El impacto emocional en adolescentes al enfrentar la realidad de la fragilidad humana

Los adultos tienden a subestimar las formas en las que los adolescentes procesan distintos eventos trágicos, por lo que siempre la recomendación es acompañarlos y escucharlos.
lunes 15 de abril de 2024 | 19:00hs.
El impacto emocional en adolescentes al enfrentar la realidad de la fragilidad humana
El impacto emocional en adolescentes al enfrentar la realidad de la fragilidad humana

Luego del siniestro vial ocurrido el jueves en la costanera de Posadas, por el que dos estudiantes de secundario se encuentran internados en estado crítico en el Hospital Madariaga, varios grupos de adolescentes mantienen el tema muy presente entre sus conversaciones. A partir de ello, surgen miedos relacionados a la posibilidad de perder a un amigo o de pensarse a sí mismos en una situación similar.

La psicóloga Noelia Verdun, en diálogo con Acá te lo Contamos, por Radioactiva (100.7), reflexionó que “caer en que esto fue peligroso, fue real y que le puede pasar a cualquiera genera angustia, sobre todo en los adolescentes, que están en una etapa bastante dolorosa”. “A veces uno los subestima y piensa que no sienten, y sí sienten, pero de una manera diferente a los adultos”, señaló.

“En la adolescencia uno no ve las cosas tan cerca, piensa que tiene todo claro y que las tragedias no le van a pasar. En este contexto, llama mucho la atención cómo les pegó a los adolescentes en cuanto a lo emocional, ya que es como caer a la realidad de que esto es grave y que está en juego la vida de sus amigos”, explicó. Al respecto, subrayó “hay que tener cuidado en cuanto a la información que se maneja, lo que habla también del respeto a las familias que están pasando por una situación traumática. Es algo muy doloroso saber que tu hija o hijo corre peligro, más allá del contexto”.

A su vez, puso el foco en la aparición del miedo a perder a un amigo o compañero, motivo por el cual se debe actuar y hablar del tema desde la prevención. “Esto le sirve al adulto también como miembro de la sociedad. Se puede hablar desde el reconocimiento de la imprudencia, como manejar con el teléfono en la mano, ir por un lugar que no corresponde o pasar un semáforo en rojo. No se trata solamente de hablarlo con los adolescentes, sino que la persona en sí tiene que tener cuidado y respetar las leyes de tránsito”, dijo.

“Lo que pasó nos sirve de experiencia a todos, no solo a los adolescentes que les duele. Fue llamativo porque todos se llamaron a la solidaridad de los papás y de las mamás. La gente empezó con cadenas de oración y la fe mueve montañas, también sirve”, ahondó la profesional. “Son varias cosas a hablar: el cuidado, la prevención, las leyes de tránsito, movilizar la fe, tomar conciencia como persona. Toda esta tragedia, de alguna manera, nos tiene que servir como sociedad”, puntualizó.

Si bien los medios de comunicación deben tener precaución en el tratamiento de la información y la difusión de imágenes sensibles, entre los grupos de adolescentes circularon crudas fotografías del momento del accidente. “La imagen siempre nos lleva a la realidad y la crueldad, de lo que sea, no solamente de este episodio. Cuando lo viste, queda instaurado en tu sistema nervioso. Nadie puede borrar la imagen ya vista y cada sujeto la maneja de una determinada manera”, analizó la psicóloga.

En este sentido, profundizó que no es un tema que deba minimizarse, pero sí hablarse explicando que es algo que no debería haberse visto debido a la crueldad de que se filtren imágenes de este tipo, y a la tristeza que genera este evento trágico en los seres queridos. “La imagen, cualquiera fuera el suceso, queda instaurada en los recuerdos y no se va a borrar, pero cada uno la canaliza de manera distinta”, remarcó. Además, indicó que algunas personas pueden tomarlo como un llamado de conciencia, mientras que a otras les produce una angustia terrible, algo que también puede trabajarse.

Asimismo, tuvo en cuenta que “cuando pasa algo cercano o trágico, todos pensamos ‘¿y si me hubiese pasado a mí?’. El miedo a la muerte siempre está latente, de alguna u otra manera, pero cada persona lo vive de forma diferente”. “En este caso, el equipo médico está haciendo todo lo posible, los padres no dejan la sala de espera y hay muchas personas orando por ellos. Todo lo que se hace para salvar la vida de alguien va a traer el miedo a la muerte”, agregó.

Sin embargo, consideró que “hay que posicionarse desde la fe y la esperanza. Insistir en que aunque se vio esto que es la realidad y que puede pasar, hay que salir adelante”. “Las familias de los adolescentes tienen que acompañar y escuchar, y acompañar a las familias que en este momento necesitan del cariño de todos. No es momento de juzgar, sino de ponernos en el lugar de lo que está atravesando el otro”, concluyó.

 

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