El salto hacia los aserraderos 4.0

domingo 17 de mayo de 2020 | 2:00hs.
El salto hacia los aserraderos 4.0
El salto hacia los aserraderos 4.0
Victor Piris

Por Victor Piris vpiris@elterritorio.com.ar

Un cambio de tecnología siempre trae aparejados múltiples efectos, que trascienden lo económico y modifican nuestra forma de percibir las cosas. El medioambiente, la salud, el confort, la seguridad, entran a jugar papeles más protagónicos. 
La industria del procesamiento de madera vive desde hace unos años una verdadera revolución en su ejecución. Vale aclarar que el cambio empezó lentamente hace décadas. Pero a nuestra región llegó con demora. Las industrias brasileña, chilena y uruguaya han logrado equiparse con tecnología muy avanzada y hoy trabajan con niveles de producción del doble o triple de lo que lo hacían hace cinco años.
El consultor de empresas forestoindustriales Ronald Vera explicó en diálogo con El Territorio lo que significa operar con tecnología 4.0 y qué cambios requiere de los empresarios y sus recursos humanos. Asimismo, planteó las mayores oportunidades que tendría el sector maderero misionero en adoptar la filosofía de la mejora constante que implica el nuevo paradigma tecnológico.  
El ingeniero agrónomo resaltó la calidad de las forestaciones en la región para generar productos de mayor valor. Y el papel protagónico de la formación profesional para manejar la última tecnología. Con experiencia de trabajo en las principales industrias forestales de la región y tras haber participado en numerosas disertaciones, exposiciones y eventos internacionales del sector forestoindustrial, destacó la oportunidad de replicar modelos exitosos de gestión en la tierra colorada. Especialmente hoy, cuando el mundo repiensa estrategias para salir adelante.

¿De qué hablamos cuando hablamos de industrias 4.0?  
Hablamos de las etapas que lleva el desarrollo industrial desde el siglo XVII que se inició con el vapor, pasando por la energía eléctrica, la computación a los sistemas inteligentes.
Ahora con la industria 4.0, a la computadora se le suma la robotización, el acceso remoto y el análisis de datos, con una tablet se puede controlar la industria desde cualquier lugar del mundo, evaluar procesos, controlar rendimientos, saber cuándo se completa una orden de compra. 
Se reemplazan personas haciendo trabajos manuales repetitivos, las decisiones dejan de estar en manos del operario para estar en manos de algoritmos y escáners que ven y toman decisiones en centésimas de segundo, optimizando la materia prima al máximo. Ahora, por ejemplo, estamos usando un programa que diseñó en Brasil la empresa Mendes llamado My Manager, que gestiona los procesos de un aserradero disminuyendo los costos de supervisión, mejora el suministro y las gestiones de operación y mantenimiento de la industria. 

Y esta tecnología, ¿qué cosas diferentes permiten hacer con la madera?
Una vez que el tronco entró a la industria 4.0, va al escáner, que es un ojo electrónico que mira y detecta con miles de cálculos por segundos la forma exacta que tiene un tronco y sabe de antemano qué producto se obtendrá de él. Esa información la trasmite a cada unidad de corte sin que sea la persona la que decida, eliminando el error humano, acelerando procesos y obteniendo los productos solicitados por los clientes.
Lo que la industria busca es lograr el mejor provecho de los cortes más valiosos del tronco, optimizar la madera podada, que en el mercado externo vale más, y también acelerar los procesos con menos intervención de personas. Se llegó a medir un incremento en rendimientos de entre 7 y 14% de mejoras en volumen producido con escáner y ese incremento puede resultar en que el negocio sea viable o no. 
Con Mendes estamos trabajando la tecnología Smartsaw, que son los aserraderos inteligentes revolucionando el concepto del aserrío de maderas. En la última feria industrial en Alemania, la empresa Microtec de Italia dio un paso más allá del escáner y presentó el ‘tomógrafo de rollos, que incluso ve por dentro al tronco, esa tecnología sumada a la inteligencia artificial dará origen a la industria 5.0, ya la estamos viendo en el horizonte. 

¿Hay otras ventajas que se tienen en cuenta o que trae esta tecnología?
La otra gran ventaja de esta tecnología es que se sabe a la perfección lo que está produciendo la máquina. Los sistemas reportan información en tiempo real a las computadoras. 
Mejora la gestión de mantenimiento de la industria, los operarios trabajan más cómodos en ambientes insonorizados y climatizados.
La velocidad y la precisión del trabajo se incrementan, mejorando el lucro del negocio.

¿Hay otras prácticas que van acompañando la incorporación de tecnología más avanzada?
Con información precisa, se incentiva una mayor eficiencia. Cada rollo que entra al aserrío da lugar a madera de alto valor y madera de bajo valor. Los dos productos son importantes y deben tenerse en cuenta. Si se vende sólo la mejor madera y no la de menor valor, se pierde rentabilidad porque los márgenes en estas industrias son muy ajustados. La gestión de ventas es una practicas influenciada directamente por esta tecnología.
Otro tema central a la hora de incorporar la industria 4.0 es el recurso humano, el perfil que se requiere es muy distinto a lo que hoy se practica. El entrenamiento permanente, el nivel de formación de base de la persona, el ambiente de trabajo cambia.

¿La mayor eficiencia de espacio es otra virtud que se promueve?
Una industria 4.0 es más eficiente en espacio, se economiza un montón en logística, en limpieza, en instalaciones, en oficinas. 
La tendencia en el mundo es tener la menor cantidad de madera de stock en proceso. Se eliminan tiempos muertos, tareas improductivas y reprocesos que encarecen las operaciones.
En Misiones, si se piensa en un aserradero, se piensa en unas cinco hectáreas. En Europa un aserradero puede funcionar perfecto en dos hectáreas. 
Nuestros aserraderos acostumbran a disponer cientos de metros cuadrados de depósitos para almacenar madera sin necesidad, es frecuente entrar a una empresa y encontrar material producido hace años y bien guardados sin advertir que eso le genera un alto costo financiero que inviabiliza el negocio.
Los grandes aserraderos en el mundo trabajan con poco stock. Tienen un objetivo de producción y van siguiendo los resultados. 
No producen lo que no venden, los vendedores se enfocan en vender todo lo que se produce y no sólo el ‘jamón del medio’.
Cuando esta dinámica se comienza a aplicar en una industria, cambia la mentalidad de la empresa, se dinamizan los negocios, se mejoran los mercados y eso debe ser parte de la implementación de las mejoras, con comprar tecnología solamente no alcanza.

¿En Misiones tenemos industrias 4.0 o que están en el camino de serlo?
El aserradero instalado por Pérez Companc fue el primero moderno y automatizado del país, inaugurado en 1972, le siguió MBM en los años 80 y después siguieron los otros aserraderos: Chodorge, Lipsia, Enrique R. Zeni, Tapebicuá, Don Guillermo, Toll Maderas. Estas empresas adquieren tecnología de punta en afilación, remanufactura y sobre todo, en secaderos de madera, donde desde hace décadas venimos instalando equipos altamente automatizados, entrenando a operarios y desarrollando productos.
En la provincia tenemos aserraderos que tienen máquinas de afilación con tecnología 4.0. Son máquinas que trabajan con Control Numérico Computarizado (CNC), que permite procesos muy precisos. 

¿Pero hoy los mejores ejemplos de industrias avanzadas están en Brasil? 
En un momento Brasil dio el salto hacia la tecnología y nosotros nos quedamos. 
La industria maderera en el mundo tuvo un quiebre muy violento en el 2008. En ese momento, el gran consumidor de madera, que es Estados Unidos, tuvo una de sus mayores crisis y fueron su actividad maderera y su cadena de suministro las más golpeadas. Los fabricantes de herramientas, de insumos se paralizaron, fue un final abrupto que se llevó puestas a varias empresas grandes de Misiones, como la ex Pecom de Bossetti, La Palmina de Wanda, Fiyoint de San Ignacio y Agromaderas del Grupo Macri en Oberá. 
Lo que salvó al sector en esa caída tan estrepitosa fue el mercado interno, al consumir lo que el externo no se llevaba. Pero ¿cuál es la diferencia de vender entre el mercado interno y el externo? En el mercado interno se trabaja con mucha informalidad, el cliente no es muy exigente y se relajan los controles, el mercado paga las ineficiencias. En la exportación eso no ocurre, los criterios de calidad son muy estrictos, la ineficiencia no se paga y los plazos de entrega son terminantes. 
Fue tan absurda la situación de mercado que hasta se llegó a pagar más un metro cubico de madera en Buenos Aires que en China o Estados Unidos y que lisa y llanamente exportar no era negocio, y eso se terminó, hoy exportar es una cuestión de supervivencia.
Esa situación con el mercado interno fue sosteniendo una actividad industrial ineficiente. En los últimos años el sector la viene pasando mal, porque se paró la obra pública y privada. En segundo lugar, porque la gente se empezó a ver más endeudada y dejó de consumir. 
Hoy el mercado local está con la demanda baja, con pocas perspectivas de tener crédito para la construcción, con una sobreoferta muy grande, y la única ventaja que tiene el sector es que hay barreras paraarancelarias que impiden la entrada de madera de otro lugar. 
Porque si llega a entrar madera de Brasil o de otro origen, se termina el sector maderero. No vamos a poder competir con un aserradero brasileño que está a la misma distancia de Buenos Aires que Misiones y tiene una productividad de 200 metros cúbicos por persona por turno cuando aquí la media no llega 12 metros cúbicos por persona por turno en un aserradero.
La escala del negocio maderero en el mundo cambió y hay que asumir el desafío de cambiar o nos extinguiremos.
Entonces, el freno de la entrada de dólares por exportación en 2008 fue lo que motivó la menor inversión en tecnología en el país.
Sí, en el 2008 se frenó la entrada de dólares y se hizo mucho más difícil poder comprar tecnología. El que exportaba pudo seguir comprando y mejorando su industria. La Argentina es muy dependiente de los países extranjeros para la tecnología.
Hubo empresas argentinas fabricantes de máquinas para madera que sólo se mantuvieron, otras usaron sus marcas para traer máquinas de China y ponerles el adhesivo con sus nombres y dejaron de fabricar acá. Salvo dos o tres empresas, la mayoría de los fabricantes hoy esta desactualizada tecnológicamente, no participan en eventos internacionales y nuestros propios eventos locales están devaluados, las ferias y jornadas tecnológicas apenas se sostienen.
¿Mantener el contacto con el mercado internacional es entonces clave para entrar en el camino de mayor eficiencia constante?
En el mundo de los fabricantes de tecnología para madera, se existe si se está presente en las ferias internacionales y ruedas de negocios globales. Hay que estar donde están los grandes del sector. Hay dos ferias que son referenciales, que te marcan un pulso comercial y tecnológico, una es la Fimma, en Bento Gonçalves, Brasil, la más importante de Sudamérica, y otra es Ligna, en Hannover, Alemania, la más importante del mundo. Para dimensionar nuestro retraso en esto, basta ver que hay una sola empresa argentina que tiene presencia en ambas mientras que brasileñas hay varias.
Traer una máquina a una feria en nuestro país es un calvario. Hace unos años trajimos una máquina chipera autopropulsada a la feria de Posadas, fue un dolor de cabeza y necesitamos cambiar eso, agilizar trámites de importación temporaria, que el industrial pueda acceder a ver en vivo y en directo una maquina trabajando y no sólo un video de YouTube.

Se habla mucho de la madera. Pero los desechos, ¿también se pueden aprovechar más con la industria 4.0?
Del 100 por ciento del tronco que entra a la industria, el 50 por ciento es tabla o tirante, los otros 50% son coproductos, y aclaro, no subproductos como nos acostumbramos a llamarlos equivocadamente, es imperativo que veamos una solución al tema del chip en varias de las cuencas madereras del país, hoy Santo Tomé, Corrientes, esta con un problema gravísimo para colocar el chip que sus aserraderos producen y eso inviabiliza el negocio.
 Tenemos que hacer un cambio profundo de mentalidad y dejar el término desperdicio, hay que pensar en el destino de los coproductos. El chip, el aserrín, la viruta son otros productos que tiene su valor y deben tenerse en cuenta como madera reconstituida, papel, celulosa o como uso energético. El chip tiene un mercado mundial sin techo hoy, pero para que se pueda abordarlo hacen falta inversiones, nuestras maquinas chiperas no dan la calidad que el mercado internacional demanda y es así como el productor local está en manos de cuatro o cinco demandantes que planchan el precio.

Y la mano de obra, ¿cómo se adapta a la nueva tecnología?
Ahora con la nueva tecnología viene un cambio de paradigma en los recursos humanos. 
En primer lugar, lo que sorprende ver fuera del país es la edad de los nuevos gerentes y supervisores de las plantas, son jóvenes de veintipocos años. En segundo lugar, están formados en carreras de ingeniería que aquí aún no hay profesionales formados, como lo es la ingeniería mecatrónica.
Así como un pianista o cualquier otro artista se forma desde los 6 años, un especialista en estos campos de conocimiento también debe formarse desde la escuela, este campo de la robótica y la big data es en sí mismo un arte. Hoy hay varias empresas madereras atravesando un cambio generacional que será clave para la supervivencia de nuestro sector y son jóvenes que vienen con un empuje muy bueno. No tengo dudas que sabrán tomar la posta, aunque no sin esfuerzo, no la están recibiendo servida como muchos creen.

¿Cómo se enganchan las industrias para dar ese salto hacia la tecnología y la exportación? ¿Qué hace falta?
El salto tiene varios componentes. Creo que el más complejo es contar con el recurso humano adecuado. Hoy no hay personal calificado para operar estas máquinas y hay que reequipar y modernizar los centros tecnológicos, cosa que ya se está haciendo en parte. El año pasado participé en la puesta en marcha y entrenamiento de un nuevo y moderno secadero de madera en el Centro Tecnológico de la Madera de Montecarlo.
El otro requisito importante es sin dudas la inversión. Debe haber acceso a los montos necesarios para invertir, con plazos razonables y tasas de interés practicables. Bajar la presión tributaria, mejorar la logística son otros puntos claves.
Hoy, en tanto los costos internos se mantengan en niveles aceptables, es negocio invertir para exportar. De hecho, las mayores inversiones se dan en épocas de crisis. Ahí las empresas aprovechan para ver qué pueden mejorar de su negocio. Esa es la mentalidad que veo en Brasil, posicionarse en las épocas de crisis para cuando se salga estar en condiciones y ofrecer sus productos al mundo. 
Pero, insisto, para esto, la educación en nuestro país tiene que cambiar. Hay que trabajar mucho con los centros tecnológicos de la madera, actualizar el equipamiento, entrenar formadores. En afilación alguna vez fuimos líderes formando operarios, hoy ya no. Argentina tiene muy buenas forestaciones, con buenos crecimientos, buena genética. Equipos de cosecha y camiones modernos. 
En donde estamos flojos es en la industria de primera transformación, o sea en aserrado, también hay que aumentar la capacidad de secado e impregnación. 
Hoy todo se está repensando. El coronavirus fue un catalizador de cambios, aceleró todo. Lo que se pensaba hacer en tres años, ya se está haciendo o las empresas lo van a tener que hacer este año. La mortalidad de empresas será muy grande en el mundo y no podemos pensar que para la industria maderera será distinto. 
Los desafíos actuales están a la vista, el sector tiene muchas oportunidades y los empresarios ya no tenemos más opciones: La incorporación de tecnología en todas las áreas empresarias es la única certeza de estos tiempos.