La comunidad trabaja para preservar su patrimonio
Civita di Bagnoregio: destino italiano en peligro de extinción
Este encantador pueblo se destaca en una montaña de toba y se accede a través de un estrecho puente peatonal. Enfrenta la amenaza de la erosión de las rocas, ganándose el apodo de “La Ciudad que Muere”. Con raíces en la época etrusca y medieval, es un testimonio de la riqueza cultural de Italia

Enclavada en la cima de una montaña de toba, Civita di Bagnoregio se erige como un lugar mágico, surreal y fantástico que cautiva a los viajeros y amantes de la historia por generaciones. Esta joya escondida en la región del Lacio, Italia, se caracteriza por su acceso único a través de un estrecho puente peatonal que ofrece una vista panorámica espectacular. Sin embargo, esta maravilla histórica se enfrenta a un destino incierto debido a la constante erosión de las rocas de toba que la sostienen, lo que le ha valido el apodo de “La Ciudad que Muere”.
Con orígenes que se remontan a la época etrusca y medieval, Civita di Bagnoregio se encuentra estratégicamente ubicada entre Orvieto y el lago de Bolsena. Este pueblo suspendido en el tiempo y el espacio es un testimonio viviente de la riqueza histórica y cultural de Italia. Sus calles empedradas y edificios de piedra cuentan la historia de siglos pasados, y cada rincón revela la esencia misma de la vida en la Italia antigua.
Civita di Bagnoregio sigue siendo uno de los burgos italianos más bellos
El acceso a Civita di Bagnoregio es una experiencia única. El estrecho puente peatonal que conecta el pueblo con el mundo exterior desafía la imaginación y ofrece vistas inigualables del paisaje circundante. Quienes se aventuran a cruzarlo se encuentran inmersos en una atmósfera mágica y atemporal que parece sacada de un cuento de hadas.
Sin embargo, la belleza y la singularidad de Civita di Bagnoregio están amenazadas por la erosión constante de las rocas de toba sobre las que se asienta. La fragilidad geológica de esta montaña de toba ha llevado a que partes de la ciudad se derrumben a lo largo de los años, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la preservación de este tesoro histórico. Las autoridades locales y los amantes de la cultura trabajan incansablemente para encontrar soluciones que permitan mantener viva la ciudad.
Dar un paseo al atardecer es una actividad necesaria.
A pesar de los desafíos que enfrenta, Civita di Bagnoregio sigue siendo uno de los burgos italianos más bellos y característicos. Sus callejones empedrados, iglesias centenarias y la sensación de que el tiempo se ha detenido hacen de este lugar un destino imperdible para quienes buscan sumergirse en la riqueza histórica y la magia de Italia.
En un mundo en constante evolución, Civita di Bagnoregio se mantiene como un recordatorio de la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural y natural. Mientras las autoridades y la comunidad local trabajan juntas para garantizar su supervivencia, los viajeros y amantes de la historia continúan acudiendo a este rincón único de Italia en busca de su encanto inigualable antes de que la erosión de las rocas de toba pueda llevarse parte de su legado para siempre.
Más turismo
El crecimiento en los últimos 10 años muestran cómo el boca a boca y una campaña sostenida para fomentar el turismo -incluyendo el cobro de un ticket de ingreso al pueblo que hoy cuesta 5 euros- han dado sus frutos.
En el 2010 se registraron 40.000 visitantes anuales; en 2018 ya habían superado los 700.000 y hasta hay quienes dicen haber llegado al millón de turistas por año.Por eso también algunos sostienen que ahora hay que llamar a Civita “el pueblo que quiere vivir”. Saben también que hay que cuidar el destino para que no se convierta en un parque temático.
Las principales quejas se centran en aquellos turistas que sólo ingresan para tomarse unas fotos, pero no comen ni duermen en el lugar.Es por eso que desde hace un tiempo se trabaja en fomentar un turismo de calidad para evitar la masificación que tanto daño ha provocado en otros sitios de Italia.
Civita di Bagnoregio fue fundada originalmente por los etruscos ¡hace 2.500 años! En aquellos tiempos, la ciudad estaba formada sólo por una aglomeración urbana y en el lugar de la actual Civita se encontraba la acrópolis con los templos y el foro, centro de la vida civil y religiosa de la entera urbe, mientras que donde ahora se encuentra Bagnoregio surgía el poblado de Rota.
Ubicado entre el Río Chiaro y el Río Torbido, rodeado y protegido por el Valle de los Calanchi, este pequeño altiplano se encontraba en una posición absolutamente estratégica. Además, la presencia de la cercana desembocadura del río Tíber constituía una importante vía comercial y de comunicación.
Los mismos Etruscos ya sabían de la inestabilidad sísmica de esta área y construyeron algunas obras con el objetivo de protegerla de terremotos, desviando ríos y construyendo canales de desagüe para el correcto flujo del agua de la lluvia. Los romanos, a su vez, retomaron las obras pero después de ellos, éstas se abandonaron y el territorio sufrió un rápido degrado que llevó, al final, al abandono.
Para empeorar la situación, la colina de toba sobre la que se alza Civita está afectada en la base por una continua erosión provocada tanto por la acción de los dos torrentes como por la de la lluvia y el viento
Qué hacer
Civita di Bagnoregio es un reducto en el que se respira una atmósfera de paz y de tranquilidad que muchas veces cuesta encontrar en el ajetreado mundo del siglo XXI. Por lo que lo mejor que se puede hacer es el dolce far niente que tanto caracteriza a Italia. Un desayuno con vistas al jardín, un paseo al atardecer, apreciar el silencio en las tardes de verano, dormir una siesta al más puro estilo Call Me By Your Name, idear una boda íntima al borde de un acantilado, sentirse suspendido en el aire los días de niebla cuando ni siquiera se ve el puente de acceso a la ciudad, disfrutar de una deliciosa comida en alguno de los restaurantes o sentir que el mundo se va a caer ante nuestros pies con las tormentas en invierno. Todo esto y mucho más es Civita di Bagnoregio, donde los placeres residen en las pequeñas minucias.
La iglesia románica de San Donato, la Puerta de Santa María, los edificios renacentistas de los Colesanti, Bocca y de los Alemanni, la capilla de la Virgen del Carcere, el Museo Geológico, la Casa Greco o la iglesia de Santa Bonaventura son algunas de las propuestas imposibles de pasar por alto en la visita. Lugares de gran interés que ayudan a comprender en primera persona el origen de este mágico lugar y la importancia que existe en mantenerlo y cuidarlo.