Por la depresión intentó suicidarse, pero logró salir

domingo 23 de junio de 2019 | 6:00hs.
Walter Mancuello consumió por doce años y se recuperó.
Walter Mancuello consumió por doce años y se recuperó.
Walter Mancuello (34) comenzó a drogarse a los 10 años. Todavía no había terminado la primaria, pero ya conocía el infierno de cerca. Oriundo del barrio Fátima, de Garupá, y proveniente de una familia de escasos recursos, en aquel momento decidió que el consumo era una salida a los problemas. Sus hermanos mayores también se drogaban.
“Empecé tomando alcohol y consumiendo cigarrillos, pero después fui agarrando marihuana, pastillas, cocaína, psicofármacos, de todo”, comenzó relatando a El Territorio. “Cuando empezás a consumir y te empieza a faltar, te metés a robar. Yo a los 10 años ya andaba solo, veía la prostitución y la delincuencia de cerca”, detalló.
En doce años de consumo -desde los 10 y hasta los 22-, Walter estuvo inmerso en ese mundo alucinógeno y letal. “Yo dejé mis estudios, dejé todo lo que quería para el futuro. Pero para cuando me di cuenta ya era adicto a las drogas. Empecé a caer cada vez más bajo, tuve muchos problemas de depresión”, comentó.

Sin retorno
Cuando la adicción puede más, cuando el dolor es tan profundo, ya no hay nada que perder y pareciera que no hay vuelta atrás, el único camino posible es el abandono. Dejarse caer, terminar de perderse, tocar fondo sin saber si hay retorno.
En la mirada de Walter, a pesar de estar recuperado, hay dolor. Hay años de haber estado perdido, desesperado, sin rumbo y con un único propósito: consumir. No importa a costa de qué.
No tuvo pudor en recordar el punto de quiebre que lo llevó a internarse. “Dos veces intenté suicidarme; primero quise ahorcarme y la segunda vez me iba a meter un tiro, agarré un revólver y lo puse en mi boca”, dijo.
“En ese momento me acuerdo que me caí de rodillas y le pedí a Dios una oportunidad, que no quería vivir más así. Me levanté de ahí, me fui a mi casa y le dije a mi mamá que me iba a internar”.
Para su suerte, tuvo el apoyo incondicional de sus familiares, quienes lo llevaron hasta la Fundación Reto. Recuerda que en la primera entrevista solamente atinó a pedir ayuda.
Respecto a los primeros tiempos, en período de desintoxicación, sostuvo que fue lo más difícil por los síntomas de la abstinencia. “Se te revuelve el estómago, comía algo y no podía digerir, devolvía, temblaba, porque sí o sí todos los días me drogaba y me faltaba eso”.
Pero la fuerza de voluntad fue más grande y la decisión del cambio no tuvo vuelta atrás. Hoy, Walter lleva diez años recuperado. Continúa en Reto, pero ya no como un interno en recuperación, sino como monitor de la casa de varones. Hoy su misión es ayudar a otros.
“Cuando yo andaba en ese mundo, pensaba que nunca más iba a salir, por eso llegué a querer quitarme la vida, pero me di una oportunidad porque ya no tenía nada que perder, andaba en la calle tirado. Yo le quiero transmitir a la gente que se den una oportunidad, que hay una puerta abierta a la esperanza, que no todo termina ahí”, concluyó.