La autopsia al joven confirmó un asesinato y detectó abuso sexual

A un año de la desaparición de Dani Tizato: “Mi hijo no descansa en paz”

Marisa Ester Da Rosa (41), madre del adolescente desaparecido el 30 de agosto del 2020, sigue señalando a la persona que lo vio por última vez. La pesquisa, sin detenidos
domingo 29 de agosto de 2021 | 7:57hs.
A un año de la desaparición de Dani Tizato: “Mi hijo no descansa en paz”
A un año de la desaparición de Dani Tizato: “Mi hijo no descansa en paz”

El 2 de octubre del año pasado, el cuerpo de Daniel Tizato (15) fue hallado en el campo La Rosita de San José. Luego de un despliegue policial sin igual, la Policía de Misiones encontró el cuerpo en un estanque, con piedras en su campera y una visible lesión en el pecho que confirmó un asesinato.

Fue el final de una incógnita de 33 días en las que se esbozaron miles de hipótesis, la confirmación de lo que menos esperaba la familia y el dolor de muchas personas en la provincia que se habían interiorizado y comprometido con la historia. Pero también fue el punto clave que determinó la detención de la persona que lo vio por última vez y la esperanza que todo se encaminaba a la justicia.

Mañana se cumple un año del día que Dani salió de su casa y los elementos de la investigación indican que fue asesinado ese mismo 30 de agosto. En la actualidad, el caso no tiene detenidos y la familia sigue transitando el luto en medio de contradicciones, tal y como lo describió su madre: el silencio en la investigación judicial y el ruido que viene de la casa de quién creen que es el responsable.

En su hogar del barrio Pindapoy, en San José, Marisa Ester Da Rosa (41) cuida a siete niños, que caminan en el piso de tierra que se hizo barro por las lluvias mientras comen un reviro con azúcar. Su contexto no cambió mucho, una pequeña casa de madera cerca de donde murió su hijo y mucho más cerca de la persona que lo llevó a cazar y nunca más lo trajo.

En diálogo con El Territorio, la primera pregunta es sobre los avances de la investigación luego de un año y dos sospechosos que estuvieron presos y ahora permanecen en libertad: “Quedó todo en cero, todo en silencio. No sé qué pasa ahí, no sé qué decir, no se puede hacer nada” resumió con timidez.

Tanto ella como su pareja, Valdei De Escobar (30), siguen señalando como responsable del crimen a Richard C. (45), quien hace un año llevó a Dani al predio privado, con la supuesta intención de que iban a cazar y pescar. El vecino volvió solo y dijo que el adolescente se había quedado con otros dos conocidos.

“Fue el hombre quien le llevó, es el único él, otro no puede ser. Él debería estar detenido, tiene que saber todo lo que pasó, no puede haber otro culpable. Quien sacó el gurí de acá fue él y quien lo dejó allá fue él. Él le tenía que llevar y traer, él fue el responsable, otro no”, amplió, ya con firmeza, María Ester.

Y agregó: “Confío en la Justicia, tenemos que hacer justicia sí o sí. No lo vamos a dejar así nomás, pero él está tranquilo en su casa. Llega el fin de semana, pone su música, hay juntadas, toma. Hay gritos y ruido, todos contentos ahí, no es justo. Uno se queda acá pensando que el gurí está bajo la tierra y él piola, haciendo como si no pasó nada. Eso te duele, Dios mío, a mi me duele mucho. No es fácil como mamá”.

Esa búsqueda de justicia de la que aún no siente que haya tenido suficientes avances es para que su hijo pueda tener el descanso que le merece. Así lo repite: “Yo creo que mi hijo no descansa en paz. Con todo lo que le hicieron y él allá - sepultado -y acá con toda la diversión. Yo no creo que descanse en paz, hasta que todo termine como corresponde, no. Es así, no creo que descanse en paz”.

Marisa Ester señaló que hace mucho que no habla con el juez que lleva la causa, el titular del Juzgado de Instrucción Cuatro de Apóstoles, Miguel Ángel Faría. En los últimos días tampoco recibió notificaciones para comparecer al Juzgado por alguna medida.

Señaló que lo que les dijeron es que la principal complicación que tiene la instrucción es el estado en el que fue encontrado el cuerpo, lo que impidió que se muestren pruebas genéticas para el cotejo. Donde sí hallaron material genético fue en una alpargata y una mochila de la víctima, las cuales se compararon con la de los dos implicados de la causa, con resultado negativo.

Examen al padrastro
Al respecto, como informó oportunamente El Territorio, la Justicia también ordenó que a su pareja, De Escobar, le extraigan muestras, algo que se concretó en las últimas semanas. Marisa Ester entiende la situación, pero cree que se debe hacer hincapié en otras cuestiones.

“Puede ser investigado, están investigando pero están muy equivocados. La Justicia tiene que buscar, donde sea, pero tienen que buscar. Pero con mi marido no va a pasar nada, la cosa pasó allá - en La Rosita -, con el hombre que llevó a Dani y lo dejó allá, tiene toda la culpa. No tiene por qué estar piola en la casa”, remarcó.

Entonces volvió a señalar a su sospechoso: “Sacarlo de acá y llevarlo allá desde las 10 de la mañana a las 4 de la tarde. Qué van a estar haciendo allá solito todo ese tiempo. Y después venir acá a decir que se quedó con otros, pero esos otros no se encuentran. Es todo él, es él y es él”.

Lo que pide y quiere es alivio y Justicia, quiere que su niño descanse en paz, no quiere más sentimientos encontrados ni contradicciones.

El perfil, la búsqueda y el terrible final en La Rosita

Dani o Daniel, como lo llamaban sus cercanos, nació y se crió en Gobernador López y se mudó un año antes de su desaparición a San José. Es el tercero de nueve hermanos, pero el mayor de los que se mudó junto a su mamá al barrio Pindapoy, desde donde salió para no volver más el 30 de agosto.

En la localidad César Daniel se dedicaba a hacer cuanta changa encontraba e incluso muchos lo definieron como muy “guapo”. Sobre todo reciclaba neumáticos en desuso para convertirlos en macetas junto a su padrastro, con quien -dijeron sus amigos- no tenía la mejor de las relaciones.

Justamente, el intendente Jorge Tenaschuk y otros municipales lo conocen desde antes de su desaparición por estas labores: el adolescente iba a la Municipalidad a pedir insumos para su trabajo. Su madre contó que mediante gestiones con la comuna pudieron conseguir el terreno donde hicieron su humilde casa de madera y techo de cartón.

El día que se ausentó salió a las 9 de la mañana junto a un vecino, identificado como Richard (44), hoy señalado directamente por la familia del adolescente. El plan era ir a cazar a los terrenos privados que la firma Rosamonte tiene muy cerca de allí, una estancia que tiene unas 4.800 hectáreas y que limita con Corrientes.

Su búsqueda involucró a varias fuerzas de seguridad, municipales e incluso se hicieron rastreos aéreos con el helicóptero de la provincia.

El cadáver hallado estaba a unos 2000 metros lineales de donde dijo Richard había despedido a Daniel. Se trata de un estanque -no es una de las piletas donde la firma Rosamonte cría peces- que se llena con dos arroyos cercanos que cruzan por el lugar.

Allí se llega sin inconvenientes, mediante un camino lateral que une la ruta 105 con la estancia del lugar. Desde allí unos 500 metros hasta el arroyo, de un campo abierto. La pequeña laguna en cuestión, no obstante, estaba en medio de un monte tupido, al que se llega tras recorrer menos de 100 metros con mucha dificultad.

Los operativos habían pasado varias veces por el lugar sin encontrar nada extraño, por lo que se cree que el cuerpo recién emergió por su estado de descomposición. La autopsia determinó que tenía una herida provocada por un elemento punzocortante en el pecho y que había sido abusado sexualmente.

Como se dijo, además de Richard, también fue apresado en marzo de este año Rubén Telmo P. (27), otro vecino de la zona cercana al barrio Pindapoy de San José y quien ese mismo día que desapareció Tizato también habría ido a cazar a la zona del hecho, razón por la cual declaró como testigo en la causa.

En ambos casos, las pruebas determinaron su libertad.

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