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Horacio Quiroga en el corazón y la selva de los misioneros

domingo 19 de febrero de 2017 | 6:00hs.
Horacio Quiroga en el corazón y la selva de los misioneros
En Buenos Aires, una expo de fotos resalta el Teyú Cuaré.
En Buenos Aires, una expo de fotos resalta el Teyú Cuaré.

Indudablemente la relación de Horacio Quiroga con la muerte siempre fue estrecha. Tras varias tragedias que rondaron su círculo social, hoy se lo celebra en el aniversario de su fallecimiento. Porque el fatídico destino quiso verlo nacer un 31 de diciembre, fecha poco propicia a reunirse para homenajes.
Hoy se cumplen 80 años de esa muerte y el autor cobra cada vez más vida en el mundo de la literatura y las artes, con un legado que inevitablemente hace trascender a Misiones en el globo entero.
Analizado por prestigiosos estudiosos académicos e influencia de grandes escritores, el uruguayo que encontró su hogar sobre la tierra roja es paradójicamente muchas veces desconocido en estas latitudes.
Aída Giménez, integrante de la Sadem y del Grupo de Fanáticos de los Cuentos de Horacio Quiroga vive en cercanías a la casa del mítico escritor en el Teyú Cuaré y explicó: “Nuestros vecinos no conocen a Quiroga. Personas que nacieron acá que tienen a sus abuelos que fueron contemporáneos con Quiroga, no saben quién es, viviendo a metros de su casa”.
Es que, a pesar de su prestigio, su locura, de amarlo u odiarlo, su obra no está presente en la currícula educativa misionera. Así, el lugar que albergaba al creador de cuentos suele encontrarse desolado y descuidado la mayor parte del año. Por ese motivo, tanto la Sadem como el Grupo de Fanáticos intentan contagiar la pasión quiroguiana con concursos literarios, con el ya religioso homenaje que cada año repiten en San Ignacio y en las escuelas.
En ese marco, Aníbal Silvero, como presidente de la Sadem, destacó que es importante no sólo sumar a Quiroga sino estudiar a autores locales, que a pesar “de lucharla acá, son poco leídos”.
En coincidencia, Raquel Cardozo, una de las fanáticas, relató que un hombre del sur argentino, marcado en su infancia por los cuentos de Quiroga, visitó Misiones y, al pasar por San Ignacio, no logró contener la emoción al ver que el arroyo Yabebirí era real y no parte del imaginario de un cuento infantil. Asimismo, otros fanáticos recordaron cómo en lejanos países suelen relacionar directamente a Misiones con el autor, o inclusive en el stand de la provincia en la última Feria del Libro de Buenos Aires, los lectores se acercaban curiosos en busca de alguna referencia al uruguayo. Gonzalo Herrera fue quien representó a la Sadem en ese espacio y rememoró: “Si bien los escritores misioneros estamos empapados de su influencia, fue impresionante la gente que venía a preguntar por Quiroga y no teníamos más que unos folletos que imprimió la Biblioteca de las Misiones con algunos cuentos, como para calmar esa demanda”.
Con espíritu alentador, David Rebatta Ovalle, uno de los fundadores de los fanáticos, remarcó que la casa de Quiroga en Misiones siempre fue un lugar de encuentro para literatos y que de a poco va destacándose su obra, por sobre su personalidad, con la que algunos lugareños solían cruzarse.
En esa línea, Miguel  Ferreira y  Carlos Leyrías subrayaron la necesidad de entender a Quiroga también en su faceta de investigador, creador, de visionario. Es decir, desde el punto de vista social y antropológico, no sólo a través de sus cuentos. “Se lo incluye en las currículas de manera soslayada mientras en otros lugares se empondera su figura”, remató Ferreira.
De esta manera, siempre con el norte de destacar su trascendencia y de conocer un poco más las multifacetas del escritor hoy en San Ignacio hay una extensa jornada de celebración. Arrancará a las  9.45 en la Casa Museo y al mediodía se trasladará al Club de Río, donde se hará el tradicional homenaje a escritores fallecidos con el lanzamiento de flores al río, presentaciones audiovisuales y artísticas que durarán hasta las 20.

El bastión invaluable en Misiones
A pesar de nacer del otro lado del Río de la Plata y zondeado varias ubicaciones, el curiosamente extravagante e incomprendido Quiroga erigió su hogar valientemente en medio de la selva misionera eligiendo su fauna, flora y su río Paraná como fuentes de inspiración.
Contradictoriamente, esa magia y ese valor histórico no logran trascender actualmente a nivel turístico y cultural. La vieja casa permanece un tanto inhóspita, a veces aislada y con una promesa de refacción que no termina de hacerse realidad. Año a año, con la excusa del homenaje se busca que las condiciones del espacio sean favorables en esta época. Hasta hace muy poco, el lugar no tenía baños, no hay una correcta instalación eléctrica y el camino era intrasitable sólo días atrás. Así, ajenos al escritor que lo admira, al turista que pasa, al fanático que viene de lejos y hasta al vecino que no lo conoce, los designios administrativos, ejecutivos o empresariales impiden que este pedacito de tierra misionera sea un verdadero espacio de culto al saber y la historia del mundo.

Buenos Aires rindió homenaje a la selva de Quiroga
BUENOS AIRES (Corresponsalía). La ciudad de Buenos Aires recordó la vida y obra del escritor Horacio Quiroga en un acto que se realizó el jueves pasado en la Biblioteca Ricardo Güiraldes con una serie de dramatizaciones de sus cuentos y una exposición de fotografía de su hogar en San Ignacio.
En un escenario ambientado con abundante vegetación y con el convite de tragos hechos en base a yerba mate, se recibió al público que asistió al evento en el que los artistas Virginia Gallardo, Gerónimo Gutiérrez y Milagros Senders fueron los encargados de contar y representar la trama de dos clásicos: La gallina degollada y El almohadón de plumas.
Estas actuaciones, tituladas Terror nocturno, trasladaron atmósfera misionera al escenario de la biblioteca en Recoleta. “La obra de Quiroga es tan rica e inagotable que genera todo tipo de manifestación artística y la experiencia de contar sus cuentos es realmente fabulosa, porque vemos en el publico esa expresión del rostro de un niño interesado cuando escucha un relato que lo atrapa”, dijo Gallardo a El Territorio.
Al finalizar las representaciones, hubo un espacio de diálogo con el público. Allí, una mujer relató que crió a sus hijos haciéndolos dormir con cuentos de Quiroga y que motivados por eso organizaron hace 20 años un viaje a Misiones. “Fuimos tantas veces a esa provincia que hoy uno de mis hijos vive allá y tengo cuatro nietos que siguen leyendo esos mismos cuentos de Quiroga”.
En tanto la fotógrafa posadeña Irupé Tentorio, autora de la muestra que tituló La impunidad de la selva, donde muestra el peñón del Teyú Cuaré y la casa del escritor uruguayo en San Ignacio, explicó: “Ese lugar tan especial de Misiones es un gran espacio poético porque aún hoy allí se respira inmensidad y por eso para mí fue muy especial hacer este ensayo fotográfico en un sitio con tanta belleza y abundancia”. 
La muestra de Tentorio permanecerá en exposición durante un mes y puede ser visitada de lunes a viernes de 12 a 20. Está compuesta por quince fotografías de diversos objetos tanto de la casa de Quiroga como de los alrededores.

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