En su peregrinación barrial, Fátima invadió de fe a los fieles

lunes 11 de mayo de 2020 | 0:20hs.
Con ofrendas de flores, pañuelos y cantos, todos saludaron a María de Fátima.
Con ofrendas de flores, pañuelos y cantos, todos saludaron a María de Fátima.
Belén Spaciuk

Por Belén Spaciuksociedad@elterritorio.com.ar

Ayer se celebró una de las festividades católicas más convocantes por los fieles de la tierra colorada. Cada 13 de mayo se conmemora el día de la Virgen de Fátima y, el domingo más cercano a la fecha, cientos de fieles peregrinan desde la Catedral de Posadas hacia la Parroquia de Fátima, en Garupá.

Esta vez, luego de 56 años de ininterrumpidas peregrinaciones, la pandemia del coronavirus cambió los modos. No así, la fe de los feligreses que se aferran a la convicción en María para sobrellevar el contexto de incertidumbre. “Este año, vivimos la fiesta de otra manera. Porque si el pueblo no puede venir a María, María va al pueblo”, resumió Mario Selvan, párroco de Fátima, en diálogo con El Territorio. “Decidimos recorrer los barrios para que la gente pueda vivir la fiesta desde sus casas, para que puedan tener la visita de la madre”, agregó el sacerdote al tiempo que detalló que es la primera vez que no se realiza la procesión.

Sin embargo, con la nueva e improvisada dinámica, decenas de familias tuvieron la posibilidad de saludar a la Virgen de Fátima en su festividad. Con pañuelos blancos y amarillos, ofrendas florales, cantos y hasta cohetes, los fieles acompañaron la procesión de la virgen que recorrió varios barrios aledaños a la parroquia.
La imagen de María de Fátima fue escoltada por la policía de la provincia y unos pocos vehículos que acompañaron en caravana llevando a sacerdotes y a algunos de los organizadores. Partieron de la casa de oración a las 16. Visitaron el barrio Los Paraísos, Fátima, Ripiera y Ñuporá. Y, en cada lugar, la imagen de la virgen fue recibida con aplausos y alabanzas.

Afianzados en la oración y conectados en espíritu, decenas de vecinos salieron a la puerta para pedir, agradecer o simplemente agasajar a María.
“Me emociona ver a la virgencita recorrer nuestro barrio. Ella peregrina y nos acompaña en este difícil momento que atravesamos todos. Sé que nos guía y protege”, detalló Elsa Grabovieski mientras le regalaba una flor, cortada de su patio, a la imagen de María.

El gesto de Elsa fue replicado por muchos. Y todos, con ojos vidriosos, alababan la imagen de “la madre que siempre nos cuida”, decían.
“Ella es nuestra intercesora, es nuestra guía. Hoy la madre de todos viene a nosotros”, contó Mariano entre lágrimas, quien recibió a la virgen en el barrio Fátima con canciones de alabanza y estruendos de bienvenida. “Yo soy veterano de la guerra de Malvinas y sólo ella sabe lo que viví y pedí en aquel entonces. Ella me acompañó y sabe lo que pasamos. Es muy movilizante hoy verla recorrer las calles, sabiendo lo que estamos viviendo, la dura situación que atravesamos”, continuó Mariano quien junto a su esposa Graciela continúan en el camino de la fe como animadores catequistas de la iglesia San Gabriel.

El hospital de Fátima fue otro de los puntos por los que pasó la procesión. Allí, una mujer, trabajadora del centro sanitario, salió a recibir a la Virgen desde las escalinatas. La acompañaban los vecinos del barrio que desde sus veredas alababan a María y se armaban de fortaleza y esperanza.

La procesión siguió cosechando feligreses en el barrio Ripiera. Todos, cumpliendo con los protocolos de seguridad, festejaban el paso de la iglesia por el barrio.
Con barbijos, guantes y respetando las distancias, algunos salían a la vereda con una réplica de la imagen de la Virgen, otros tantos con agua bendita o velas, para celebrar el curso de la procesión mariana.

Jornada de agasajos

El mes de María de Fátima comenzó el 1 de mayo, con el rezo de la novena. Y ayer, durante todo el día hubo actividades festivas. La jornada comenzó a las 8.30, con el rezo del rosario y una misa que acompañó la procesión virtual -con videos grabados y enviados por los fieles-. Además, horas más tarde se celebró otra misa, a puertas cerradas, que fue presidida por el Obispo Rubén Martínez y transmitida por redes sociales, estaciones de radios y canales de televisión locales.

Y, pese a que la celebración se vivenció de una manera diferente, la convicción de los fieles y la fe en María de Fátima favoreció a que el clima de espiritualidad y optimismo palpitara en todos.

En ese sentido, el párroco Selvan destacó que el mensaje que hoy quiere dejar María en el pueblo es esperanzador: “Hoy más que nunca tenemos que tener esperanza y fe en Dios. A veces, escuchamos tantas noticias negativas que nos hacen querer bajar los brazos. Pero no debemos preocuparnos, sino aferrarnos a la fe y confiar. Es una situación dura la que vivimos hoy, pero debemos confiar, en eso consiste la fe”, señaló.

“Aferrándonos a la mano de María, vamos a caminar más tranquilos y seguros. Ella nos trae esperanza”, agregó Selvan.

Además, llamó a todos a reflexionar respecto al contexto que atraviesa el mundo. Así como también a buscar las enseñanzas que esta situación trae a nuestras vidas: “Una de las cosas que podemos entender es que aún en estos momentos de enfermedades y dificultades, Dios nunca nos abandona. Él sigue caminando a nuestro lado y nos ayuda y enseña a aprender de todo esto. Este contexto nos lleva a convertirnos en mejores cristianos, en mejores ciudadanos del mundo. Es una invitación a la solidaridad, para cuidarnos entre todos”, cerró.