Emmanuel Macron se muestra como el líder del mundo occidental
domingo 14 de enero de 2018 | 5:00hs.
Buenos Aires (Télam).En Estados Unidos, Donald Trump se retira de acuerdos internacionales y confronta a socios y rivales; en Alemania, Angela Merkel está empantanada en negociaciones para formar gobierno; en Reino Unido, Theresa May lucha por concretar el Brexit sin desatar una crisis. El establishment occidental se quedó sin un líder y el flamante presidente de Francia, Emmanuel Macron, ya trabaja para quedarse con la vacante.
Esta semana Macron realizó su primera visita oficial a China y, además de las posibilidades comerciales, se concentró en reivindicar la cooperación en la lucha contra el cambio climático, un esfuerzo internacional que Trump abandonó con un portazo a mediados de año.
"¿Quién podría haber imaginado hace unos años que China demostraría ser una fuerza de impulso global en este asunto?", aseguró Macron codo a codo con su par Xi Jiping y destacó: "El acuerdo (contra el cambio climático) de París no habría sobrevivido" sin Beijing.
Desde que asumió, Macron, un licenciado de Filosofía y ex financista de 40 años que llegó a la cima del poder político en apenas unos años, buscó hacer de la lucha contra el cambio climático su marca internacional y su trampolín para posicionarse como la contracara de las políticas aislacionistas, anticientíficas y belicistas de Trump.
Con ese mismo discurso el presidente francés llegó esta semana a Beijing, donde aún se siente el malestar por la doctrina de Defensa que Trump anunció en diciembre y en la que describió a Rusia y China como sus dos principales rivales, que intentan "cambiar el status quo" en detrimento de los intereses de Washington.
La contracara de Trump
La contracara de Trump
Mientras Trump se refiere a China como un rival y denosta públicamente vía Twitter a su presidente, Xi, por no querer o poder contener a Corea del Norte, Macron explotó las coincidencias que tiene con Beijing y se mostró como un aliado occidental estratégico.
En su minuciosa construcción como líder de Occidente, el mandatario francés intenta hacer equilibrio entre su cara más amable y diplomática, y su versión más dura y contestataria.
Tiene más éxito con la primera, pero ha echado mano a la segunda en su primer encuentro con el presidente Vladimir Putin -cuando en una conferencia de prensa conjunta en el Palacio de Versailles acusó a medios públicos rusos de producir "propaganda falsa" contra él- o cuando en otra presentación ante los medios le dejó en claro a su par turco, Recep Tayyip Erdogan, que no hay posibilidad de que ingrese a la Unión Europea o cuando le contó a la revista Time que increpó a Trump por teléfono por su amenaza de abandonar el acuerdo nuclear con Irán.