Se duplicó la venta de genéricos en farmacias por búsqueda de precios

domingo 24 de marzo de 2019 | 5:00hs.
Marcelo Peretta - Sindicato de Farmacéuticos
Marcelo Peretta - Sindicato de Farmacéuticos
Daniela Cortés

Por Daniela Cortés Corresponsalía Buenos Aires

La crisis económica que no afloja  generó cambios de conducta en las familias para tratar de cuidar el bolsillo. En los supermercados crecieron los consumos de segundas y terceras marcas. Se prescindió de todo gasto que no sea indispensable, como salir a comer a un restaurante o comprar alguna ropa que no sea estrictamente necesaria. En las farmacias también se sintió durante todo el año pasado y lo que va de este 2019 una disminución en la venta de medicamentos, según lo reflejan los registros del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos.
El Territorio dialogó con el secretario general de la entidad, Marcelo Peretta, y  explicó que “la crisis en las farmacias se sintió de los dos lados del mostrador. Del lado de adentro, porque el año pasado debieron cerrar 200 farmacias en todo el país,y del lado de los clientes, porque hoy se están vendiendo 100.000 cajas menos de medicamentos por día, si lo comparamos con lo que se dispensaba en el 2017”.

¿Qué reacciones están notando en las farmacias por parte de la gente ante el aumento del precio de los medicamentos?
La gente llega al mostrador de la farmacia con su receta y lo primero que pregunta es el precio de lo que necesita. Cuando el remedio cuesta 900 pesos, dice ‘gracias, después vuelvo’, y la mayoría no regresa más. Esto lo medimos como receta caída y notamos un crecimiento constante de estas prescripciones médicas que no llegan a concretar la compra en la farmacia.
Otra conducta que estamos viendo es que muchas personas que deben tomar  medicación diaria lo están haciendo día de por medio por una cuestión de economía. Por ejemplo, medicaciones que son para la presión arterial, colesterol, diabetes o asma, que deben tomarse diariamente, la siguen tomando, pero no todos los días. Esto reduce la efectividad de esa medicación y afecta el cuidado de la salud de esas personas.
Así como en los supermercados, muchos acuden a las segundas o terceras marcas que son mas económicas. ¿Cuál es la forma de ahorro que notan en las farmacias?
En medicamentos no hay segundas marcas como en los supermercados. Hay  genéricos, que todos tienen la misma droga y el mismo control de calidad, pero difieren en sus precios.
Ahí la gente puede optar por algún laboratorio que ofrezca la medicación a un precio menor. Eso se está viendo cada vez más, que ya no importa tanto la marca del  laboratorio sino el precio del remedio porque, a través de un genérico, la gente se puede ahorrar hasta un 40 por ciento en el precio de la misma medicación.

¿Esto significa que aumentó el consumo de medicamentos genéricos?
Sí, pero acá hay una cuestión a explicar. El índice de consumo de genéricos en nuestro país es bajo y fluctúa entre 6 y 8 por ciento. Sin embargo, midiendo los meses de enero y  febrero además de lo que va de marzo, creció al 12 por ciento. Esto significa que se duplicó porque a la gente no le alcanza la plata para elegir la marca que antes consumía y opta por el genérico.

¿Por qué, mas allá de la crisis económica, sigue siendo tan bajo el nivel de consumo de medicamentos genéricos?
Porque los laboratorios hacen lobbys muy fuertes y premian a los médicos que en sus recetas ponen la marca. El Estado no controla como debiera esta cuestión y sucede que los poderosos siempre terminan haciendo sus buenos negocios.
Los médicos reciben premios por parte de los laboratorios por recetar marcas. Esto es absolutamente ilegal, pero sigue pasando. El médico está obligado a prescribir genéricos. Pero muchos no lo cumplen.

¿Cómo afecta la crisis económica al consumo de medicamentos en las farmacias?
El impacto de la crisis en el sector farmacéutico tiene dos aristas. Por un lado afecta a las economías de las farmacias, porque, como consecuencia de la suba constante en el precio de los medicamentos, mucha gente dejo de comprarlos. Por lo tanto, la facturación de las farmacias bajaron al punto de que muchas tuvieron que cerrar.  En ese sentido nosotros tenemos registro de que el año pasado cerraron 200 farmacias en todo el país. Esto es un dato negativo, porque implica que bajaron sus persianas 200 lugares de trabajo y por la tanto quedaron sin empleo las personas que allí se desempeñaban y esto está enmarcado en las 9.000 pequeñas y medianas empresas que se fundieron el año pasado. La otra arista pasa por la disminución de venta de medicamentos.

¿Cómo se refleja esta crisis en las cifras de venta de medicamentos?
Los precios de los medicamentos aumentaron por encima de la inflación y la mayoría de la población dejó de comprar medicamentos al ritmo que lo hacía hasta el 2017. Hoy, según nuestros estudios, sabemos que se están vendiendo 100.000 unidades de medicamentos menos por día.
Esto significa que se dispensan 100.000 cajas de todo tipo de medicamentos menos diariamente y que el 80 por ciento de esa disminución corresponde a drogas que se venden bajo receta médica.
Además, muestra un dato crítico de la actualidad que esa disminución de venta, en su mayoría, significa que la gente que necesita tomar un remedio porque el médico se lo recetó, no lo está pudiendo comprar.
No bajó la automedicación porque sólo el 20 por ciento de disminución corresponde a medicamentos de venta libre.

Además de la inflación, ¿hay algún otro factor que influya en la constante suba de los precios de los medicamentos?
Sí. Esto también se debe a la falta de una política sanitaria y a la gran ausencia del Estado en este rubro tan delicado para la salud de la población. Se dejó librada al azar la regulación por parte de los laboratorios sobre los precios de los medicamentos. Eso se refleja en la decisión de reducir un Ministerio de Salud al rango de Secretaría que, en consecuencia, implicó una reducción drástica de su presupuesto.

¿Qué pasa con los jubilados que es parte de la población que más compra en las farmacias?
La situación de nuestros abuelos, en materia de acceso a la medicación, es muy crítica. Un jubilado gasta un promedio del 35 por ciento de sus ingresos en medicamentos. Si tenemos en cuenta que el precio de los remedios subió por encima de la inflación y que los ingresos de los jubilados no tuvieron ese crecimiento, no es muy difícil darse cuenta que la mayoría de la tercera edad no puede comprar los medicamentos que necesitan para cuidar su salud.