Cristian Salguero: “Actuar me cambió y me voló la cabeza”

Cristian Salguero (37) revive las experiencias de gran parte de su vida en el duro Parque Adam y cómo esa crudeza le ayudó en la actuación. Hoy, ya consolidado, admitió que aún le cuesta caer en la realidad del camino recorrido
lunes 26 de junio de 2023 | 4:00hs.
Cristian Salguero: “Actuar me cambió y me voló la cabeza”
Cristian Salguero: “Actuar me cambió y me voló la cabeza”

Su nombre empezó a conocerse en 2015 cuando se estrenó en los cines el filme La Patota (Paulina), la remake de la famosa película de Daniel Tinayre de 1960, que protagonizó Mirtha Legrand. En esa cinta dirigida por Santiago Mitre y con actuaciones de Dolores Fonzi, Esteban Lamothe y Oscar Martínez, su talento empezó a verse en las pantallas nacionales, sin embargo, en las tablas del teatro ya se auguraba su futuro prometedor, aunque aún le cueste asimilarlo, como reconoció en diálogo con El Territorio.

Pasados muchos años desde aquel lanzamiento y numerosas series y películas que llenan su currículum actoral, Cristian Salguero (37), ahora forma parte del reparto de la serie Barrabrava, que estrenó Amazon Prime. Fue filmada en Uruguay y en sus listas figuran Gastón Pauls y Matías Mayer.

Este fue uno de los primeros trabajos del actor posadeño, después de un largo parate de la industria audiovisual que arrastró la pandemia del Covid-19. Aquí le pone vida a El Melli junto al actor paraguayo Martín Oviedo. “Somos amigos que nos adoptamos”, describió.

Si bien la historia se centra en el fútbol y las barrabravas -una historia conocida para la Argentina-, para Salguero va más allá, son relaciones personales, situaciones de tensión que pueden suceder en cualquier esfera de la vida social.

Experiencia ganada

La pandemia del coronavirus golpeó con fuerza la economía de Salguero, pero el camino elegido no cambió en ningún momento. Actualmente “para” en Buenos Aires -donde tiene a su pareja-, no obstante, constantemente viaja por sus quehaceres profesionales o bien, regresa también a Posadas donde vive su hijo de 13 años.

Asimismo, brinda talleres de actuación los sábados en Villa Soldati, Villa Zabaleta y zonas aledañas (Buenos Aires), junto a otro misionero, Fabián Benítez, en el proyecto denominado Actores de Villa. “Eso es lo que me sostiene, si yo no hubiera tenido para hacer eso el tiempo que no se pudo trabajar no hubiera sabido qué hacer. Esté en Mendoza o esté en Misiones tengo que volver para esto”, reconoció.

Salguero vivió gran parte de su vida en el barrio Parque Adam de la capital misionera, en una familia muy pobre. No conoció a su papá, su madre tuvo que irse de la provincia para conseguir trabajo, por lo que lo crió su abuelo. En un barrio complicado en ese entonces por la delincuencia, las drogas y la violencia, de muy chico tuvo que volverse duro, hacerse respetar para no ser el blanco de los malandras.

Reconoció que evocar esas experiencias en la actuación le resultaron positivas. Será por eso que su rostro tosco, serio, imperturbable comunican mucho más que cualquier línea escrita por el mejor guionista.

La luz en la oscuridad

“Me cambió la cabeza un montón salir, viajar mucho. En mi primer reportaje, que me había hecho una compañera me preguntó qué me cambió, y yo le había dicho que nada. Pero todo lo que conlleva actuar me ayudó a cambiar un montón de cosas, me voló la cabeza”, aseguró.

Ponderó la calidez de las personas que conoció en el camino, actores, directores, todos quienes trabajan alrededor de una producción audiovisual, las diferentes culturas del país.

“Eso me ayudó a amansarme un poco porque yo venía bastante rabioso y castigado del barrio, viví muchos años ahí y las costumbres son costumbres. Me ayudó a pensar de otra manera, hoy siento que pienso muy diferente de lo que era aquel pibe, igualmente tengo todavía esa esencia”, reflexionó.

Entre risas confesó que recién ahora está cayendo en cuenta de todo lo recorrido, de los años que pasaron y que continúa haciendo lo que tanto le gusta y descubrió en 2010 tras la muerte de su hermano y su abuelo. En esa época “había mucha pobreza, yo tenía mucha angustia y me parecía que todo era re feo. Además vivía en Parque Adam, que no era la cosa tan prolija que es ahora, tenía sus zonas rojas”, recordó.

La revelación

El descubrimiento del teatro se lo debe al actor Eduardo Giménez, que era rector de la Comercio 18, donde en el turno nocturno terminaba la secundaria. Lo había invitado al TeUnam y, un poco a regañadientes, fue.

“Fui de retobado a ver qué onda y me gustó. Y un día vengo por la calle, viste cuando tomás conciencia de las cosas -que pocas veces te pasa- y me doy cuenta de que me sentía bien”.

Desde entonces, Cristian caminaba todos los sábados desde Parque Adam hasta El Palomar para tomar sus clases. Nunca más lo dejó pese a las cosas poco agradables que le decían incluso sus allegados.

“Me di cuenta que no me dolía la cabeza, que me sentía liviano y me viene a la cabeza que la vida no es una mierda, la vida está mal manejada. Hay cosas de mierda, pero eso no lo era”, sentenció.

En esa misma línea, comentó: “No tengo plata, ando con lo justo lo necesario, pero estoy bien. Pienso que encontré mi camino. No sólo la actuación me gusta, también la pintura, la fotografía, la música, quisiera hacer todas esas cosas. Me gusta la educación, la docencia, lo que hacemos en los talleres para los chicos”. 

 

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