Antonella en el día 3 de aislamiento: Agudizar el ingenio para entrenar

martes 24 de marzo de 2020 | 18:22hs.
Antonella Olivera
Antonella Olivera
Damián Cunale

Por Damián Cunale dcunale@elterritorio.com.ar


Antonella Olivera pasa sus horas de aislamiento en el quincho de la casa familiar en su San Javier Natal. Ella volvió de los Estados Unidos, luego de vivir allí varios meses, el sábado, previo paso por México y Chile, en una travesía que aquí ya hemos contado. Desde entonces pasa sus horas en ese lugar. No presenta síntomas de ningún tipo que puedan relacionarse con el coronavirus, pero por disposición nacional debe cumplir los 14 días de aislamiento. Para no aburrirse, es importante agudizar el ingenio.

Antonella practica hace varios años Longboard Down Hill, y su estadía de varios meses en el norte del continente tenía que ver con esta actividad. Hasta allí para practicar Snowboard y otros deportes similares. La pandemia la obligó a volver, y a encerrarse. Pero no puede detener su pasión por las tablas. Y por ello hoy, aislada de sus seres queridos, dedica parte de su tiempo a entrenar con una “balance board” que ella misma se armó.

“Yo practico Longboard Down Hill, y me fui a los Estados Unidos a practicar snowboard que es un deporte muy parecido”, explica Antonella a través de mensajes de audio, una de las formas de contacto en este contexto de cuarentena general.

Como sabía que le esperaban días largos de encierro, buscó asegurarse tener a mano su pasión antes de llegar al sitio dónde debería pasar estos días. “Antes de llegar le pedí a mamá si me podía dejar mis tablas (en el quincho), y con eso me hice un balance board. Que se arma con una tabla y un cilindro abajo, y es para hacer equilibrio. Es una forma para entretenerme, pasar el tiempo, entrenar y no perder la constancia”, contó Antonella.


Contacto con los que siguen allá

A través de mensajes también se mantiene conectada con quienes siguen en los Estados Unidos, amigos que no pudieron volver y hasta gente a la que no conoce, que llegan a ella por distintos medios para pedirle consejos sobre como hizo para regresar a la Argentina.

“Estoy en contacto con amigos de Estados Unidos, algunos que son de allá y otros que están porque no pueden salir por que son de Perú o Uruguay. Me contaron que además de no poder salir, ahora están sin trabajo”, contó.

La travesía de Antonella para volver a la Argentina, cuando todos los vuelos estaban empezando a suspenderse y los aeropuertos a cerrarse llegó a mucha gente. Y hoy le escriben argentinos desde México o Miami para preguntarle como fue que hizo para llegar hasta su casa. “En estos días hablé con gente varada en México, con un papá que está varado con su hijita y me pidieron información de como hice para conseguir volver. Ellos están desesperados así que los trate de ayudar como pude con algunos consejos. Lo mismo con otra gente que está varada en Miami. Todos preguntándome como hice para llegar hasta acá”.

Descripción de la foto
Antonella Olivera con sus pasajes en mano para volver a Argentina. | Foto: Gentileza

Los controles

Antonella llegó a San Javier el sábado. Cansada, así que lo primero que pudo hacer, además de aguantarse las ganas de abrazar a sus padres, fue descansar. Esto luego de dar aviso a la Policía de Misiones, y a Salud Pública, de que ya estaba en destino. Lo hizo a través de una llamada telefónica, en la que además debió dar alguno de sus datos personales e información sobre a donde estuvo en los últimos 15 días.

Al otro día, ya descansada, se dedicó a acomodar sus cosas y a lavar sus cosas. Y luego llegó el turno del primer control médico. “Vinieron tres chicas de Salud Pública con barbijos y aguantes, me vinieron a ver al quincho. Les abrí y me alejé. Ellas me pidieron que mantenga distancia e ingresaron. Me tomaron los datos, donde estuve y si tenía síntomas como tos, dolor de cabeza o fiebre, los típicos del coronavirus. Les dije que no tengo ninguno”, relató Antonella. 

Luego “me pasaron un termómetro, envuelto en algodón para que me tome la fiebre. Y me avisaron que vendrían entre una o dos veces por semana. Antes de irse limpiaron todo lo que toqué con alcohol y me sacaron una foto para dejar tranquilo al pueblo de que estoy cumpliendo la cuarentena, porque acá estaban muy preocupados todos con eso”.

Los controles se repetirían de dos a tres veces por semana, para chequear que ella siga como hasta ahora, que es lo que esperamos todos, que los síntomas de la enfermedad no aparezcan, y que en 11 días más pueda estar dándose el abrazo tan esperado con sus padres. Mientras tanto, vamos a acompañar desde este espacio esos días de aislamiento obligatorio.