Horas antes del asesinato de Cristian, tres hombres casi matan a otro menor

miércoles 25 de julio de 2018 | 6:30hs.
Horas antes del asesinato de Cristian, tres hombres casi matan a otro menor
Horas antes del asesinato de Cristian, tres hombres casi matan a otro menor
El asesinato de Cristian Daniel González (17), conocido como Chiripa, dejó al desnudo una preocupante escalada de violencia en el barrio San Lorenzo de Posadas, que desde un par de años recrudece cada fin de semana.

Los enfrentamientos entre patotas, potenciados por el frecuente consumo de drogas y alcohol -sobre todo entre los más jóvenes-, son una constante que pone en un alto grado de vulnerabilidad a muchos vecinos que, ni bien empieza a oscurecer, se encierran en sus casas.

El domingo a la noche, pocos minutos antes de que la certera puñalada frustrara para siempre los sueños de Chiripa, otro menor estuvo a punto de ser asesinado por una patota. Dijo que se defendió como pudo y se salvó casi de milagro, pero en su espalda y cabeza quedarán tatuadas eternamente las marcas de los machetazos que recibió. Se llama Abel Prence (15). En su casa, junto a su madre, María Farías, contó a este matutino su periplo en las oscuras calles del barrio. “Iba a la casa de mi novia, de golpe me salieron tres tipos y comenzaron a pegarme, sentí los machetazos en la cabeza”, resumió quitándose la capucha para mostrar profundos cortes que fueron suturados en el hospital Madariaga.

Noche de terror
El ataque al menor fue uno de los tantos que ocurrieron en el barrio durante el fin de semana. Los focos de violencia se replicaron en distintos puntos y Prence fue protagonista. “Todo el día hubo peleas, las piedras volaban por todos lados, a cualquier hora, por eso no salí. Recién a la noche decidí ir a la casa de mi novia, que está a pocas cuadras, pero no caminé ni dos cuando me agarraron entre tres, comenzaron a insultarme, a pegarme y corrí lo más que pude, fue cuando escuché tres balazos que por suerte no me alcanzaron”, recordó.

En esa línea, agregó que “en un momento me agarraron, le hice frente a uno de ellos, pero poco pude hacer hasta que me tumbaron. Pensé que me iban a matar. Sentía los machetazos en la espalda mientras trataba de cubrirme, y en la cabeza me dieron feo, fijate que tengo cortes por todos lados. No se qué pasó después, pero en un determinado momento me dejaron ahí tirado y salieron corriendo. Caminé casi por desmayarme hasta que le avisaron a mi mamá”.

María fue consecuente con lo que contó su hijo. “Ni bien lo vi, me di cuenta que estaba mal. Sangraba sin parar. Como pude lo llevé al hospital, donde limpiaron las heridas, suturaron y después lo mandaron otra vez a casa. Tiene que hacer un tratamiento con antibióticos para que no se infecten las heridas y cuidarse mucho”.
Más allá de eso, aparece como arista preocupante lo que pueda pasar a partir de ahora. “Creo que nunca más vamos a sentirnos seguros”, aseguró la madre, acotando que le pidió a su hijo “que no salga más a la calle, por ahora”, y éste le prometió cumplir con eso. “Una visita a mi novia casi me costó la vida, creo que por un tiempo voy a tratar de salir lo justo y necesario”, acotó Abel, quien conoce a la víctima fatal de la creciente ola de violencia desatada en el barrio
Ayer a la tarde-noche, unos 400 efectivos fueron desplegados en el lugar, como así también en A-4, Cocomarola, San Jorge y San Onofre a modo de prevención. 

Pedido de justicia en el cementerio

Después del mediodía, en el cementerio La Piedad de Posadas sepultaron a Chiripa. Fue en medio de inconsolables llantos asociados al pedido de justicia de parte de su familia.
Medio centenar de amigos y conocidos de Cristian acompañó el cortejo fúnebre que se inició pasadas las 14.30 en la iglesia evangélica Asamblea de Dios del barrio San Lorenzo. En ese sitio, desde que el cuerpo fue liberado por los médicos forenses -posterior a la autopsia-, su entorno se encargó de darle una despedida digna. Se replicaron anécdotas y momentos vividos con sus amigos que permanecen incrédulos por el desenlace sangriento.

“Lo mató sin piedad”
En ese contexto, allegados al adolescente opinaron distinto a los padres del acusado de haberle asestado la puñalada mortal, afirmando que Eugenio V. (24) sería un dealer del barrio con múltiples causas consecuentes con delitos que cometió.
En el cementerio, la situación no fue distinta. Entre el llanto, la familia González pidió justicia para “que su muerte no quede impune. Este tipo confesó lo que hizo, dijo que lo mató, por eso creemos que la justicia debe ser implacable. Lo mató sin piedad y debe pagar por eso”, dijeron.