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El poder de los pequeños gestos

martes 16 de junio de 2020 | 6:30hs.
El poder de los pequeños gestos
El poder de los pequeños gestos
Todo lo que amamos todo lo que nos duele y lo que somos existe más acá del horizonte, escribió Mario Benedetti quizás en referencia a sus inquietudes más recurrentes, la condición humana y su capacidad de amor.

En esta lógica espacial de cercanía se inscribe -de alguna manera- la acción de Nina Sanabria (39), “sólo hay que salir a la vereda y mirar alrededor, ver qué le falta al vecino y ayudar con lo que se tiene, compartir, lo que para uno puede ser poquito, para el que necesita puede significar mucho”, refirió. 
La vecina del barrio Manantial, de Posadas, descubrió entonces que con pequeños gestos se puede transformar la realidad, aunque más no sea la del mundo del barrio.

Kinesióloga de profesión y artesana especializada en confección de prendas de tela y bordado, lleva 20 años asistiendo a personas empobrecidas o con problemas de salud.

La tarea solidaria de Nina es un trabajo de hormiga, como ella misma lo define, consiste en colectar mercaderías, ropas, calzados y llevarlos adonde lo requieran con urgencia. A la vez, enseña a cortar y coser a quienes quieran su propio emprendimiento, de manera de que tengan una salida laboral.  

También realiza sesiones de kinesiología a quienes deben hacer una rehabilitación física o a adultos mayores con problemas de movilidad. Todo lo hace a pulmón, con sus recursos y de manera gratuita. Cuenta con el apoyo de su esposo y de sus dos hijas, Esmeralda y María Eugenia. 

Aunque usualmente en esta época cercana al invierno suele andar recorriendo el interior misionero para colaborar con parajes humildes y comunidades indígenas, en este tiempo de cuarentena, la demanda se centra en los barrios capitalinos. “No estamos pudiendo viajar por las restricciones de la cuarentena y la gente me escribe y me dicen que me esperan, pero por ahora no podemos ir. Sí estoy trabajando mucho en los barrios hasta Garupá, hay realmente muchas necesidades de cosas básicas como azúcar y leche y desde ahí todo lo demás”, relató.

Un modo de vivir

Nina hizo de la solidaridad un modo de vida, una experiencia cotidiana. “Yo no pienso que hago nada extraordinario. Sólo empecé a ayudar porque cuando vine a vivir a Posadas, yo era muy joven, tenía 17 años y venía de la localidad de Mártires. Me costó un montón, entonces vi que a otros también les estaba costando y empecé a recolectar ropas para darle al que necesitaba. De ahí me quedó mucho lo de colaborar con personas que vienen del interior”.
De a poco, la gente fue enterándose de su labor desinteresada y acercándoles elementos para ayudar.

“La gente me fue conociendo y vi también que las mujeres se interesaban por aprender a coser para confeccionar sus propias ropas o para vender, yo les enseñaba con lo que tenía a mano, porque muchas no tienen máquina de coser, lo importante siempre es tener ganas y las cosas se dan”, expresó.

La destreza en el hilván y en los puntos para bordar los heredó de su bisabuela italiana: “Se llamaba Victoria y vivía en Candelaria, cuando era chica me encantaba visitarla porque me enseñaba a coser o yo aprendía mirando. Antes la gente se amañaba con lo que tenía, cosían todo a mano y yo aprendí esas técnicas, también ñandutí y, hoy enseño y sobre todo a reciclar, a aprovechar los materiales”.

Con su guía, unas 50 mujeres han incorporado el oficio de modista y salen adelante con sus manos. Un consejo que siempre da es ahorrar para lograr tener la máquina de coser. “Yo aprovecho que en mi Facebook tengo muchos seguidores y publico los trabajos de todas las emprendedoras. Comprar a un emprendedor es una manera de ayudar”, comentó.

Uno de sus próximos proyectos será dar cursos de confección en la Unidad Penal 5 de Mujeres. 

Cuarentena y necesidades

Cada comienzo de año ocupa día y noche en la realización de cartucheras para los chicos de la escuela. Esta vez, con las clases suspendidas y por las demandas que emergieron de la situación de cuarentena, está dedicada a llevar alimentos y ropas de abrigo. 
“Hay gente que no está pudiendo trabajar y no tiene para comer. Me da mucha tristeza, pero hay niños descalzos que comen poco, hoy más que nunca la solidaridad es la herramienta que tenemos para que nadie pase hambre”, concluyó.

PARA AGENDAR

Para colaborar
Nina Sanabria lleva ayuda y capacitación a personas que lo necesitan. Colecta alimentos no perecederos, calzados y ropa. En esta época vienen bien los abrigos. Su Facebook @Nina Sanabria y el teléfono es 376-4739353.