Posadas nació desde el río, pero su gente se encargó de llevar sus historias tierra adentro. Los nombres de sus barrios surgen de situaciones, instituciones, vecinos destacados, próceres o de las características físicas del terreno. Como decisión urbanística o iniciativa propia, los barrios destilan una identidad particular que se entreteje para formar la personalidad diversa de la ciudad. El tiempo cambia su fisonomía o directamente lo borra del mapa, pero sus historias permanecen y se resignifican en la memoria de los nuevos habitantes.