Neurólogos del Madariaga atienden unas 25 consultas mensuales por ACV
Ayer se conmemoró el Día Mundial de la Prevención del Accidente Cerebrovascular (ACV). En este sentido, el cuidado de la salud a través de la buena alimentación, los chequeos médicos anuales y la incorporación de actividad física diaria resultan claves para la prevención del cuadro. En este marco, especialistas del Hospital Madariaga de Posadas estiman que más de 25 personas sufren accidentes cerebrovasculares al mes.
En diálogo con El Territorio, el jefe del Servicio de Neurología Clínica del Hospital Madariaga, Hugo Solís, indicó que son cinco los neurólogos en el nosocomio y muchísimas las consultas que tienen de pacientes con accidentes cerebrovasculares en la salud pública.
“En consultorio externo muchas veces vemos las secuelas del paciente que ya sufrió un accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico. Lo vemos para evitar que haya un segundo evento cerebrovascular, actualizar los estudios, ver cómo están el colesterol y la presión arterial. También observamos actividades que realiza el paciente en su vida cotidiana. Aparte de las consultas externas, está el accidente cerebrovascular agudo en el que vemos al paciente a los primeros minutos de tener el ACV”, describió.
Además, explicó que los ACV se dividen, a grandes rasgos, en isquémico y hemorrágico. “El isquémico es aquel en el que una arteria se obstruye, por lo que la circulación sanguínea no llega a distintas áreas del cerebro. De acuerdo a qué área está involucrada con el taponamiento de la circulación, tenemos distintos síntomas. Si la arteria se tapa del lado izquierdo del cerebro, probablemente tengamos a un paciente que tiene dificultad para hablar -afasia- y para mover la mitad del cuerpo. Y están los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos que ocurren cuando se rompe una arteria. Ahí hay un sangrado en el cerebro en el que tiene que intervenir el neurocirujano”, sostuvo el responsable del servicio.
Cualquiera sea el caso, el especialista hizo hincapié en que el tiempo es crítico en una persona que está sufriendo un ACV. “En el sector de neurología hemos hecho un trabajo interno de cuántos ACV agudos hemos atendido en guardia o en piso entre el periodo de agosto del año pasado a agosto de este año. Aproximadamente, el promedio es de 20 a 25 pacientes mensuales. Este número puede ser mayor si pensamos en los nosocomios privados de la ciudad, ni pensar si nos extendemos a la provincia. Es un número alto”, subrayó.
A su vez, puntualizó que entre los principales factores de riesgo detectados en los pacientes atendidos “está a la cabeza la hipertensión arterial, le siguen llevar un estilo de vida sedentario y padecer alguna patología cardiovascular como la arritmia. Hay un síndrome metabólico de hipertensión, sedentarismo y colesterol alto que forman una bomba de tiempo y a la que se suman los malos hábitos como el cigarrillo o la alimentación no saludable”, resumió.
Por otra parte, señaló que la cifra mayoritaria de pacientes son varones en edades que rondan entre los 60 y los 80 años, pero hay casos de pacientes jóvenes y de mujeres jóvenes. “A medida que avanzamos en edad, más posibilidades hay de tener accidentes cerebrovasculares. De nuestros pacientes la gran mayoría están en la sexta, séptima y octava década de vida, pero también aparecen personas muy jóvenes que pueden tener un ACV; tenemos dos pacientes de 15 y 16 años. También hemos tenido mujeres jóvenes con ACV, donde entra en juego la parte hormonal y aparecen las denominadas trombofilias o cuadros cardiovasculares”, advirtió Solís.
En este marco, el neurólogo recalcó que si el accidente cerebrovascular isquémico es detectado en las primeras cuatro horas y media, existe la posibilidad de destapar el vaso sanguíneo obstruido aplicando una sustancia llamada trombolítico. “Lo venimos haciendo desde hace un par de años con un gran éxito y con un cambio de calidad de vida notable. Pacientes que han llegado sin poder mover la mitad del cuerpo fueron dados de alta caminando o con un déficit motor mínimo”, destacó.
Sin embargo, hizo hincapié en que pasadas las cuatro horas y media, no se le puede pasar la sustancia porque está prohibido. “Cuanto más cerca estamos de la media hora del ACV o de la hora, el resultado es algorítmicamente mejor. Cuanto más nos acercamos a las cuatro horas, la respuesta del fármaco es cada vez más escasa”.
Causas y signos
El jefe del Servicio de Neurología Clínica del Hospital Madariaga, Hugo Solís, consideró que un punto de partida para cambiar la estadística registrada es trabajar la alimentación saludable desde los niveles iniciales de la educación. “Hay que incorporar actividad física, desalentar el hábito tabáquico y las comidas que tienen exceso de sodio. Es muy difícil cambiar la dieta en un adulto, entonces deberíamos trabajar con los chicos desde los primeros años de vida para cambiar esta tendencia”, analizó.
De igual forma, repasó algunos signos a tener en cuenta para la detección de un posible accidente cerebrovascular. “Hay altas chances de que sea un ACV si se observa que de golpe a una persona le cuesta hablar o arrastra las palabras. Si vemos que tiene una asimetría en la cara, acompañada de debilidad en los brazos o en las piernas, o si la persona presenta un trastorno de equilibrio en el que le cuesta mantenerse parado. El ACV hemorrágico se manifiesta mucho por un dolor de cabeza intenso, una cefalea que alcanza su pico máximo en muy poco tiempo”, precisó sobre los síntomas previos.
Y cerró: “Si me cuido me alejo de manera notable de la posibilidad de padecer un accidente cerebrovascular. Es fundamental el sostenimiento de la alimentación saludable, el control del colesterol y de la hipertensión y mantener los estudios clínicos al día”.
