Pinceladas de historia

Las pugnas previas a la provincialización de Misiones

domingo 13 de diciembre de 2020 | 6:04hs.

Durante los gobiernos radicales de Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear se realizaron las primeras gestiones para provincializar los Territorios Nacionales. Eran diez esos espacios federales,, entre los que estaba incluido Misiones.

El presidente Yrigoyen, en 1919, remarcaba que Misiones cumplía ampliamente los requisitos para su reconocimiento como región autónoma y soberana con dependencias públicas propias y las condiciones para otorgarle a sus habitantes la facultad de decidir su destino y porvenir. Se le reconocía además, su condición como provincia en los tiempos hispánicos y aún después de la independencia. En 1922, sobre el fin de su primer mandato, don Hipólito volvió a la carga con su propósito de provincializar Misiones, pero el proyecto volvió a ser archivado.

En 1923, Misiones contaba con más de 63.000 habitantes y con un 68% en condiciones de votar, superando los 60.000 estipulados por la Constitución para que una región argentina se convirtiera en provincia. La gobernaba el doctor Héctor Barreyro, cumpliendo su segundo mandato. No obstante, a lo largo de la década del 20 no había una convicción de la población en pos de una autonomía. Por el contrario, se hizo muy fuerte un movimiento de contundente rechazo a los planes autonómicos.

La Liga Antiprovincialista, como se denominó a este grupo, elevó un documento a la Cámara de Diputados argumentando que “…si el territorio no se halla aun preparado económicamente para su transformación en provincia, menos aún lo está para la faz política y cultural. No tiene el pueblo de Misiones, en general, ninguna educación cívica… y la masa, carente aún de la educación del civismo”. Y continúa: “Cómo es posible proyectar la provincialización de Misiones si su territorio se halla despoblado en sus cuatro quintas partes …, si la gran masa de argentinos en Misiones es analfabeta”.

Los integrantes de la Liga Antiprovincialista contaron con las firmes adhesiones de la Cámara de Comercio e Industria de Misiones, la Asociación Argentina de Plantadores de Yerba Mate y numerosas comisiones vecinales de los pueblos del interior del territorio. Todos coincidían en afirmar que Misiones no poseía los niveles culturales, políticos y económicos apropiados para convertirse en provincia lo que le impedía asumir responsabilidades administrativas propias.

A esta idea de inmadurez por parte de la masa del pueblo, y a estos argumentos peyorativos hacia sus aptitudes cívicas, se agregó un petitorio al Congreso Nacional de suspensión del tratamiento del proyecto provincialista y la conformación de una comisión parlamentaria para que analice la situación política, económica e industrial del territorio. Ello motivó la postergación del tratamiento del proyecto en 1929.

En contraposición a este grupo antiprovincialista, en 1933 se impulsó en Posadas lo que se convertiría años más tarde en el Movimiento Provincialista de Misiones. Entre los integrantes se encontraban personalidades que poseían considerable influencia sobre la población misionera como Aparicio Almeida, quien fuera dirigente político y gobernador del territorio entre 1947 y 1949; Sesostris Olmedo, fundador del diario El Territorio o Aníbal Cambas, perteneciente a la Junta de Estudios Históricos.

El propósito de este grupo era el de dotar a la sociedad de una “conciencia misionera” que reivindicara los estandartes de una región pujante en términos económicos, políticos y culturales y que sirviera de sustento de la pretendida autonomía. Se buscaba una identidad colectiva homogénea y fue la Junta de Asuntos Históricos y sus miembros quienes insistieron en la configuración de un legado histórico que los ligara mutuamente. Fue así que durante la década del cuarenta se publicaron numerosos trabajos sobre la historia de Misiones, que reivindicaban tanto el pasado provincial y unificador de su época colonial, como el ensalzamiento de figuras de su historia.

A partir de 1940, se fortaleció el movimiento provincialista con la valiosa ayuda de la prensa local e incluso de algunos periódicos de Buenos Aires que defendían y apoyaban el proceso provincialista en Misiones y en los demás territorios de la Argentina.

En Misiones, el movimiento se fue consolidando entre los sectores de la clase media intelectual y algunos dirigentes políticos influyentes. Al mismo tiempo, la aparición del peronismo en la vida política nacional también se hizo sentir en el seno de la agrupación provincialista. Su fuerte influencia provocó una politización entre sus integrantes que trajo como consecuencia un mayor protagonismo de los partidos políticos.

Por su lado, los antiprovincialistas o parlamentaristas como también se los denominaba, mantenían su posición de conservar la situación de territorio nacional. Sus argumentos continuaban siendo la falta de recursos que impediría sustentar una administración autónoma, la necesidad de consolidar un proceso de crecimiento económico que para entonces no existía, y que, por el momento, bastaba una representación parlamentaria.

Para cuando Juan D. Perón llegó a la presidencia en 1946, la población misionera ascendía a casi 250.000 habitantes y la inversión en obras públicas y de infraestructura favorecía el crecimiento económico del territorio. No obstante el liderazgo provincialista del propio gobernador Aparicio Almeida, la oposición a la autonomía y la falta de tratamiento de los proyectos demoraron unos años más la provincialización de Misiones.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?