Tienen todo fríamente calculado

domingo 15 de julio de 2018 | 5:00hs.
Tienen todo  fríamente calculado
Tienen todo fríamente calculado
Todos mis movimientos están fríamente calculados, decía el Chapulín Colorado mientras se levantaba tambaleante porque algún error en sus movimientos había derivado en una caída o en un fuerte golpe que lo dejaba al borde del nocaut. Pero el Chapulín no se rendía, pero tampoco reconocía su error. Él no aceptaba que se había equivocado, y sugería que el golpe era parte de su plan y estaba pensado que eso pasara. Y lo hacía, incluso, no sabiendo cómo seguir la acción para salir del embrollo luego de ese golpe.
Algo así es lo que está pasando por estos días con el Gobierno nacional. El duro golpe que le propinó la realidad en los últimos seis meses lo tiene tambaleando, pero lejos está de reconocer que se equivocó en el camino elegido para “ordenar la economía” y más lejos está aún de reconocer que no encuentra un plan que lo saque de “la tormenta” -como les gusta a los miembros del gobierno nacional llamar a esta CRISIS-.
Claramente, el dólar y la inflación le aplicaron al Gobierno nacional un duro golpe desde comienzos de este año a esta parte. Un golpe que no esperaban, un golpe que no vieron venir. O tal vez lo vieron, pero no supieron cómo frenarlo. Entonces lo mejor es salir a decir que esto era parte del plan. “Esta agonía es producto del gradualismo, pero peor hubiera sido hacer todo esto de golpe”, repiten los dirigentes de Cambiemos a lo largo y ancho del país cuando se les piden explicaciones sobre lo que está pasando.

Sacudón financiero
Los primeros embates de la crisis se lo empezó a dar el mercado financiero desde que comenzó el año. Si bien en la última semana se “festejó” que “el dólar está contenido”, lo cierto es que si miramos hacia atrás, lo que menos logró este gobierno fue contener al dólar. Y de la mano del dólar, la inflación.
 A comienzos de año la moneda estadounidense rondaba los 19 pesos, en seis meses pasó de ese valor a casi 30 pesos hace dos semanas. Y de allí, en base a medidas extremas tomadas por el Banco Central y el equipo económico de gobierno, se consiguió que quede flotando entre los 27 y 29 pesos, durante las últimas dos semanas. Sí, durante las últimas dos semanas el dólar está controlado, pero casi 10 pesos por arriba de lo que estaba seis meses atrás.
Esta disparada del dólar también disparó la inflación. El presupuesto 2018 que votó el Congreso tenía fijada para este año una inflación del 10 por ciento. El 28 de diciembre, antes de que se vaya el 2017, los valores de la inflación de este año ya habían cambiado y subido a 15. Para abril de este año, ese valor ya se presentía lejano, puesto que en cuatro meses la inflación ya había superado la mitad de esa predicción. Entonces sugirieron que sería de 17 por ciento. A julio, con una inflación del 3,5 por ciento en junio, que se conoció al cierre de esta semana, ya estamos con una inflación que pisa el 16 por ciento en el primer semestre, y el gobierno, en su postura optimista, ya habla de un 2018 con un valor cercano al 20 por ciento. Lo cierto es que las predicciones privadas, las más serias, ya hablan de una inflación anual del 30 por ciento.
Estos indicadores golpean duramente al bolsillo, y Misiones no está ajena a eso. Esta semana, la suba de combustibles tomó por sorpresa a los misioneros que, por estos días, están cerca de pagar la nafta más cara del país. Ante estos indicadores, el Gobierno de la Provincia decidió tomar cartas en el asunto y logró un acuerdo con los proveedores de gas envasado para congelar por tres meses el precio de la garrafa. Algo de alivia los golpeados bolsillos de los misioneros que siguen esperando por el milagro que alguna vez les traiga el gas natural.
Pero como en el gobierno de Cambiemos tienen todo fríamente calculado, lograron frenar al dólar. Lo que casi no se dice es que lo hicieron con tasas de referencia del 40 por ciento para la política monetaria y del 50 por ciento para las Lebac. Con estos valores, claramente, a cualquier inversor le conviene más dormir billetes en un plazo fijo o en Letras antes que invertirlos en la economía real para crear puestos de trabajo, mejores salarios o permitir que haya más dinero circulante en las calles. Con estas medidas,  que siguen apuntando a la especulación, están fulminado a las pymes.
Además, ya largó a la calle más de 125.000 millones de pesos usados para contener el dólar. Y otro tanto tendrá que liberar el próximo martes cuando venzan Lebacs por 536.000 millones de pesos. Sobre esas Lebacs, el gobierno apuesta a transformarlas en Letes, un instrumento de deuda pública de corto plazo, son como un plazo fijo en dólares, que se negocia a través del mercado bursátil.

La pelea del presupuesto
Pero nada servirá si desde el Gobierno nacional se gasta más de lo que se tiene, o recauda, porque si esto es así, entonces seguirá el “festival de la deuda”, que por estos tiempos, según datos del instituto Internacional Financiero (IIF), ronda el 89 por ciento del PBI si se suman las deudas públicas y privadas. En estas circunstancias, seguir tomando deuda no debería ser una opción.
Entonces llega el momento del ajuste, un ajuste fríamente calculado, que esperan que en 2019 ronde los 300.000 millones de pesos entre los gastos que va a ajustar el Gobierno nacional y lo que pretende también que ajusten las provincias. Dura pelea comienza por estos días. El Chapulín va a tener que poner toda su astucia al servicio de la discusión del presupuesto, si es que quiere lograr su aprobación en el Congreso.
Allí la discusión más grande será con las provincias, a las que se les recortarían fondos de programas de ayuda y hasta obras públicas. Esto puso en alerta a los gobernadores, que ya empezaron a manifestar su descontento. Y no sólo los gobernadores peronistas o de partidos provinciales, también los gobernadores de Cambiemos están empezando a susurrar su malestar por estos posibles recortes.
Hay quienes no descartan que la discusión se torne tan complicada y tensa que pueda llevar a terminar el 2018 sin tener presupuesto nacional establecido para el año siguiente. Esto también perjudicaría mucho a Misiones, y lo pondría en una situación incómoda. Es que fuentes del mundillo legislativo provincial aseguran que en Misiones podría esperar la aprobación del presupuesto nacional para luego aprobar el presupuesto provincial. “Hay que saber dónde va a poner plata la Nación para después ver dónde ponemos nosotros”, afirmó una fuente del edificio que se erige en el Parque Paraguayo de Posadas.

La caída ya se dio
Todos estos golpes y errores de movimiento provocaron una caída de la imagen del presidente Mauricio Macri, y de todo su entorno político. Incluso María Eugenia Vidal, que durante los primeros meses parecía ser intocable en las encuestas, hoy comienza a mostrar un importante deterioro en las mediciones.
A fines del 2017 en Cambiemos ya se imaginaban a un Macri reelecto casi de forma automática. Por estos días, la situación se tornó compleja y la imagen del presidente está en su peor momento. El piso de imagen positiva ronda el 28 por ciento, pero la imagen negativa ya se acerca al 50 por ciento. En tanto, la gente que asegura que votaría a Cambiemos si las elecciones fueran hoy ronda el 35 por ciento, pero la gente que asegura que votaría a otra fuerza política ya llega al 48 por ciento, según datos de la consultora Synopsis. Encuestadora que suele trabajar para Cambiemos. En escenario de balotaje, una fuerza opositora se sitúa arriba de Cambiemos, reflejan las mediciones. Aunque todavía no aparece esa oferta conjunta de la oposición.
La falta de sensibilidad social que demuestra el gobierno hace mella en las capas medias y bajas que antes supieron apoyarlo. Sumando a la pelea con la Iglesia, que viene advirtiendo desde hace un tiempo sobre el deterioro social.
Pero más allá de estos números negativos que ya marcan una tendencia en el tiempo, todavía le queda una esperanza al equipo de Cambiemos. En la oposición todavía no aparece una figura que pueda capitalizar esa caída de imagen del Presidente y su entorno. Pero en política siempre es la gente quien elige a los dirigentes para corregir los desvíos y les exige más a los postulantes.
Los consultores, por estos días, miden a Cristina Fernández, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Agustín Rossi, Felipe Solá y Roberto Lavagna, entre otros. De ellos, el que más viene creciendo en los últimos meses es Lavagna, y por eso empezó a mostrarse un poco más públicamente para mejorar su posición. En ese contexto esta semana se fotografió con Sergio Massa. Ninguno de ellos superaría a Mauricio Macri de forma individual, pero si logran unirse, al menos algunos de ellos podría tener serias chances de gobernar.
Lo cierto es que por estos días se estaría analizando la posibilidad de que haya “dos peronismos” en 2019. Uno encabezado por Cristina Fernández, el otro con los demás dirigentes.  No obstante esto, sigue siendo más alto el porcentaje que por sobre estos nombres pide “gente nueva”. Es que la imagen de la actual dirigencia del peronismo sigue atada al pasado. Así que si el peronismo quiere darle pelea a Macri en 2019 necesita o bien unirse firmemente y sin rencores, o conseguir un outsider que le dé un aire de renovación.
Por su parte, Macri no sólo necesita que se reacomode y empiece a mejorar la economía, también necesita volver a unir, y sin rencores a Cambiemos. Esta semana, tras otro exabrupto de Elisa Carrió, que dijo que ella puede manejar a los radicales como quiere, Macri debió salir a calmar las aguas. Tras los dichos de la líder de la Coalición Cívica y socia de Cambiemos, el Presidente recibió a la cúpula radical para una cena de camaradería en la quinta de Olivos. Allí, además de charlar sobre las relaciones internas de Cambiemos, también se habló de una posible negociación con el peronismo por el presupuesto 2019. La estrategia de cambiemos es compartir los costos del ajuste entre los gobernadores. Pero los gobernadores le recuerdan que se llegó a esta situación por errores y mala gestión del gobierno nacional. Incluyendo acudir al FMI, que es rechazado por la amplia mayoría de los argentinos.

Encendiendo las antenitas de vinil
El Chapulín Colorado encendía sus antenitas de vinil para detectar la presencia del enemigo. En el gobierno de la provincia de Misiones empiezan a encender antenas similares para detectar la llegada de la temida tijera nacional. Esa que va a buscar recortar gastos que afecten a las provincias. Tanto el gobernador Hugo Passalacqua como el ministro de Hacienda, Adolfo Safrán, deberán estar muy atentos a los movimientos que intente hacer el Ministerio de Hacienda nacional que conduce Nicolás Dujovne, que en su afán de bajar el gasto podría perjudicar seriamente a los sectores más humildes de la tierra colorada.
Mientras tanto, deben estar atentos a la realidad, para reaccionar rápido con medidas que ayuden a los misioneros a pasar este difícil momento. En eso está claro que están trabajando. Misiones es una de las pocas provincias que mantiene en tiempo y forma el pago a los empleados públicos, además de brindarles aumentos que acompañan el ritmo de la inflación. Y todo sin tomar deuda pública, como promociona el gobierno nacional y otros distritos han acudid al auxilio del crédito.
Además, se están implementando medidas en conjunto con el sector privado que buscan defender un poco el bolsillo del misionero. Así, al mencionado acuerdo realizado con las distribuidoras de gas en garrafa, hay que sumarle el trabajo en conjunto de la provincia y la Cámara de Comercio e industria de Posadas para realizar una nueva edición del Black Friday, que se realizará entre el 2 y el 5 de agosto, y que ofrecerá descuentos en cientos de locales de la capital provincial, buscando por un lado el ahorro de los compradores y por otro el sostenimiento de los puestos de trabajo de los empleados del sector comercial.
El Chapulín Colorado, que escondía tras la frase “todos mis movimientos están fríamente calculados” su torpeza y sus errores, terminaba siempre venciendo producto de su astucia, o a veces por pura suerte. Ojalá, por el bien de todos los argentinos, este gobierno de Cambiemos, que por ahora muestra mala gestión y poco profesionalismo político, termine venciendo a esta “tormenta”, o crisis, ya sea por astucia o suerte.