2019-11-09

Colón no pudo alcanzar la gloria e Independiente del Valle es el campeón de la Copa Sudamericana

Independiente del Valle, de Ecuador, con el misionero Richard Schunke, se coronó por primera vez campeón en la Copa Sudamericana tras superar a Colón de Santa Fe por 3 a 1.

La epopeya fue la migración de 40.000 hinchas de Colón a Asunción. Lo inolvidable pasó por lo sentimental, no por lo deportivo. El equipo no pudo devolver ese apoyo masivo con una producción futbolística que les hiciera feliz el regreso.

La peregrinación de vuelta a Santa Fe será con la decepción y la tristeza de una derrota que impidió que Colón ganara su primer título en 114 años de vida. La espera se extenderá. No fue posible porque le ganó un rival que fue superior, que estableció ventajas antes y después de un diluvio que obligó a una suspensión de 55 minutos cuando se disputaban 31 de la primera etapa.

Fue una final inédita, llena de singularidades. Porque la Conmebol rompió con la tradición de definiciones a doble partido y dispuso que esta Copa Sudamericana fuera la primera competencia continental resuelta en un solo encuentro en estadio predeterminado.

Apenas comenzó el partido, las nubes negras que anticiparon la noche descargaron un diluvio. En media hora, la cancha se llenó de espejos de agua, imposible seguir, la pelota quedaba empantanada. Seis minutos antes de la interrupción dispuesta por el árbitro brasileño Raphael Claus, Independiente del Valle se había puesto en ventaja por la única vía posible en ese momento: la vía aérea. El volante argentino Cristian Pellerano ejecutó desde la derecha un tiro combado que cabeceó el zaguero central León, perdido en la marca por Ortiz. En medio de una cortina de agua, la pelota pasó entre las piernas del arquero Burián.

En pleno aguacero, los jugadores fueron a los vestuarios y entraron el personal auxiliar con secadores para sacar el agua hacia los costados y perforar la cancha con elementos de punta para facilitar el drenaje.

Colón había salido a esperar y especular con el contraataque ante un adversario con más posesión y buena circulación. Los ecuatorianos desnivelaban por los costados, con Dájome por la derecha y Jhon Sánchez por la izquierda. Este último, cuando a Colón lo le quedó más alternativa que adelantar las líneas para buscar el empate, armó una réplica por banda que definió para el 2-0.

Porque estaba acostumbrado a remar desde atrás en esta Sudamericana, Colón salió decidido en la segunda etapa. Tuvo una señal positiva que no aprovechó. El árbitro cobró un muy dudoso penal a Morelo, a pesar de que desde el VAR le recomendaron que revisara la acción en el monitor. Se mantuvo en su decisión y el Pulga Rodríguez, que en Belo Horizonte había regalado un exquisito penal con toque y sonrisa incluida, esta vez optó por una larga carrera y un remate fuerte a media altura que atajó Pinos.

Lavallén intentó más profundidad con los reemplazos de los dos laterales por Ortega y Esparza; luego sumó otro delantero, Chancalay, incisivo y desequilibrante en el uno contra uno. Pero Independiente demostró ser muy competente para jugar y defender; un equipo bien trabajado, más allá de los arrestos agónicos de Colón.

Emanuel Olivera marcó el descuento cerca del final y Cristian Dájome cerró la faena. En las tribunas, a los estoicos hinchas sabaleros les pesaba más el alma que las ropas empapadas. En un final frenético, con descuento y sentencia del 3-1, la multitud aplaudió a sus jugadores. Una última y memorable postal.

Nota relacionada:
Schunke: “Una vez que se entra a la cancha, lo de afuera no importa”
Te puede interesar