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La importancia de la educación emocional

Equilibrar el vaivén de las emociones

El reconocimiento, autoconocimiento, diálogo genuino y aceptación como claves para evolucionar y crear una mejor convivencia social; gestionar lo que nos pasa nos empodera

domingo 21 de mayo de 2023 | 6:00hs.
Equilibrar el vaivén de las emociones

Un simple gesto, una situación cotidiana, una mirada, una respuesta, una invitación. Nos sacude, vibra, estremece, desacomoda. La emoción está entendida desde su raíz etimológica como movimiento, como una convulsión o temblor que provoca una reacción, ante el miedo, por ejemplo: huimos o nos paralizamos.

Por eso, parte de la educación emocional que cada vez está más en boga, es entender que estas respuestas son inconscientes, que generan sentimientos, pero a partir de la racionalización de estas sensaciones.

Poder gestionarlas es uno de los mayores desafíos del ser humano y en consecuencia surgen constantemente distintas herramientas. En este contexto es que se dio ayer en Puerto Iguazú la charla Emocionarte, una guía inicial para descubrir a través del coaching ontológico, nuevas formas de lidiar con las emociones que nos atraviesan en cuerpo y alma.

“La realidad es subjetiva”, comenzó explicando Natalia Ferreira, una de las coach frente a la charla. “La realidad, como realidad misma, es neutra porque lo positivo o lo negativo deviene de la interpretación que estoy haciendo del hecho que me sucede. Lo mido y miro de acuerdo a mi experiencia, de acuerdo a mis aprendizajes, es mi realidad”, definió.

Entendiendo que somos seres emocionales que racionalizamos lo que nos sucede, enfocó en que todavía no tenemos una lograda educación emocional, entonces “a veces no sabemos qué nos pasa, pero nos pasa algo y ese algo que no sé ponerle nombre, me predispone a accionar o no accionar”, graficó.

En esa línea, remarcó que en el coaching se habla de gestión emocional y no de control de emociones, “porque las emociones no se pueden controlar, pero si las podés gestionar y preguntarte si por ejemplo la emoción en la que estás, te habilita a posibilidades o te cierra una posibilidad”, especificó. De esta manera, en la charla introductoria que brindó junto a su colega Issis Calógero, ahondaron en la idea de identificar las diferentes emociones, entender que no las podemos negar y que quizás están para indicarnos algo.

Además, la reunión se desarrolló en el marco de dar a conocer la nueva sede de formación que la La Escuela Coaching Ontológico Americano (Ecoa) tiene en Iguazú y buscó involucrar los sentidos en el reconocimiento de las sensaciones que producen ciertos estímulos.

Tópico en agenda

A la vanguardia, además de las escuelas de formación, Misiones ya tiene Ley de Educación Emocional y está en el proceso de ir sumando cada vez más este tópico a la mesa de debate. Si bien la ley VI - N°209 sancionada en 2018, impone la “enseñanza y aprendizaje de las habilidades y competencias emocionales y sociales, como: autoestima, autoconciencia, empatía, perseverancia, autoconocimiento, autocontrol y el arte de escuchar, entre otros; mediante el acompañamiento y fortalecimiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento de la misma”, todavía hay un camino por andar.

“Se está haciendo cada vez más, va a haber un momento que que va a ser algo incluido en toda la educación pero hoy estamos en el tránsito todavía”, ponderó Ferreira.

En esa línea juzgó que “el coaching está siendo una disciplina muy requerida tanto en instituciones educativas, como en las empresas, porque lo que trabajamos con las personas es para brindar habilidades blandas, llámese conversación, gestión emocional, resolución de conflictos.Trabajamos en entrenar a las personas para tener más empoderamiento”.

Es que es vital la importancia de conocernos y habitar nuestras emociones. “Cuando puedo reconocerme y puedo mirarme, voy a vincularme con el otro desde un lugar diferente”, planteó la especialista.

Ir al origen

La clave primigenia, es partir del autoconocimiento, de inculcar desde niños a identificar las emociones, hacerlas propias, entenderlas y aceptarlas. Desde allí es que se pueden generar los mayores cambios en la convivencia social. Por eso la recomendación a padres, tutores, docentes, es apoyar al niño cuando se expresa. No decirle que llorar no sirve o que tiene que dejar de hacerlo, sino llamar su atención sobre ese efecto emocional, descubrir su origen, acompañarlo, proponerle en cambio: “Yo voy a estar acá para vos”.

En consecuencia, Ferreira describió que a pesar de lo difícil que es lidiar con las emociones  ajenas, desde los berrinches de un hijo a los enojos de una pareja por ejemplo, es indispensable gestionar cómo reaccionamos, recordar que “a las palabras no se las lleva el viento, las palabras crean emoción y si no salen a través del lenguaje, se expresan con el cuerpo y la salud. Por eso, es fundamental apelar a la conversación genuina y profunda”.

Es empezar a atreverse a vivir desde un espacio despierto, lejos de los automatismos. Abrir un espacio de conversación real que no solo sea: “¿como te fue?”, “bien” y listo sino conversar genuinamente”, ejemplificó la coach.

Darnos cuenta que emocionamos y darnos tiempo para emocionar. “Es vivir en un cotidiano en donde nos aceptemos. Que yo acepte que el otro es igual a mí, pero distinto y por lo tanto podemos mirar una película juntos y a vos te emociona algo y a mí no, y está todo bien”, concluyó. 

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