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La moraleja navideña de las chicharras

lunes 09 de diciembre de 2019 | 6:00hs.
El árbol emplazado en la estación.
Con la premisa de recrear en época de Navidad elementos que evoquen el sur y su calor, el artista misionero Andrés Paredes proyectó un gran árbol donde se posan mariposas y chicharras. Pequeña fauna tan abundante en la tierra colorada y que experimenta un maravilloso proceso de transformación.
La obra titulada Navidad en verano está emplazada desde ayer en la estación de transferencia del subte de la línea C, en Constitución, ciudad de Buenos Aires. El árbol navideño tiene cuatro metros de altura y su elaboración en papel calado llevó casi dos meses.
De esta manera, la multitud que día a día ocupa el transporte público observará un símbolo navideño que se aleja del imaginario heredado del norte, con ramas cubiertas de nieve y alegres renos. Justamente, esa sustitución de paisajes y formas está en el origen de la búsqueda de Paredes.
“Es un proyecto con trama calada en papel y a pedido de Sbase, subte de Buenos Aires”, contó a El Territorio. Se trata así de reflejar un árbol de Navidad pero con un cariz más cercano, que nos sitúa en el marco de la naturaleza en plena ebullición.
“La idea es crear un árbol de Navidad que tenga una simbología de acuerdo a nuestras costumbres. Nosotros pasamos nuestra Navidad en el verano, y nuestras navidades están plagadas de símbolos foráneos que no tienen nada que ver con nuestra ideología, con nuestro paisaje, ni con nuestra forma de vivir. Como la nieve, los renos, hay muchas cosas que no nos pertenecen, hasta las comidas están pensadas para un clima frío, invernal. Yo siempre pensé cuánto costaría lograr que la gente se adueñe de nuestros propios símbolos”, reflexionó y añadió que la presencia de los insectos “tiene que ver con lo que pasa en la Navidad y en la fiestas de Fin de Año, que es esa idea de renacer, de planificar, o de pensar nuevas metas, nuevos objetivos. Es un tiempo de reflexión, de balance, de encontrarse con la familia y, sobre todo, pensar y soñar en un año nuevo que comienza. Y, en ese caso, las mariposas y las cigarras son símbolos importantísimos, que hablan justamente de eso: de la transformación y de la posibilidad de definirse, de comenzar otro ciclo, de empezar ciclos nuevos”.
Explicó que, si bien las chicharras son muy comunes en Misiones y su canto se asocia a la hora de más calor, “también son muy, muy comunes en el norte, se las llama coyuyos. Además, las mariposas que utilicé, si bien son mariposas nativas de Misiones, todas estas mariposas también se encuentran en la Ciudad de Buenos Aires. Entonces, la idea era tomar símbolos misioneros pero que también puedan encontrarse en otras partes de la Argentina”.

Transformación y enseñanza
En el universo creativo del apostoleño, los insectos que atraviesan el rasgo biológico de la metamorfosis ocupan un espacio preponderante resignificándose todo el tiempo. “Las mariposas y las chicharras, aparte de las libélulas -que en este caso no usé- son insectos que pasan por grandes procesos de transformación, yo los elijo en mi obra justamente como una gran metáfora a la que todo ser humano aspira, que es la idea de redefinirse, reinventarse, de poder cambiar, de poder ser lo que uno quiere ser”, dijo.
Con las chicharras, básicamente, sucede eso en todos los patios de nuestras casas de Misiones. “Si uno se pone detenidamente a ver el proceso de transformación de la ninfa de chicharra, hasta cuando deja la exuvia, que es esa muda que vemos en los árboles de color caramelo, es como algo de ciencia ficción. Es como ver un programa de televisión con cosas de otro planeta, es algo increíble esa transformación. Y este fenómeno se da para fin de año, y eso pasa en cada casa, en cada patio que uno encuentra en Misiones. Siempre pensé que la chicharra deben ser un símbolo de nuestras navidades, y no sé cuánto más puede faltar para que en cada árbol de Navidad de cada casa misionera se encuentre una chicharra como símbolo de nuestras navidades”.
Las aladas chicharras mimetizadas en los árboles cantan entonces sus villancicos de siesta. Estridulan y se nutren de savia.
“Las chicharras justamente cantan como parte de su proceso de supervivencia, cantan para que su ciclo de vida continúe, es un llamado para perpetuar su especie, y en ese caso la relación con la Navidad es directa. Para mí el canto de la chicharra sí es celebratorio”, precisó Paredes en relación con su elección de dar vida a gigantes seres de papel.
Por todo ello, invitó a quienes estén de paso en Caba o hagan un viaje en subte a que se detengan un momento frente al árbol y sus locales duendes, con su moraleja de que siempre se puede cambiar.
El artista visual con proyección internacional, asimismo realizó un breve repaso de sus trabajos de este año a la vez que adelantó algo de lo que se vendrá: “Este año comenzó con una muestra muy importante en Los Ángeles, en la que estuve trabajando muchísimo tiempo, y fue muy exitosa. Fue un año muy bueno para producción artística hice una muestra, justamente de chicharras, en el Museo Larreta, que es un museo muy importante de la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Belgrano. Y estoy editando mi primer libro que es un libro de imágenes y textos de mis últimos 17 años de carrera entre Misiones y Buenos Aires, que lo está haciendo una fundación de Buenos Aires”.
A su vez, acerca de lo que traerá el 2020, indicó que en mayo hará una muestra en el Museo Yaparí de Posadas.
“Es muy importante porque hace mucho que no muestro en Misiones. Así, que el año próximo empieza cargado de proyectos, con una muestra que se va a hacer en Misiones, y luego en el Museo Vidal de Corrientes, y por último, se va a mostrar en Buenos Aires. Hace un camino inverso, se produce y se muestra primero aquí, y luego va bajando por el Paraná, a Corrientes y finalmente a la Ciudad de Buenos Aires, donde recién se va a exponer en octubre. Así, que es un fin de año muy interesante y muy auspicioso. Y espero que lo sea para todos también”, finalizó.
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