2019-03-14
Perpetua para femicida de joven embarazada
Marcelo Gustavo Castillo (32) admitió en un juicio abreviado que mató de
un balazo a su concubina embarazada de cinco meses, Sonia Marisa
Viviana Fayón (21), a principios de abril del año 2013, y aceptó una
condena de prisión perpetua que deberá homologar el Tribunal Penal Dos
de Posadas.
Lo hizo ayer al mediodía, menos de 24 horas antes de que se inicie el
debate oral que lo iba a sentar en el banquillo de los acusados.
Una historia desmentida
El femicidio fue cometido el 6 de abril de 2013 en colonia Línea Cuchilla, zona suburbana de la localidad de Ruiz de Montoya.
Castillo, que en ese momento tenía 27 años y se autoproclamaba el mejor
olero de la zona, mató a Fayón de un disparo en la cabeza con una
carabina calibre 22. Después pretendió recrear la escena de un supuesto
suicidio, pero en ese punto recién cobraron preponderancia las alertas
familiares que había emitido ella después de cada golpiza que el hombre
le daba. Su familia confirmó los sometimientos y la pesquisa tuvo un
giro rotundo con la consecuente detención.
De acuerdo a las crónicas de la fecha, el crimen se conoció a raíz del
llamado del dueño de una olería alejada del movimiento urbano.
En ese predio vivía Castillo junto a Fayón -en calidad de cuidadores- y
ese día el hombre llegó de manera intempestiva -dijo- hasta su propiedad
afirmando que ella se había quitado la vida.
Cuando los uniformados llegaron fueron recibidos por el ahora condenado,
quien visiblemente angustiado relató una breve historia que al
principio pareció creíble pero después se cayó por completo.
En el piso, sobre un charco de sangre estaba el cuerpo de Viviana, a
pocos metros sus dos hijas (de tres y cuatro años) y al lado de su mano
izquierda el rifle de aire comprimido modificado, calibre 22, con el que
supuestamente se disparó.
El hombre -de acuerdo al expediente- dijo que se había dado cuenta del
'suicidio' de su mujer cuando regresó a la casa proveniente de una
fiesta a la que había asistido con las niñas. Días después los
familiares de la víctima sembraron las primeras dudas.
El papá de Sonia dijo que no estaba seguro de que su hija hubiera
querido quitarse la vida, agregando que siempre había tenido una muy
mala relación con Castillo, que incluía golpes y amenazas de muerte.
La progenitora ofreció un testimonio similar, con secuencias de golpes y
maltratos fisicos y verbales durante muchos años. Lo mismo declaró el
hermano de la víctima y fue suficiente para lograr un giro en la
investigación.
Durante la etapa de instrucción de la causa, iniciada por el destituido
juez Éctor Acosta y finalizada por el magistrado Osvaldo Lunge, se
sumaron elementos de prueba suficientes para acusar a Castillo por la
muerte de Viviana.
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