Ir al supermercado se volvió un desafío con la inflación galopante en Argentina. La forma de comprar está mutando y las familias ya no eligen los alimentos que van a consumir, sino que llevan lo que pueden y alcanza.
Significa un cambio importante en las finanzas del hogar, que se suma a los demás cambios de hábito y de rutina ante la crisis económica. Es que como lo publicó El Territorio días atrás, la gente está cambiando hábitos, ya no se puede dar “lujos extras”, como ir al gimnasio o viajar en las vacaciones, y tampoco comprar productos de primera marca.
En un reciente estudio de la consultora privada Taquion, se argumenta que “el 82,5% de las personas compra lo que puede en el supermercado y no lo que realmente quiere”.
Asimismo, de acuerdo a lo consignado por Ámbito.com, el documento arroja que el 53,1% de los ciudadanos cree que el país es poco confiable, y que debido a la crisis, el 78,6% de las personas debieron cambiar a segundas marcas por la crisis.
No es menor resaltar como contexto que durante el 2018, la inflación acumulada fue del 47,6%, la más alta en los últimos 27 años. 

Mejor precio que calidad
Los comerciantes de Misiones también ratifican la variación que hubo en los últimos tiempos. Sienten que el consumidor cada vez se cuida más y que aunque quisiera, no le alcanza el dinero para comprar más de lo que se lleva.
Nelson Lukoski, integrante de la Asociación de Comerciantes Posadeños, indicó a este medio que “estos cambios empezaron a verse en octubre, y se fueron incrementando con el tiempo”.
“La gente busca precios cuando antes buscaba calidad y marcas, ya es sabido que ahora sólo se llevan segundas marcas, nada de primeras”, dijo.
También añadió que “cuando compran, los ves constantemente haciendo cuentas en el negocio para ver si llegan con la plata”.
En tanto, Ismael Ortigoza, presidente de la Cooperativa de Almaceneros de Posadas, destacó que “se nota que el sistema de compras dio un cambio total”.
“La mayoría de la gente lleva sólo lo que va a consumir en el día, de a poquito, y antes se surtía, se llevaban de todo”, argumentó.
En esa línea, explicó “al que le sobra un poquito a fin de mes, los ves llevando una bolsa de harina grande por ejemplo, como para tener, pero en general compran lo del día y lo que alcanza, nada de más”.

Bajar el consumo
Como lo había planteado este medio de forma previa, la situación económica del país golpea fuerte al bolsillo de las familias misioneras, que pese a contar con ingresos mensuales, no logra cubrir todos los gastos cotidianos.
Carlos Moraiz, comerciante de Bernardo de Irigoyen, advirtió que “uno a diario con la compra que hace la gente ve que la situación está complicada, porque se especula más, compran menos cosas, el que compraba para un asado cada domingo hoy con suerte compra para un asado al mes y hay clientes de siempre que ya dejaron de comprar directamente”.
“Tengo un negocio de barrio y se nota a nivel general la crisis, esto es una cadena que incluye al empresario, comerciante, trabajadores formales e informales, porque al haber poca rentabilidad se reducen empleos, la inflación y los tarifazos hacen que no te alcance la plata y aquella persona que antes podía reparar la casa, mantener el auto o mandar a cortar el pasto ya no lo puede hacer”, sentenció.
Sebastián Haas, empleado en Leandro N. Alem, contó que “en estos últimos años hemos ido bajando mucho el consumo para que nos alcance: por ejemplo antes comprábamos fideos y productos de primera marca, hoy vamos y compramos fideos en paquetes grandes y de segundas y terceras marcas”. 

Trueque en el súper
Por otra parte, Ismael Ortigoza mencionó que muchos de sus clientes están teniendo serios problemas para llegar con el dinero, por lo que él también trata de darles una mano.
“Cuando no tienen plata, me traen ropitas o calzados viejos, que les quedaron, entonces los pongo a la venta con precios muy baratos y a cambio le doy mercadería”.
“Son cosas viejas, no podés vender a mucho precio, pero de igual forma le doy paquetes de alimentos porque son familias que realmente necesitan y muchos de ellos son clientes de años, entonces es una forma de ayudar también”, adujo.
Asimismo, contó que muchos vecinos llegan con empanadas y pastelitos los fines de semana que se ponen en exhibición en el almacén para la venta.
“Hay poca plata circulando, los sueldos no alcanzan, hay que ayudarse para tratar de salir un poco de la situación difícil”, aseveró.

La carne vacuna sufrió una suba interanual del 68 por ciento

 En el primer bimestre del año hubo un aumento de 68% interanual en los precios de carne vacuna, según un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
De acuerdo a lo que consignó Ámbito.com, esto ocurre luego de que los precios quedaran rezagados durante 2017 y 2018, lo cual generó un aumento del consumo. Aunque ahora la situación se dio vuelta.
“Los precios de los distintos cortes de carne vacuna mostraron, en promedio, alzas significativas del 14,8% en febrero de 2019 con respecto a enero. Y en relación a los valores de febrero de 2018, los precios promedio de la carne vacuna de febrero del corriente año se ubicaron un 68% por encima”, remarcaron.
En ese marco, Damián Di Pace, titular de la consultora Focus Market, destacó que “los precios de hacienda habían quedados rezagados frente a la inflación en 2017/2018 y que eso generó un repunte del consumo de carne vacuna que había aumentado muy poco frente a precios relativos de otros alimentos.
“En 2017 los precios habían retrocedido del 7% al 8% de su valor real y en 2018 del 3% al 5%. Sin embargo en el primer bimestre del año recupera casi un 15% con un 68% de evolución interanual”, destacó.
Asimismo, dijo que se debe tener en consideración que “casi el 80% de la producción de carne se destina al mercado doméstico que, ante estos aumentos, comienza a buscar sustitutos en la carne de pollo o cerdo”.