia y hasta se lesionan”, detalló Rovira.
López, en tanto, dijo: “En el caso de las chicas estamos muy preocupadas por nuestra seguridad, estamos pendientes de que no nos sigan, no nos acosen. También hay varones que sufren acosos por bullying que muchas veces los llevan a autolesionarse y hasta pensar en el suicidio, que no es una solución, pero entiendo también porqué tienen esas reacciones”.
Para estos jóvenes representantes del estudiantado misionero las autolesiones y hasta el suicidio suceden por la falta de contención, de acompañamiento de sus familias y criticaron además que los adultos no los dejan opinar de temas como política, religión porque los consideran muy jóvenes.

Debate en Capioví
Capioví contiene un numeroso grupo de jóvenes que habitualmente participa de las actividades de la localidad y a su vez son protagonistas de diferentes propuestas que ellos mismos generan.
El hecho de que estén en contacto y gestando permanentemente ideas, eventos o se sienten a debatir alguna ordenanza en el Concejo Deliberante no los priva de las inseguridades y de los desafíos de empezar a estudiar una carrera universitaria, definir sus futuros o tener la certeza de que esas elecciones son las correctas.
El Territorio dialogó con Nahuel Putkuri (23) que actualmente estudia en Oberá pero es un miembro activo de la comunidad de Capioví.
“La primera etapa de la juventud trae consigo las preocupaciones habituales de la salida de la secundaria, la inseguridad respecto al futuro, qué elegir para estudiar, a qué abocarte, si vas a poder estudiar lo que querés, si vas a poder lidiar con el desapego a la familia”, cuenta sobre algunas de las cuestiones que pasan por la cabeza a un adolescente.
“En cambio un poco más adultos y ya en la facultad las conversaciones se politizan, realmente nos preocupa qué va a pasar con el país, en el ámbito universitario se vive diferente y es más angustiante, la cuestión económica pesa a la hora de saber si vas a poder seguir la carrera que ya estás cursando, estamos muy pendientes”, afirma Nahuel.
“Esta situación genera una sostenida incertidumbre y es muy difícil de sobrellevar, a su vez, los que deben trabajar no encuentran donde, solamente algunas changas y si ya tienen familias se les complica mucho”, explica sobre esa etapa de la juventud.
“Acá dialogamos permanentemente con chicos de 17, 20 o 24 años y cada una de sus realidades es diferente”, afirma.
“Los jóvenes de hoy en día se estresan mucho por lo que ya mencioné y otras cosas que viven a diario, la pasan mal, se angustian y si no logran evacuar sus dudas inmediatamente se llega a convertir en una situación concreta de estrés. La facultad genera eso, con sus exigencias, cursado, exámenes y el anhelo del estudiante de pasar la mayor cantidad de materias”, esos temas son recurrentes.
“Otros se presionan mucho tratando de dar una respuesta a los padres que están sosteniéndolos en la facultad y es muy común que se hable del futuro, del país que los va a recibir como profesionales, donde se van a insertar, en qué condiciones. No hay un país preparado para recibir a los jóvenes que salen a buscar su futuro, eso te come la cabeza incluso muchos empiezan a pensar en dejar de estudiar”, dice Nahuel que ha tenido infinidad de charlas con conocidos y amigos que manifiestan las mismas preocupaciones.
Respecto a cuándo siente que no son escuchados Nahuel cree que cada familia maneja sus tiempos y conflictos pero “en definitiva la familia, los adultos que nunca fueron universitarios, no llegan a comprender el día a día de un estudiante y menos aún las angustias de un chico que está terminando la secundaria”, afirma.
Y agrega: “Los jóvenes por lo general empezamos las cosas con mucho ímpetu, con todas las pilas y muchas veces nos encontramos con un paredón que nos ponen los adultos. Por sobreprotección o mezquindad, el adulto no nos deja hacer y nos limita con la excusa de sus experiencias, pero nosotros necesitamos las nuestras propias para crecer”, dice.
El joven sostiene que ante un problema o una situación que no sabría cómo manejar, la mayoría de las veces se recurre a un amigo. Y sobre los espacios de contención comenta: “Los docentes dejaron de ser un refugio, están en una postura que no les permite empatizar con la mayoría de la juventud, hay excepciones, pero la mayoría no se adapta a los jóvenes”.