Narco denunció que PNA lo secuestró, pero fue condenado a 7 años de cárcel

sábado 08 de diciembre de 2018 | 4:30hs.
La droga acomodada en la caja de carga de la camioneta.
La droga acomodada en la caja de carga de la camioneta.
Cristian Valdez

Por Cristian Valdez fojacero@elterritorio.com.ar

El ciudadano paraguayo Milciades Rafael Espinoza González (30) fue condenado a siete años de prisión de cumplimiento efectivo por el delito de transporte de estupefacientes, en relación a un cargamento de 1,8 toneladas de marihuana incautada el pasado martes 2 de octubre en el interior de una combi Mercedes Benz modelo Sprinter que manejaba por la ruta nacional 12 a la altura de Puerto Rico.
En paralelo fue absuelto del delito de resistencia o desobediencia a funcionarios públicos que recaía sobre sus hombros, debido a que esa tarde se arrojó por la ventanilla en plena marcha para eludir su detención, pero la caída le produjo lesiones y fracturas que impidieron continuar la fuga, poniendo fin a una persecución de alrededor de ocho kilómetros desde San Gotardo.
La sentencia fue dictaminada poco antes del mediodía de ayer, como punto final de un juicio bajo la modalidad de flagrancia, desarrollado en el Tribunal Federal de Posadas y presidido por el juez Manuel Alberto Jesús Moreira, quien falló en consonancia con lo pedido en los alegatos por el fiscal Ricardo Di Loreto y contrario a la absolución exigida por la defensora oficial, Susana Beatriz Criado, quien consideró la supuesta inexistencia de elementos que prueben la responsabilidad de su cliente en el delito.
En el mismo fallo, Espinoza González fue declarado reincidente por contar con una condena por comercialización de marihuana al menudeo, producida en Buenos Aires en 2012.
Se dispuso que sea alojado en la Penitenciaría Federal 17 de Candelaria hasta tanto se pueda dar lugar a un nuevo proceso de extrañamiento con el cual sería nuevamente expulsado del país.

“Ellos se cubren las espaldas”
Previo a escuchar el fallo condenatorio, Espinoza González volvió a referirse al magistrado (como lo hizo anteriormente) para denunciar a la patrulla de agentes de Prefectura Naval que lo detuvo esa tarde de octubre, acusándolos de secuestro y torturas.
Primeramente cuestionó el documento migratorio de ingreso al país, a su nombre y con fecha de junio de este año, encontrada en la cabina de la Sprinter que manejaba, diciendo: “¿Cómo voy a entrar al país si tengo prohibido (fue expulsado por la condena anterior), o sea de dónde voy a sacar una entrada a este país siendo que no puedo ingresar? Ellos se cubren las espaldas”.
Mas allá de eso, dijo recordar que el vehículo repleto de droga “estaba con las ruedas traseras y una delantera rota. ¿Cómo voy a conducir un auto roto?”, se preguntó y al mismo tiempo respondió que “el vehículo ya estaba ahí cuando me llevaron e hicieron todo un operativo trucho. Me quieren dar una causa que no es mía y no voy a hacerme cargo de algo que no se de quien es”.

Supuesto secuestro
La declaración del condenado, oriundo de la localidad de Yuty, departamento de Caazapá, fue a modo de ratificación de lo que había dicho en la etapa de testimoniales, cuando acusó a los tres prefecturianos que lo detuvieron de haberlo secuestrado en su país para luego ingresarlo a éste de manera clandestina y a punta de pistola e, incluso, que después de golpizas y amenazas de muerte lo obligaron a dejar huellas en el vehículo para involucrarlo en el delito. Juró que es inocente.
Dando su versión de lo que supuestamente ocurrió, había declarado que “el lunes (1 de octubre) estaba pescando con mi tío en la costa del río Paraná, frente al club de Capitán Meza, y al ver la lancha de la Prefectura argentina la grabé con mi celular. Fue el principio de todo, porque los prefecturianos vieron, vinieron hacia donde estaba y a punta de fusil y pistola me secuestraron, me cruzaron a la Argentina bajo amenaza de muerte, me metieron en el monte, me golpearon e insistían que me iban a matar. Me tuvieron paseando arriba de una Ford Ranger -dijo que era de color blanca- toda la noche, mañana y tarde del día siguiente”.
“El 2 de octubre a la tarde (cuando lo detuvieron) en la misma camioneta me llevaron hasta ese lugar, me metieron a la combi y apuntándome con una pistola un prefecturiano me ordenó que suba al asiento del conductor y deje mis huellas. Después me bajaron y golpearon en el piso, lastimándome el pie izquierdo, y me dislocaron el brazo”, aseguró.

Relato inverosímil
El fiscal atacó la versión del paraguayo resaltando algunos puntos considerados claves para marcar que es -a su criterio- un relato inverosímil.
Primero marcó las anotaciones del libro de guardia de la Prefectura de Puerto Rico, en el que aparecen registrados los ingresos y egresos de la camioneta mencionada, con distintos ocupantes y en distintos horarios, cuando el condenado aseveró que los prefecturianos lo mantuvieron desde el 1 hasta el 2 dando vueltas a bordo de ese vehículo.
También ponderó el hallazgo del documento de Migraciones que marcaba su ingreso al país, lo que el condenado calificó como improbable, puesto que había sido expulsado. Y, por último, Di Loreto se agarró del testimonio de un cacique de la aldea aborigen de la zona, Antoniano Ramos, quien contó que ni bien escuchó el ruido producido por el impacto de la camioneta contra el guardarrail, salió para ver qué pasaba y notó a Espinoza González tendido sobre el asfalto, herido.
El fiscal dio con eso acreditado que la versión que dio el acusado fue parte de una estrategia defensiva para morigerar la pena. El juez Moreira también lo entendió así, decretando la pena y alojamiento en la penitenciaria federal hasta 2025.


1.831

Kilos de marihuana .
En la Sprinter, los prefecturianos incautaron 1.831 kilos de marihuana, distribuidos en 2.041 ladrilos empaquedados en 84 bultos.