Legado infinito que se abre a todos

Finito, un apodo que se convirtió en nombre propio, una figura destacada del básquet nacional, baluarte de la tierra colorada, prócer de la naranja y temible pivote en las canchas.

Ernesto ‘Finito’ Gehrmann, el querido exdeportista misionero de 78 años, tuvo ayer una noche homenaje con la puesta en valor del museo que guarda muchos tesoros de su carrera que se encuentran en el polideportivo municipal que lleva su nombre.

Uno de los deportistas más laureados de la región recorrió su templo renovado. fotos: joaquín galiano

Todo lo que allí se conserva fue cedido por su familia y de esa manera propios y extraños pueden apreciar camisetas usadas en los distintos clubes donde jugó (Tokio, Gimnasia de La Plata, la de la selección nacional y Palmeiras), trofeos, medallas, banderines y fotografías.

En el recorrido por las fotos seguro el visitante se entretendrá por largo rato, porque así tímido como él mismo se describe se codeó con grandes figuras del espectáculo y el deporte como Carlos Monzón. Pero eso es lo de menos, porque además se puede ver a un joven Finito con sus compañeros de clubes y selección, en volcadas geniales y vistosas jugadas.

El criado en la pequeña comuna de General Alvear dijo en diálogo con El Territorio sentirse muy emocionado por el homenaje y por la presencia de algunos de sus excompañeos de Tokio y Gimnasia, como Ramón López, Nolo Clerici, Julio y Omar Magri, Omar Gutiérrez, entre otros.

Por supuesto que Finito dejó su estampa en una naranja.

“A esta altura de la vida ser homenajeado de esta manera con un estadio y un museo a nombre de uno, creo que soy más popular ahora que cuando jugaba”, confesó entre risas el hombre que es un gigante y no solamente por su contextura física.

“Fueron muchos años que estuve en el deporte, jugué mucho por Misiones, estuve en la selección argentina 14 años, me fui a Brasil, tuve la chance de ir a Estados Unidos y dije que no, después me arrepentí. Son muchos recuerdos y estoy contento por eso”, compartió.

Finito despierta la fascinación de las personas de su generación, pero también en los más pequeños que donde lo ven le piden sacarse una foto y guardar ese recuerdo que saben tiene un valor histórico.

El deporte en la niñez y la juventud es un pilar, consideró el exdeportista. “Una maestra me invitó a ir a una escuela para hablar con los chicos sobre lo que hace el deporte en la vida. El deporte es una escuela de la vida, si querés andar bien en el deporte también tenés que andar bien vos, en tu cabeza, portarte bien”, aseguró y agregó convencido: “Debe ser una prioridad de todos los gobiernos que se den más deportes”.

Vale destacar que al cierre de esta edición la primera división de Tokio y Mitre disputaban un partido en honor a Finito en el parquet del polideportivo que lleva su nombre.

La puesta en valor

Los trabajos de revalorización del museo de Finito Gehrmann los llevó adelante el equipo de la Dirección General de Deportes de la Municipalidad de Posadas. Fue una tarea que se inició el año pasado y contó con la colaboración del mismísimo exbasquetbolista que los orientó para darle historia a las fotografías que allí estaban y merecían ser contadas.

Finito es leyenda viva, la historia que se sigue escribiendo e inspirando a las nuevas generaciones.