Un testimonio para conocer el origen del horror

Sábado 24 de marzo de 2018
El martes 23 de marzo de 1976, el gobernador de Misiones, Miguel Ángel Alterach, decidió utilizar la residencia del gobernador por segunda vez en su gestión y no fue una noche más, una cena más. Fue la última cena, como el fantasma de los rumores lo hacía suponer y finalmente sucedió.
“Después de la cena con el gobernador Alterach tuvimos que dejar la Casa de Gobierno y cada uno nos fuimos a nuestras casas”, recordó con precisión el por entonces ministro de Gobierno, Mario Luis Ovando, horas antes de que el calendario indicara que se estaba en el fatídico 24 de marzo y entraba en vigencia el denominado Proceso de Reorganización Nacional.
“Fue una cena en donde todos estábamos afligidos por lo que estaba pasando en el país y de lo que se decía, que se avizoraba un golpe al Estado nacional, y alguien que estaba en la cena, un periodista de El Territorio, dijo como bromeando: ‘Gobernador, creo que es la última cena...’, y fue así porque cuando yo regresaba por la avenida Lavalle, empecé a ver camiones de Gendarmería y del Ejército... ya no éramos más Gobierno”, detalló el abogado y ex profesor Mario Luis Ovando a El Territorio, a 42 años del golpe militar.
“Llegué a mi casa, me acosté a dormir y me llama la esposa de López Forastier, que era ministro del Superior Tribunal de Justicia y me dice: ‘Doctor, ordene la liberación inmediata de mi marido que fue detenido por la Gendarmería’, y yo le digo que me parecía que ya no era más ministro porque se ha dado un golpe militar y que de todas formas me iría ya a Casa de Gobierno. Entonces llamé a Alterach para encontrarnos allí pero ya estaban los militares...”, recalcó el hombre que desde días después debió continuar su vida como abogado particular y reabrir su estudio.
“Sí me dejaron cesante como abogado del Banco Nación, pero eso era previsible y creo que era una manera de perseguirnos, como diciendo: ‘Qué hace este peronista en el banco’. Todo empezó por una denuncia de un colega que me caracterizó de izquierdista aunque luego el presidente Raúl Alfonsín me reincorporó en el cargo”, puntualizó.

“No nos encontraron nada”
“La situación que se vivía era terrible, sin dudas, pero a mí y al gobernador no nos detuvieron y aunque temíamos que eso podía pasar, estábamos tranquilos en cierta forma porque no  tenían de qué acusarnos de tal o cual cosa...”, dijo Ovando, y en referencia a ese pequeño gran detalle, recordó que Alterach era un “tipo sumamente austero, cada vez que debíamos ir a Buenos Aires nosotros nos pagábamos el viaje y el hotel y no teníamos viáticos. Ese era el sistema de Alterach”.
“Todos los gobernadores y sus ministros del país fueron presos, por eso el temor, pero finalmente no sucedió así y creo que fuimos los únicos o los pocos que los militares no encarcelaron”, reconoció el por entonces mano derecha de Alterach.
“No nos encontraron motivos”, insistió Ovando. “La provincia estaba en una situación próspera, habíamos reparado e inaugurado la ruta a Puerto Iguazú que hacía rato no se hacía, es decir, se hicieron obras en corto tiempo (asumieron el 25 de mayo de 1975) que no se podían discutir y además no había sobreprecios, nada de eso. No había denuncia de esas cosas”.
Y Mario Luis Ovando rememora todo lo ocurrido entre esa noche y los días siguientes. Y recuerda, y cómo olvidarlo, cuando el propio coronel Sarmiento -definido por él mismo como un tipo feroz- le dijera en el momento en el que el golpe empezaba a sentirse crudamente en el país: “‘Lo investigamos a usted, a su señora, a su familia... quiero que me diga cómo hicieron para ocultar las fechorías que hicieron’; lo dijo medio entre sonrisas y no tanto...”.
El golpe. El fin del gobierno de Miguel Ángel Alterach. Todo lo que estaba planificado se fue con la Junta Militar que quedó a cargo. Ovando no dudó en calificar a la operación Aries, a la rebelión cívico militar, como un hecho que “destruyó normas de convivencia, las hizo mierda”.

Por Mauro Parrota
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