De juntar pelotitas en pandemia a ser una promesa del golf

Jonathan no para de soñar. En plena pandemia conoció el golf por insistencia del destino y hoy, con 17 años, es una de las grandes promesas del deporte del palo y la pelotita.

Con el esfuerzo como emblema de cada rutina, el orgullo de Gladis vive junto a su familia en el populoso barrio A4 de la capital y actualmente está cursando el secundario en el Cep Nº 5.

“Somos bastantes en casa, mis hermanos y sus familias viven con nosotros. Cuesta conseguir plata y mi mamá se esfuerza para sostenernos”, inició Jonathan en diálogo con El Territorio, destacando que las necesidades no son esquivas.

Pero bajar los brazos simplemente no figura en el diccionario del clan Rodríguez. Y justamente fue en esta búsqueda por salir adelante que Jony se encontró con el deporte casi que de manera casual.

Jony junto a Javier Esquivel, uno de los caddies más queridos del club.

“Mi vecino -Omar Hipólito Chávez- me preguntaba desde los 13 años si quería ir al club Tacurú. Cuando cumplí 15 me llevó para ayudarlo en lo que podía, a juntar las pelotitas de él, por ejemplo”, relató la promesa, quien entre tantas pasadas quedó cara a cara con un palo en mano y el campo en su horizonte.

“La primera vez que le pegué a la bocha fue con unos hierros viejos que estaban ahí. Desde ese momento no paré”, aseguró. La conexión fue tan fuerte que los propios socios del club decidieron colaborar con ese entusiasmo.

“Franco Molina -socio- me prometió comprarme los palos y lo hizo. También se sumaron otras personas que me compraron la indumentaria, las zapatillas…estoy muy agradecido”.

Hoy el presente le sonríe al Jony siendo uno de los becados del club de la Hormiga, lo que le permite perseguir su objetivo máximo. “Primero practico porque tengo las pelotitas gratis y después junto las bochas de práctica...ese es mi trabajo”.

“El año pasado empecé con los torneos. Ahora quiero seguir compitiendo para salir adelante y convertirme en profesional”, auguró el jóven que quiere llegar. Actitud y ganas sobran. De eso nadie puede dudar.