Australia ante un fuego devastador

domingo 05 de enero de 2020 | 2:00hs.
Australia ante un fuego devastador
Australia ante un fuego devastador
Australia está viviendo una de sus peores temporadas de incendios forestales, alimentados por temperaturas récord y meses de severas sequías. Y, según trabajadores de emergencia, lo peor aún está por venir.
Shane Fitzsimmons, comisionado del Servicio de Bomberos Rurales de Nueva Gales del Sur, advirtió que las “volátiles” condiciones podrían intensificar los incendios.
Ayer el fuego se mostró peligrosamente fuera de control en la costa este, impulsado por las altas temperaturas y vientos poderosos, dejando a miles de hogares sin luz ni electricidad.

Zonas de peligro
Los incendios están ocurriendo en zonas de la costa este y sur, que es donde vive la mayoría de la gente. 
Estas zonas incluyen áreas alrededor de Sidney y Adelaida. 
Desde septiembre del año pasado, los incendios han dejado un saldo de al menos 23 muertos y decenas de desaparecidos. 
Hasta el momento han quedado destruidas 1.500 viviendas. 
Solamente en Nueva Gales del Sur se han quemado más de 4 millones de hectáreas. Para poner esta cifra en contexto, vale recordar que, en 2019, cerca de 900.000 hectáreas se quemaron durante los incendios de la Amazonia y 800.000 en los incendios de California, Estados Unidos).

Siniestros inéditos
Australia siempre ha tenido incendios forestales (es lo que se conoce como temporada de incendios), pero este año son mucho peores que lo normal. 
La causa inmediata es el clima, específicamente un fenómeno conocido como dipolo del océano Índico (o, también, como el Niño indio), que ha propiciado un período de calor y sequía.
En 2019, Australia estableció dos veces un nuevo récord de temperatura. El 17 de diciembre se alcanzó un máximo promedio de 40,9º, y al día siguiente 41,9º.
Eso se suma a un prolongado período de sequía. Por otra parte, algunos incendios comenzaron de forma deliberada.

Combatir de todas formas 
Los bomberos están lanzando agua y agentes extintores desde aviones y helicópteros y también desde el terreno. 
Pero combatir incendios forestales es algo extremadamente difícil y muchas veces las autoridades se centran en evitar que se esparza, más que en extinguir las llamas que están ardiendo. 
La propagación se puede contener, por ejemplo, cavando fosas en la tierra para crear límites y así evitar que las llamas se propaguen. La prioridad es salvar vidas.
¿Quién está haciendo el trabajo? Los bomberos profesionales son los primeros en la batalla contra el fuego, pero son superados en cantidad por miles de voluntarios. 
También ha llegado ayuda del extranjero: Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda han enviado contingentes de bomberos. 
La Policía, el Ejército y la Marina se han involucrado en los esfuerzos de rescate y evacuación. 
Y el primer ministro australiano, Scott Morrison, anunció recientemente que desplegará a 3.000 soldados de reserva para contener los incendios en el país.

Mirando el cambio climático
El consenso científico es que los niveles crecientes de dióxido de carbono (CO2) están calentando el planeta. Australia se ha vuelto más calurosa en las últimas décadas y se espera que continúe haciéndolo.
Si bien los incendios son parte natural del ciclo climático australiano, científicos han advertido durante mucho tiempo que este clima más cálido y seco contribuirá a que los incendios se vuelvan más frecuentes y más intensos.
Los patrones climáticos más extremos y las temperaturas más altas aumentan el riesgo de incendios forestales y les permite extenderse más rápido y por más terreno.

La vida afectada
Mientras que la gente puede huir de los incendios y puede ser evacuada en caso de necesidad, las llamas son devastadoras para la vida silvestre de la zona afectada. Los canguros, que se mueven rápidamente, pueden por lo general escapar a menos que queden rodeados por las llamas. Los koalas, que andan despacio, suelen perecer en los incendios.
Pero las llamas no sólo matan directamente a los animales. También destruyen su hábitat, dejando a los sobrevivientes vulnerables incluso mucho después de que los incendios se han extinguido. 
Un estudio académico estima que cerca de 480 millones de animales ya se han muerto sólo en Nueva Gales del Sur. Además, se ha perdido un sinnúmero de vacas y ovejas.
Los gigantescos fuegos han oscurecido el cielo y ciudades enteras se han visto recubiertas por capas de asfixiante humo. Las espesas nubes incluso han alcanzado a zonas de las vecinas Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.
Las imágenes de familias metiéndose en el mar para ponerse a salvo causaron conmoción.
Para muchos, el futuro es incierto. No saben si sus casas siguen en pie, cuándo podrán regresar y, sobre todo, cuándo se acabará esta hecatombe, con todo lo que queda de verano. “La ciudad quedó a oscuras”, dijo  Justine Donald, de 40 años, propietaria de un hotel en Batemans Bay. “Todo estaba negro, naranja y el aire era tan denso que no se podía respirar. Pensabas que ibas a ahogarte”, recordó. 

Estiman que murieron 480 millones de animales

Australia sufre incendios forestales de una envergadura y alcance sin precedentes: desde septiembre se quemaron más de 6 millones de hectáreas y perecieron al menos 480 millones de animales calcinados por las llamas o muertos por la falta de alimentos y refugio, según un estudio de la universidad de Sidney. 
La cifra se refiere solamente a una gran parte de los mamíferos, aves y reptiles que habitan en el estado de Nueva Gales del Sur, que con sus 36.000 kilómetros cuadrados de terrenos calcinados, es el más afectado por las llamas.
“Es un desastre sin precedentes desde el punto de vista de la fauna”, dijo a la agencia de noticias Efe Chris Dickman, ecólogo de la Universidad de Sidney, quien recalcó que sus cálculos excluyen a insectos, peces, ranas y algunos mamíferos como los murciélagos.
 “Algunos de los animales han podido morir en los incendios, otros habrían volado o se han enterrado en el subsuelo”, añadió Dickman al subrayar que “el peligro es cuando regresan o salen a la superficie y no encuentran comida o se encuentran con zorros o gatos que los acechan”.
Dickman, quien fue presidente de la Sociedad Australiana de Animales y del Comité Científico de Nueva Gales del Sur, y su equipo de la Universidad de Sidney, hicieron la estimación apoyándose en un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF,  por sus siglas en inglés) de 2007 sobre el impacto de la tala de árboles en los animales.
Ese trabajo de WWF combinó los datos de la superficie de deforestación con los de otros estudios sobre la densidad de población de mamíferos en Nueva Gales del Sur, una fórmula que el equipo de Dickman utilizó para alcanzar su estimación.
El experto señaló que extrapolando los resultados al conjunto del país, la cantidad de animales afectados podría alcanzar los mil millones. Unos ecosistemas difíciles de reconstruir
El impacto de los incendios no se sabrá a ciencia cierta hasta que los científicos puedan entrar en las zonas calcinadas, pero ya se calcula que el daño es inmenso por el desequilibrio causado en los ecosistemas, donde muchas de las especies afectadas contribuyen a la polinización de plantas o al transporte de semillas, entre otros. 
Dickman señaló que la recuperación de las zonas quemadas puede verse afectada por la ausencia de estas especies que desempeñan un papel clave en la salud de los distintos hábitats.
“Si los ecosistemas afectados están aislados puede que pasen muchos años antes de que algunas especies regresen. Hay muchos reptiles y mamíferos que no tienen mucha movilidad. Y puede que algunos no regresen nunca”, dijo el ecólogo.
Según el experto, otros ecosistemas que no fueron tomados en cuenta también se verán afectados, como los ríos, que verán una degradación de la calidad de sus aguas, lo que tendrá consecuencias en las fuentes de comida de los animales. 

Evacuación de miles de turistas por mar

En el punto álgido de las vacaciones de verano, las autoridades han aconsejado a decenas de miles de veraneantes y residentes que abandonen los parques nacionales y las zonas turísticas de la costa de Nueva Gales del Sur, donde se decretó el estado de emergencia. En Victoria, los buques de guerra Choules y Sycamore comenzaron las evacuaciones de alrededor un millar de las 4.000 personas varadas en una playa de la aislada ciudad de Mallacoota. Está previsto que en la operación sean rescatados los 4.000 vecinos y turistas que están varados desde hace días en esa playa. Los militares regresaban ayer a Mallacoota, una de las localidades de la zona más expuestas al fuego, ya que las temperaturas ascenderían a más de 40 grados, el nivel de humedad será bajo y los vientos serán erráticos e impredecibles. Las carreteras están bloqueadas, el transporte marítimo y algunos puentes aéreos son la única forma de salir de la ciudad afectada, aunque el intenso humo impidió que despegaran aviones el viernes.