Defensor independiente

Los últimos tiempos llevaron a varios municipios a repensar su funcionamiento y para ello redactaron sus respectivas Cartas Orgánicas, con las cuales plantean reglas de convivencia con mayor pluralidad y se adaptan a los nuevos tiempos de la política, entre ellos limitar la reelección del intendente.
Dentro de este documento que rige la vida institucional de cada comuna se encuentra la figura del defensor del pueblo. Si bien varias no lo incluyeron al principio entre sus prioridades, aparece como efecto colateral a la redacción de cada Carta Orgánica.
En Misiones sólo tres municipios emplean este cargo (Posadas, Oberá y San Vicente) de los once que cuentan con su documento, aunque convencionales de San Javier, San Pedro y San Ignacio analizan seriamente añadirlo a la escritura en un futuro inmediato. Al igual que Eldorado que, en la modificación de la norma que se realizará este año, también contempla su incorporación.
Uno de los debates ya se genera en San Pedro, donde destacan que la intervención del defensor del pueblo habría significado la solución inmediata a determinados conflictos. Pero a pesar de ello, hay ambigüedad respecto de su creación. Por un lado se valora la figura como intermediaria entre el Ejecutivo y la comunidad, con el objetivo de “resolver los intereses de toda la sociedad”. Pero por el otro, se genera la suspicacia: será útil si realiza su trabajo sin mezclar cuestiones políticas.
Y allí estará el desafío entonces de quien se ponga el traje de defensor del pueblo. Tener el equilibrio para no dejarse persuadir. Como lo sintetiza una de las banderas de la Carta Magna: “Proteger los derechos e intereses públicos de los habitantes”.

Por Gilberto Pérez
Editor de cierre
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