Empezó como un hobby y se convirtió en un nuevo ingreso

domingo 25 de julio de 2021 | 5:30hs.
Empezó como un hobby y se convirtió en un nuevo ingreso
Empezó como un hobby y se convirtió en un nuevo ingreso

Los primeros meses de pandemia vieron surgir muchos nuevos emprendimientos, algunos inéditos en la localidad de San Pedro. Uno de los ejemplos es el de una joven que empezó como un hobby a trabajar con cactus, montó un vivero y el negocio crece potenciándose con la implementación tecnológica.

Se trata de cactus lovers, un vivero que si bien se inició con pocos ejemplares, hoy no sólo cuenta con más de 200 variedades de cactus sino también suculentas. Su propietaria es Ángela Farelluk, casada con Edgar Núñez, madre de dos hijos. Antes de la pandemia junto a su pareja alquilaban un camping de la familia de ésta. Con la llegada de la pandemia, la actividad turística se cerró tornando imposible subsistir y llegar a fin de mes con el dinero para pagar el alquiler.

Su marido siguió trabajando de forma particular pero ella, que en ese momento cursaba la última etapa del embarazo de su segundo hijo, sentía la necesidad de hacer algo para aportar a la economía familiar. La garantía era su don con las plantas, y al comenzar a trabajar con los cactus, encontró su pasión, lo que de cierta forma representa el éxito del negocio porque en cada venta es posible observar el cuidado con cada detalle. Las primeras ventas las realizó en noviembre del año pasado, en un puesto que le cedía su cuñada que cuenta con un local de regalería en barrio Irrazábal, donde algunas veces por semana comercializaban su producto.

La propuesta comenzó a gustar mucho en la localidad donde no existe algo similar. Sin embargo, con su hijo con pocos meses se le complicaba viajar desde el camping que se ubica a unos 1.500 metros de la travesía urbana de la ruta nacional 14 en zona industrial y las delicadas plantas se deterioran al ser transportadas tantas veces. Entonces en concordancia con su marido, decidió armar el vivero en el camping animando a los clientes a ir hasta el lugar y realizando envíos a domicilio. “Cada vez hay más personas que se suman y les va gustando los cactus y las suculentas porque son plantas que no necesitan tantos cuidados. Me da buenos resultados y es mi espacio donde me lleno de paz”, indicó Ángela.

Con la ayuda de las redes sociales, no sólo aumentaron los pedidos sino que el proyecto fue tomando forma y otro rumbo. “Cuando empecé estábamos haciendo macetas de cemento. Cuando quise comprar moldes como corazones para ese tipo de macetas eran muy caros y entonces buscando alternativas comencé a ofrecer macetas hechas en impresiones 3D, en una compra que hice tenía cuarenta pedidos, fue como el boom”, dijo.

Inversión y capacitación
Con la excelente demanda, la emprendedora junto a su marido comenzaron a indagar sobre las impresiones 3D, tecnología de la que no tenían conocimientos previos y decidieron invertir en una impresora. Primero realizaron un curso online, adquirieron una primera impresora y comenzaron a experimentar. “Como tuvo buena salida la primera compra de macetas en 3D, compré una o dos veces más y después hablamos con mi marido sobre el tema, vimos el amplio abanico de creaciones que se pueden hacer, decidimos fabricar nosotros mismos. Actualmente tenemos dos impresoras, aparte de las macetas que es un complemento necesario en el vivero”, precisó Ángela.

“No hay que tener miedo a dar el primer paso, gracias a mi marido me animé, me apoyó mucho y eso es muy importante, contar con el acompañamiento, toda mi familia está cuando necesito para esto”, señaló. Además implementó tierra fértil y especial, fertilizantes y piedritas de colores, respondiendo a la demanda de los clientes. Los trabajos tanto del vivero como las impresiones se promocionan íntegramente por medios virtuales.

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