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El ángel de la inclusión

domingo 24 de diciembre de 2023 | 3:42hs.
El ángel de la inclusión
El ángel de la inclusión

La inestable mañana perdía su colorida textura en la ciudad de Oberá. El cielo amenazaba con su gabán oscuro desmintiendo los pronósticos más optimistas. La prolongada sequía ya había preparado su equipaje. Un ventarrón aventurero podaba apresurado las flores de un frondoso jacarandá, tejiendo en segundos, una vistosa alfombra azul violácea en la vereda. Vistió su atuendo grotesco el trueno quien, gruñendo desaforado y sin inhibiciones, abrió las compuertas del cielo para diseminar la bendición más esperada por los productores: el diluvio. Cristales a granel saltaron al vacío acompañado de rebeldes descargas eléctricas que atemorizaban la urbe. Los techos de zinc resistieron la embestida de la madre naturaleza generando un sonido ensordecedor y ambiguo: aterrador para algunos, somníferos para otros. El obeso aguacero de diciembre conquistó las calles transformando su sosegada planicie en torrentosos arroyos.

En su casa del Barrio Cien Hectáreas, Samuel observaba expectante por la ventana. Sentado en su silla de ruedas, el niño de doce años apretujaba ansioso una Biblia. Temía que el mal tiempo impidiese su presencia en la escuelita bíblica de la Iglesia Cristiana “Dios es la Salvación”. Años atrás un accidente de tránsito lesionó su médula espinal ocasionándole una paraplejia permanente. Desde entonces Samuel aferró su vida a la fe.

- Mamá ¿Le podés preguntar al tío si me puede llevar al Templo en su camioneta? -indagó el niño angustiado-. Hoy leen la lista de los que van a participar del Pesebre Viviente en esta Navidad. Me gustaría que me elijan este año, en lo posible para hacer de pastorcito.

- Sí hijo -respondió la madre mirándolo con ternura-. Ya le escribí un mensaje a tu tío y está en camino.

Ramón alzó a su sobrino con cuidado, lo acomodó en el asiento del acompañante, cargó la silla de ruedas en la cajuela de la vetusta pick ap fletera y marchó lentamente con destino al Templo.

Frente al Culto, el maestro Julio abrió su paraguas y corrió de inmediato a ayudarlo. El barro colorado es un obstáculo cruel para las ruedas de la silla y los aros de empuje.

-¡Cuánto me alegra que hayas venido Samuel! -Le dijo su maestro mientras cargaba la silla de ruedas a un lugar seco y seguro-. A pesar del mal tiempo todos tus compañeritos se han acercado. Dios nos bendice con esta lluvia y con la presencia de ustedes.

Luego de una oración inicial, el maestro comenzó a explicar que el Pesebre Viviente es una representación escénica del nacimiento de Jesús en un establo de Belén, con el atuendo de la época y de acuerdo a lo que describen las Sagradas Escrituras.

- Voy a leer la lista de los actores que formarán parte de esta representación-vociferó Julio generando un tsunami de expectativas-. José, María y el niño Jesús serán representados por la familia Zachajoski: el hermano Mario y su esposa participarán del Pesebre junto a su bebé, Isaías, que sólo tiene un mes de vida. De nuestra escuelita bíblica los Magos de Oriente serán representados por Mateo, Lucas y Casimiro. Los pastorcitos serán Miguel, Tadeo, Juan y Gastón. Este año el Pastor me permitió incorporar pastorcitas, así que Rebeca, María, Cecilia y Ana también formarán parte del elenco. Además, como todos los años, traeremos algunos animales de granja que estarán bajo mi resguardo. Los que no fueron nombrados ayudarán a ornamentar el lugar.

El corazón de Samuel se atomizó en segundos. Sus lágrimas bulleron como un géiser islandés. Por quinto año consecutivo el niño no formaba parte del Portal de Belén. La decisión le punzaba el alma.

Mientras lloraba desconsoladamente ingresó, por la puerta principal del salón, el Pastor Antonio. Al ver al niño entre sollozos acudió hasta él:

- ¿Qué te pasó Samuel? ¿Por qué estás llorando?

- Porque nuevamente me dejaron afuera del Pesebre Pastor -respondió el niño cabizbajo.

- Tranquilo hijo. El año que viene seguramente serás escogido -presagió el servidor de Dios mientras lo tomaba del hombro.

- Todos los años la respuesta es la misma Pastor. ¿No será que mi silla de ruedas es el impedimento principal? Siento que no quieren un paralítico en la representación -y secando sus lágrimas con la mano miró con tristeza a Antonio-. En la época de Jesús había paralíticos. Él mismo los curó ordenando que se levantasen y marchasen a sus hogares después de perdonarles los pecados. También sanó a ciegos, sordos mudos, leprosos y endemoniados. Si los enfermos y discapacitados son parte importante en la vida de Jesucristo ¿Porqué todos los años no me dejan ser parte en la representación de su nacimiento? ¿Acaso Jesús no dijo “dejad que los niños vengan a mí, porque el Reino de los Cielos es de quienes son como ellos”? Si esto ha dicho el Señor ¿Por qué me impiden acercarme a Él en cada Navidad? Algún día, cuando Jesús me llame a su Reino, ingresaré caminando al cielo para recibir su bendición y ya no necesitaré de esta silla para movilizarme.

El Pastor quedó sorprendido con las reflexiones y fundamentos del niño. El silencio lo abrazó por varios segundos. Consideró que las palabras del joven estaban, indudablemente, inspiradas por el Espíritu Santo. Raudamente tomó una silla de plástico, se sentó junto a él, abrió su Biblia y comenzó a leer el Evangelio según San Lucas:

- “En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar su rebaño de ovejas. De pronto, un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió con su luz y se llenaron de temor, pero el ángel del Señor les dijo: No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia que será de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”

Luego de la Lectura del Evangelio, el Pastor abrazó emocionado al niño. Como servidor de Dios sintió responsabilidad por excluirlo tantos años del Pesebre Viviente:

- Samuel, te pido perdón por nuestra actitud indiferente. Dios me ha mostrado hoy a través de tu reflexión cuán grande es Él. Me gustaría que este año representes al ángel del Señor, aquel que anunció a los pastores el nacimiento del Mesías y subió a los cielos alabando a Dios.

Samuel se quebró nuevamente en llantos. Por primera vez su madre le confeccionaría un atuendo para participar en la representación navideña. Su inclusión fue una justa decisión y sus compañeros se regocijaron al conocer la noticia. El Pastor incorporó en la actuación del niño un libreto más, para que el ángel a viva voz concluyera el Pesebre con una cita bíblica del Apóstol San Juan: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros...”          

 

Juan M. Rodríguez                                    

2° Mención del Jurado del XI “Concurso Internacional de Cuentos Navideños” de la Fiesta Nacional de la Navidad del Litoral. El autor es de Posadas, Misiones

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