Estuvo detenida por homicidio de su beba y ahora sería dada en adopción

sábado 08 de febrero de 2020 | 4:00hs.
Estuvo detenida por homicidio de su beba y ahora sería dada en adopción
Estuvo detenida por homicidio de su beba y ahora sería dada en adopción
Por Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

Pobreza, hacinamiento, maltrato, abuso. Un cóctel nocivo y fatal que en marzo del año pasado se cobró la vida de la pequeña Rita Sofía Gallardo, de apenas once meses, hecho por el que estuvo sospechada su propia madre, una menor de 14 años. 
Tras permanecer once días detenida, al ser inimputable C. fue restituida a su madre en Villa Sommer, municipio de Guaraní, donde reside con sus tres hermanos más chicos. 
Si bien en un primer momento los menores quedaron a cargo de su progenitora, identificada como María L. (32), con el correr de los meses la mujer formó una nueva pareja y se mudó a una localidad vecina, por lo que dejó a sus hijos al cuidado del padre biológico, una circunstancia varias veces repetida en los últimos años. 
Pero resulta que el hombre, ya sexagenario, padece serios problemas de salud y afronta serias limitaciones para criar a los menores. El hombre no tiene trabajo fijo, vive de changas y en ocasiones salen a pedir comida. 
En este contexto, a fines del año pasado personal de la Municipalidad de Guaraní elevó un pormenorizado informe socio ambiental al Juzgado de Familia de Oberá, organismo que dispuso el estado de adoptabilidad de los menores.
“Como la madre no tiene intenciones ni la capacidad de criar a sus hijos, como tampoco el padre ni la familia ampliada, se dispuso que sean tenidos en cuenta para ser adoptados. Son chicos que tienen una historia muy pesada, al punto de que la mayor fue madre con 12 y el año pasado estuvo presa por el homicidio de su beba. Si bien luego se trató de revincularla con su familia, incluso se les construyó una vivienda, lamentablemente los padres no son aptos y está más que demostrado”, precisó una fuente del caso.   

Cuadro de horror 
El homicidio de la pequeña Rita Sofía Gallardo se produjo el 15 de marzo del año pasado en una vivienda de Villa Lindstrom, en Oberá. Apenas una semana antes se mudaron allí la madre de la criatura y su pareja, identificado como Isaías B. (19). 
El día del hecho, en el lugar también estaba presente un menor de 14 años, hermano del sujeto mayor.
La autopsia confirmó que el deceso de la beba se produjo por un “politraumatismo grave de cráneo y paro cardiorrespiratorio”. Además, se constataron múltiples hematomas en diferentes partes del cuerpo, un corte en la espalda y, para completar el cuadro de horror, lesiones compatibles con quemaduras de cigarrillo. 
Por ser inimputables, los menores nunca declararon ante la justicia, mientras que en su defensa Isaías B. apuntó las culpas hacia su hermano de 14, aunque éste fue liberado a los pocos días. 
En tanto, el mayor fue imputado por “homicidio calificado por la participación de menores” y espera el juicio tras las rejas. 
La corta edad de la víctima y los detalles aberrantes del caso conmocionaron a la opinión pública, pero poco se consideró del entorno donde creció la madre de la criatura fallecida. 
Desde hacía varios años sus padres estaban separados y en 2015 las tres nenas más chicas, entre ellas C., fueron judicializadas e ingresadas al Hogar Mitaí de Oberá, luego de que la madre las abandonara para formar otra pareja. 
De todas formas, con el tiempo dicha relación se fue deteriorando y la mujer regresó a Guaraní, donde volvió a revincularse con sus hijas y la Justicia le restituyó a las mismas, pero las cosas no mejoraron.  

El peor presagio 
Las criaturas siguieron expuestas a necesidades básicas insatisfechas desde temprana edad y riesgos cada vez mayores, al punto que a los 11 años C. fue violada y quedó embarazada. Incluso, en primera instancia acusaron a un vecino, pero tampoco se descarta un abuso intrafamiliar. 
Luego de dar a luz, la menor inició una relación con Isaías B., cinco años mayor que ella, un joven con malos hábitos y antecedentes policiales. Por ejemplo, en diciembre del 2018 fue detenido por efectivos de la Comisaría de Guaraní por amenazas y portación ilegal de arma de fuego. 
Un mes más tarde, en enero del año pasado, C. y su beba sufrieron un accidente de tránsito abordo de un auto que conducía el mismo sujeto. Si bien ambas salieron ilesas, fue un presagio de la tragedia. 
“Él siempre le celaba a mi hija y una noche llegó en mi casa con revólver y machete gritando que ella andaba con otro tipo y que le iba a matar. Hicimos la denuncia y la Policía le detuvo. Por eso mi hija le tenía miedo y no le dejaba”, lamentó oportunamente el progenitor de C. 
De todas formas, por sus propias limitaciones, los padres de la menor no lograron proteger a su hija y su nietita. 
Una semana antes del fatal desenlace, Isaías B. convenció a la menor para mudarse con él a Oberá, donde acordó cuidar la casa de un pariente, luego convertido en escenario de la tragedia. 
“No conocía mucho a esos chicos porque hacía poco que vinieron, pero siempre andaban tomados. (Ese día) escuché que la criatura lloraba mucho y después se calló. Más tarde, ya de noche, vi que pasaron corriendo con la criatura alzada”, indicó Vilmar Cardozo, quien residente a metros de la casa de donde mataron a la beba. 

Pobreza extrema y falta de contención

El expediente por el homicidio de la pequeña Rita Sofía Gallardo -que llegó sin vida al Hospital Samic- se tramita en el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, con intervención del Juzgado Correccional y de Menores que entiende en la situación de la madre de la víctima y del hermano de quien entonces era su pareja, ambos de 14 años. 
Por tratarse de inimputables, la jueza de Menores Adriana Zajaczkowski se limitó a notificar a los tutores sobre los alcances de la causa, tras lo cual cada uno regresó con su familia. 
La chica volvió con su mamá a Villa Sommer, mientras que el jovencito fue asistido por una hermana mayor que reside en Oberá. 
Si bien en primera instancia la madre de C. se comprometió a cuidarla y recibió asistencia de la comuna local, con el correr de los meses volvió a desentenderse de la menor y de sus otros hijos pequeños, al punto que formó una nueva pareja y se fue de la casa. 
En consecuencia, los menores quedaron en resguardo de su padre, también en Villa Sommer, quien a su vez vive con otros cuatro hijos mayores.
Días atrás El Territorio volvió al lugar y corroboró el cuadro de pobreza extrema, hacinamiento y falta de contención de los chicos. 
También consultó al progenitor sobre una denuncia de meses atrás en su contra por presunta prostitución de su hija de 14 años, lo que desmintió categóricamente. 
“Estuve preso unos días pero fue una mentira. Ella misma (por su hija) contó que volvimos caminando del hospital y en la rotonda del cruce (Karaben, sector donde muchas mujeres ejercen la prostitución) aproveché para ir al baño y ella me esperó nomás. No estaba trabajando”, argumentó. 
Así, la menor continua sumida en un círculo vicioso que cada vez se ensancha para peor.