Un logro que podría beneficiar la vida humana

miércoles 12 de diciembre de 2018 | 5:00hs.
Un logro que podría beneficiar la vida humana
Un logro que podría beneficiar la vida humana

Por Gerardo Schafer sociedad@elterritorio.com.ar

Podría parecer el título de una película en la que el protagonista es un científico loco que experimenta al mejor estilo de Frankenstein, pero nada de eso, la noticia es cierta y busca avances médicos para la humanidad. Por medio de un xenotrasplante (de una especie a otra), dos monos babuinos que recibieron corazones de cerdos lograron sobrevivir por más de seis meses. Esta mejora llega desde la Universidad de Munich y, con los esfuerzos anteriores, trae a los trasplantes de corazón de cerdo a humano un paso más cerca.
En 1964, el cirujano James Hardy realizó el primer trasplante de corazón de la historia. Aquella operación fue también la primera en que se colocaba el corazón de un individuo de una especie en otra, porque el donante involuntario era un chimpancé. El humano al que se trató de salvar la vida no llegó a sobrevivir dos horas después de la intervención. Desde entonces, cirujanos y científicos han tratado de desarrollar métodos para hacer posible el uso de órganos de animales en humanos, pero hasta ahora no lo habían logrado por dificultades técnicas.
Como explican en la revista Nature, Matthias Längin, uno de los responsables del avance, se propuso extender la supervivencia de los babuinos que reciben trasplantes de corazón. Basaron su procedimiento en un protocolo de inmunosupresión que evita que el sistema inmunitario del babuino rechace los corazones de los cerdos y utilizaron cerdos que habían sido modificados genéticamente para reducir las reacciones inmunitarias entre especies.
Una crítica común del xenotrasplante es que los protocolos de inmunosupresión requeridos son demasiado tóxicos para el uso en humanos. Sin embargo, este nuevo método utilizado por los autores parece haber sido bien tolerado por los babuinos, sin que se hayan desarrollado infecciones importantes relacionadas con la inmunosupresión. Por lo tanto, también podría ser seguro para su uso en humanos, siempre y cuando el xenotrasplante haya avanzado lo suficiente como para permitir ensayos clínicos iniciales.
De los cinco babuinos trasplantados, uno desarrolló complicaciones y fue sacrificado después de 51 días. Dos vivieron sanamente durante tres meses: el punto final designado originalmente del experimento. A los dos restantes se les permitió sobrevivir por poco más de seis meses, antes de ser sacrificados.
Los autores utilizaron un proceso optimizado para preservar los corazones de los cerdos durante el trasplante. Típicamente, los órganos se mantienen sumergidos en una solución de almacenamiento enfriada con hielo. Sin embargo, el tejido puede dañarse cuando la sangre se recircula a través de él. Los investigadores encontraron que la duración de los órganos después del trasplante podría mejorarse bombeando intermitentemente una solución oxigenada a base de sangre que contiene nutrientes y hormonas a través de los corazones a 8 ° C durante el procedimiento.
Se dice que Norman Shumway, el gran pionero del trasplante de corazón, creía que el xenotrasplante es el futuro del trasplante y siempre lo será. El progreso realizado por Längin y sus colegas acercan el xenotrasplante clínico del corazón más cerca de convertirse en una realidad.
Como tal, es hora de reconsiderar qué resultados preclínicos deben ser requeridos antes de que puedan iniciarse los ensayos clínicos de cerdo a humano.
Las recomendaciones descriptas por la Sociedad Internacional para el Trasplante Cardíaco y Pulmonar en 2000 sugieren que los ensayos clínicos podrían considerarse una vez que el 60% de los primates que reciben trasplantes de corazón de cerdo puedan sobrevivir durante tres meses, con al menos diez animales sobreviviendo durante este período de tiempo y con algún indicio de que es posible una mayor supervivencia.
El estudio actual va de alguna manera para cumplir con estos criterios. Sin embargo, parece probable que las autoridades reguladoras, como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, requieran un período de seguimiento más prolongado y un mayor porcentaje de experimentos exitosos antes de permitir los ensayos en humanos.