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Juicio en el Tribunal Penal Dos de Posadas por el crimen de Marina Da Silva (19), día 3

Fiscalía puso la lupa en diez días antes del hallazgo para esclarecer el crimen

Varios de los testigos citados ayer contaron en qué circunstancias vieron a la víctima el sábado 21 de diciembre de 2013. El debate pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes

jueves 08 de diciembre de 2022 | 6:03hs.
Fiscalía puso la lupa en diez días antes del hallazgo para esclarecer el crimen
Los imputados Da Silva, Portal y Ramos (derecha) siguieron atentamente el relato de los testigos. Fotos: Joaquin Galiano
Los imputados Da Silva, Portal y Ramos (derecha) siguieron atentamente el relato de los testigos. Fotos: Joaquin Galiano

El debate oral y público que investiga el femicidio de Marina Da Silva, la joven de 19 años que a finales de diciembre de 2013 fue hallada asesinada a golpes dentro de un pozo de agua en la zona de Campo Bauer, en cercanías de Nemesio Parma, continuó ayer por la mañana en el Tribunal Penal Dos de Posadas con la declaración de otros seis testigos. 

Uno de los aportes más importantes de la tercera jornada del juicio tuvo como protagonista a Gabriela Beatriz Costas, quien durante muchos años vivió frente a la casa de Franco Ramos, uno de los tres imputados que tiene la pesquisa, junto a Juan Portal y Alejandro “Pilli” Da Silva.

A partir del relato dado ante el Tribunal la mujer narró que desde muy pequeña conocía a Ramos y a toda su familia ya que todos estos vivían en Campo Bauer, aunque aclaró que durante un tiempo también fue vecina de María Cristina Da Silva, madre de la víctima, en el barrio Cruz del Sur y por ello también conocía a Marina desde que ella tenía 12 años. 

Machado dijo ver a la pareja entrar en moto yendo en dirección al pozo de agua.

Explicó que solía tener mucho contacto visual con la familia de Franco Ramos, ya que un pasillo de tierra que pasa a un costado de su vivienda conducía a cualquier vecino hasta la casa de los padres del imputado. Y, además, por estar la casa de la víctima y el imputado pegada a este último inmueble, también podía escuchar lo que sucedía con la joven y Ramos. 

Una de las consultas que el fiscal Vladimir Glinka consideró importante saber de boca de la testigo fue una supuesta discusión que Costas habría escuchado desde su casa entre Marina y su pareja.

Si bien aclaró no recordar muchos datos específicos, como la fecha exacta, la testigo contó que cerca de un mes antes del asesinato se sorprendió al escuchar gritos que provenían de la casa de los padres de Ramos. 

El fiscal leyó una parte de la declaración de Costas en etapa de instrucción en la que afirmaba que la discusión se había generado porque Marina solía vestirse con polleras cortas y sus suegros decían que era muy provocativa, a lo que la mujer dijo no recordar si fue ese en verdad el verdadero motivo de aquel entredicho. 

Por otro lado, describió a Marina como una joven que se daba con todos, muy alegre y, por sobre todo, muy trabajadora.

Sobre lo que vio el sábado 21 de diciembre, fecha que fue vista por última vez la víctima, relató que cerca de las 14, mientras estaba sentada en un árbol que daba sombra en el patio de su casa y desde donde se ve la morada del imputado, vio que Ramos llegó a su casita y luego volvió a salir en moto.

Sin embargo, dijo que salió con una bolsa transparente con lo que ella cree que eran pañales y prendas de su beba.

Morel recordó que el 21 de diciembre vio a Marina con distintos motociclistas.

En otro punto de su declaración, Costas remarcó que recién el 26 de diciembre se enteró de la desaparición de Marina, aunque por pedido nuevamente de la fiscalía amplió sobre una situación que presenció ese mismo día en su casa.

La testigo contó que ante la falta de agua que solía existir en la zona, los vecinos cargaban barriles de 200 litros con agua. En ese contexto contó que tras un estar en una improvisada cancha de fútbol frente a su vivienda, Ramos se acercó hasta uno de los barriles que tenía la vecina en su vereda y que allí conversó con el joven unos minutos.

“Franco vino a enjuagarse la cara y cuando yo le pregunto qué había pasado con Marina, él me responde que se había ido con el hijo de un tal Julián que vivía en el barrio, pero que no se había llevado a su nena”, relató la testigo, quien también negó estar al tanto de una supuesta celebración que hubo ese sábado 21 de diciembre por la noche en el kiosco de Don Cabral, comercio ubicado de camino a su casa en Campo Bauer. 

Dos testigos, el mismo nombre

Uno de los testimonios que la fiscalía aguardaba expectante era el de Carlos Rafael Machado, vecino de Campo Bauer que aparentemente ese sábado 21 de diciembre habría visto a Ramos y a Marina entrar a un trillo que conducía al pozo de agua donde diez días más tarde fue encontrada asesinada la joven. 

Ante la consulta del presidente del tribunal, el testigo contó que conocía al imputado Alejandro Da Silva, ya que trabajó mucho tiempo con él y su hermano en una olería en Nemesio Parma. Aclaró que a los otros dos también los tenía de vista. 

Tras aclarar que no recordaba el día exacto, Machado dijo que ese día vio que la moto 110 que manejaba Ramos intentó entrar desde uno de los caminos principales de la zona a un angosto trillo, llevando como acompañante a Marina Da Silva.

Contó que observó esa situación porque escuchó un ruido y al darse vuelta vio como uno de los guardabarros de la moto del acusado se había enganchado a un alambre que delimita la vasta propiedad. 

“Me acuerdo que le comenté a mi hermano que vi entrar a ellos en el camino a la olería de Tati”, relató el testigo en relación a la olería que tenía Omar Ramírez, cuarto imputado que tiene el caso, pero que no es juzgado por haber fallecido años atrás. 

Una de las particularidades que tuvo la jornada de ayer es que por un error en la notificación de testigos, el primero en sentarse a declarar ayer fue Rafael Carlos Machado, quien por llamarse igual que su hermano gemelo y que se distingue de su familiar en las actas por el orden de los nombres que figura en su DNI, permaneció un puñado de minutos frente al tribunal hasta que se advirtió la llamativa equivocación. 

Quienes también declararon, aunque con relatos más acotados, fueron las testigos Adriana Martínez y Yanina Márquez.

En el caso de esta última, narró un supuesto episodio que tuvo como protagonista al supuesto amante de Marina Da Silva, Juan “Juanchi” Portal, también imputado en el proceso. 

La joven que se presentó a declarar con su pequeña beba en brazos mencionó una situación que en una oportunidad le había contado Marina.

En ese sentido afirmó: “Me dijo que una vez Juancho le citó cerca del Centro de Atención Primaria de la Salud de Bauer, en una casa abandonada. Y que el hombre sacó un cuchillo y le dijo que no se moviera porque le hincaría”. Esta afirmación no fue profundizada luego por las partes. 

El debate pasó a un cuarto intermedio para el próximo lunes 12 de diciembre, cuando se espera contar con más testigos citados en el proceso.

 

Un producto sin pagar y dos viajes distintos de Marina

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