Esquistosomiasis, la enfermedad de las represas

domingo 17 de febrero de 2019 | 5:00hs.
Griselda Acuña

Por Griselda Acuña interior@elterritorio.com.ar

Roberto Stetson coordina el Programa Provincial de Estudio de Animales Venenosos en el Ministerio de Salud Pública. En simultáneo lleva adelante estudios de monitoreo del caracol que transmite esquistosomiasis o bien la “enfermedad de las represas”. El relevamiento se realiza convenio mediante entre la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) y la cartera sanitaria local.
Sobre la patología se sabe que las personas se infectan cuando las formas larvarias del parásito, liberadas por caracoles de agua dulce, penetran en la piel durante el contacto con aguas infestadas.
En el interior del organismo, las larvas se convierten en esquistosomas adultos, que viven en los vasos sanguíneos, donde las hembras ponen sus huevos. Algunos de esos huevos salen del organismo con las heces o la orina y continúan el ciclo vital del parásito. Otros quedan atrapados en los tejidos corporales, donde causan una reacción inmunitaria y un daño progresivo de los órganos. La enfermedad en humanos puede producir dolor abdominal, diarrea y sangre en las heces. En los casos avanzados es frecuente el aumento de tamaño del hígado, que se asocia frecuentemente a la acumulación de líquido en la cavidad peritoneal e hipertensión en los vasos sanguíneos abdominales. En esos casos también puede haber aumento de tamaño del bazo.
Para ampliar sobre los estudios que se están desarrollando en zonas ribereñas, Stetson dialogó con El Territorio y explicó el alcance de la investigación.

¿ En qué consiste la denominada enfermedad de las represas?
Se llama enfermedad de las represas o bombas biológicas también a la esquistosomiasis, es una enfermedad parasitaria producida por un gusano del grupo de los trematodos, es un gusano plano que tiene como huésped intermediario un caracol de agua dulce del género biunfalaria.

¿Cómo es el ciclo de la enfermedad?
En general la enfermedad se dispersa por personas enfermas que transmiten/diseminan los parásitos a través de la materia fecal colocadas a campo abierto y cerca de los cuerpos de agua donde viven esos caracoles. Las lluvias arrastran estos huevos al agua de donde sale una larva que se llama miresidio que no infecta a los hombres pero si a los caracoles, penetra en ellos y ahí se transforma saliendo posteriormente de una serie de transformaciones en una larva que se llama cercarias que es la larva infectante. Esta larva nada en el agua y es capaz de penetrar  la piel de las personas,  cuando entran en contacto con estas aguas infectadas, las toman o se bañan y ahí se cierra el ciclo.

¿ Cómo se hace el monitoreo en Misiones?
En Misiones lo que hacemos es el monitoreo y la vigilancia epidemiológica. Esto consiste en tener un registro de todos los lugares en donde se encuentran los operadores, es decir, los caracoles, el único que hemos encontrado nosotros en la región es el bionfalaria tenagofila que puede actuar como huésped intermediario. Es un mapa que se controla, periódicamente, bimestralmente. En este momento me encuentro haciendo ese trabajo que involucra revisar todos los cuerpos de agua donde pueden habitar estos caracoles. Se hace un muestreo con coladores para ver donde se encuentran, se los recoge y se los lleva al laboratorio para hacerles un estudio de infectividad para ver si están o no infectados. De esta forma se puede detectar si existe un foco autóctono en la provincia que hasta ahora no lo hemos encontrado y si eventualmente se encuentra hay todo un protocolo para actuar y eliminar estos focos.

¿Cuál es el riesgo teniendo en cuenta que en Brasil hay cierta incidencia?
El riesgo para Misiones es bastante alto teniendo en cuenta que gran parte de sus límites es con Brasil y esta parasitosis se viene extendiendo desde la zona norte de Brasil hacia el Sur y justamente se fueron instalando estos focos de esquistosomiasis a medida que se iban creando represas. Para nosotros es un peligro constante por eso se realizan estos monitoreos.