Hoy arranca el 12° Festival Internacional de Títeres Kruvikas

El gran encuentro de muñecos se desarrollará hasta el 10 de agosto con elencos de Venezuela, Cuba y Argentina.
viernes 01 de agosto de 2014 | 8:40hs.
Debut en la tierra colorada.
Debut en la tierra colorada.

Sentado en la mesa de un bar de la Terminal de Ómnibus, Jorge Libreros dice: “El títere no pasa de moda”. A su lado también dialogan su compañera Natalia Duque y Jacobo, el hijo de ambos. Al otro costado de la mesa yacen las valijas cargadas de ropas, cosas y un muñeco que tomará vida hoy a las 19 en Teatro de Prosa. Hace casi un mes que la familia titiritera Jabrú llegó desde Colombia para recorrer Argentina. Ayer arribaron a Posadas para participar por primera vez del 12° Festival Internacional de Títeres Kruvikas.

 

Con la obra Clownti, el grupo colombiano abrirá el gran evento organizado hace doce años por Kossa Nostra. También vendrán elencos de Venezuela, Cuba y otras partes de Argentina. Más de trece obras se verán en el Centro Cultural Vicente Cidade hasta el 10 de agosto.

 

Mientras Jacobo construye pequeños muñecos de corchos y palitos, Natalia y Jorge hablan sobre su propuesta artística y la vigencia del títere: “A pesar de que ahora hay tanta tecnología, tantas formas de entretenimiento, el títere genera en la gente lo mismo que hace cien o mil años. Es esa capacidad de sorprenderse y de conectarse con ese otro mundo fantástico e imaginario. A veces nos dicen ‘ustedes son magos’. Y hay algo de magia en ese ser que es animado, que toma vida”.

 

 

“Teníamos muchas ganas de venir al festival. La intención con este viaje también es recopilar información sobre el teatro de muñecos de aquí, porque en Colombia es poca la tradición de títeres”, explica.

 

Este año, el grupo cumple 11 años, la misma edad que Jacobo, quien creció con los títeres. Natalia es artista plástica y Jorge se dedica a las artes escénicas. “Cuando nació Jacobo, decidimos intentar hacer algo que lo incluya a él. Entonces se nos abrió el camino. Hoy ya tenemos siete obras de repertorio y varios premios”.

 

El mensaje de la obra

 

Jabrú propone otra manera de abordar el teatro de títeres. Según define Natalia, las obras nacen a partir de “una información que se mezcla y se transforma en un momento contemporáneo. Investigamos muchísimo sobre nuestra cultura, de dónde venimos. En el trasfondo de los títeres que hacemos hay una parte muy mágica, cuando la gente dice ‘realmente me llegaron al espíritu’. Porque lo que hacemos es alimento para el alma”.

 

Al mismo tiempo, las obras surgen del interés de manifestarse frente a una realidad o problemática concreta. “Vemos que el arte es un medio para denunciar, para contar lo que directamente no puedes decir, el arte te permite ser un medio de expresión para hacer una protesta”.

 

Clownti tiene “un trasfondo super duro”, ya que habla sobre la historia de un niño abandonado. El muñeco parece tierno y dulce pero el contexto es complejo e injusto. “Es una crítica por los niños que crecen solos. Creemos que una de las problemáticas más grandes contemporáneas es que los hacemos crecer muy rápido. Ser responsables de aquellos seres es un poco la labor de conciencia que hacemos, porque nosotros somos papás”, explica la mujer del clan.

 

Es un drama sobre una problemática que llamó la atención y sensibilizó a los titiriteros. “Nos afectó esa soledad de los niños... Lo vemos mucho donde nosotros vivimos. Y acá también lo vimos. En Iguazú nos pegó durísimo ver a los guaraníes en la calle como mendigos, sabiendo que son una cultura tan antigua. En Colombia también pasa con nuestros indígenas esa falta de respeto”, opina Jorge.

 

Para Natalia, el teatro de títeres posibilita una comunicación efectiva con el público. “Hay cosas como actor que no podés decir, te tenés que cuidar mucho con el público. En cambio al títere lo podes matar y que vuelva a ser títere. Se pueden hacer trucos para lograr que sea el medio de lo que querés decir. Y como medio educativo, es super clave. Es una herramienta motriz, y pedagógica. Es una conexión directa con el imaginario”.

 

La oportunidad única para comprobar el efecto que causa esa conexión entre el público y los títeres se hará realidad durante diez días en las funciones del Festival Kruvikas, que ya está por comenzar.

 

PROGRAMACIÓN

 

 

 

Las entradas costarán entre 30 y 40 pesos.

 

 

Nota perteneciente a la edición impresa.