El raid delictivo de dos jóvenes que terminó con dos muertes y un tiroteo a orillas del río
domingo 14 de junio de 2020 | 1:00hs.
Ocurrió en 1987. Dos delincuentes atacaron para robar en dos viviendas y terminaron matando a dos mujeres.
Por Roberto Maack fojacero@elterritorio.com.ar
El 3 de mayo de 1987 quedó grabado a fuego en la memoria de los
habitantes de la pequeña localidad de Puerto Leoni, ubicada a 8
kilómetros al norte de Jardín América. Dos jóvenes, uno de ellos criado
en el pueblo y en la casa de una de las víctimas, atacaron a cuchillazos
en dos viviendas de la zona y asesinaron a dos mujeres y dejaron
heridas a otras dos. Uno de los autores Francisco Báez (25) fue abatido
una semana después en un tiroteo con las fuerzas de seguridad que
montaron una cacería para atraparlos. El otro sospechoso jamás fue
apresado. Sólo se supo su alias José-í y que entonces tenía 17 años.
Esta
historia criminal podría ser parte del guión de cualquiera de la saga
de terror de Martes 13. Arrancaría así. Una mujer herida a puñaladas
cubierta en su propia sangre se desplaza sosteniéndose con los yuyos y
arbustos que crecen debajo de una plantación de pinos en busca de ayuda.
Apenas se la escucha, ya que una de las puñaladas le atravesó el cuello
y le cortó una de las venas principales. Sin embargo, avanza. Así la
ven llegar el esposo de la víctima y un empleado que están trabajando en
medio de la plantación, a unos 100 metros de la casa. La mujer alcanza a
contar lo que pasó antes de desmayarse. Dijo que estaba lavando ropa en
la casa cuando dos desconocidos la sorprendieron para robarle. Intentó
resistirse y los delincuentes la atacaron a puñaladas. La dejaron cuando
la creyeron muerta. Después huyeron por los fondos del predio.
En
las películas los nombres son ficticios. En la vida real, personas
reales. Gladys Nildred Pilota de Pérez tenía 45 años entonces y residía
en Capital Federal. Estaba circunstancialmente en Puerto Leoni cuando
fue gravemente herida. Había acompañado a su esposo Miguel Pérez que
tenía propiedades en esa localidad. Fue él quién, junto a su empleado,
trasladaron a la mujer al hospital de Jardín América.
Cuando revisaron la casa se dieron cuenta que los ladrones se llevaron 2600 australes (unos 1000 dólares).
Atacan de nuevo
La
pesadilla no había terminado con el ataque a la casa de la familia
Pérez. Siguió diez horas más tarde en una chacra ubicada a cinco
kilómetros del primer lugar del ataque. Los delincuentes esta vez irían
más lejos. El blanco elegido fue la casa de una familia de colonos.
Alrededor de las 17.30 de ese domingo los asaltantes ingresaron a la
vivienda que estaba ubicada a unos 500 metros del río Paraná. Atacaron a
golpes y cuchillazos a la dueña de casa Anita Edith Neft (36) y sus
hijas Lucila Inés (13) y Mercedes (8).
La
mujer fue encontrada herida tapada con cartones dentro de un galpón
cercano a la vivienda principal. Tenía cortes de armas blancas y golpes
en la cabeza. La pequeña de 8 años también fue hallada apuñalada, pero
con vida. A 250 metros de la casa en un tungal, ya entrada la noche de
ese día, la policía halló sin vida a Lucila Inés. La adolescente herida
intentó llegar hasta la casa de un familiar para pedir ayuda y fue
alcanzada y rematada por los asesinos.
La mujer
de 36 años murió dos días después, el 5 de mayo en el hospital Ramón
Madariaga de Posadas. Tenía cortes profundos en varias partes del cuerpo
y un golpe en la cabeza que le provocó “desprendimiento de masa
encefálica”.
La fuga
La
policía empezó a trabajar ese mismo domingo para identificar a los
atacantes. Varios testigos aportaron datos sobre los criminales. Así en
la publicación del martes 5 de mayo El Territorio informaba que la
policía buscaba a dos jóvenes de Jardín América que habían desaparecido
de sus domicilios. Uno de ellos fue identificado como Francisco Báez,
alias Bigote Ancho, con antecedentes por robos (con este título, Bigote
Ancho aparece el caso en “Antología de hechos criminales de Misiones” de
Luis Larraburu). Y el otro de 17 años y conocido como José-í.
Según
pudieron reconstruir los investigadores ese domingo después de atacar a
la familia de colonos, los asesinos escaparon por el fondo de la chacra
y llegaron el río Paraná. Caminaron unos 500 metros por la costa (la
policía halló las huellas en la arena) y llegaron hasta la sede del Club
de pesca de Aristóbulo del Valle.
Entraron
a los tiros. El cuidador del predio Luis Mazurek tomó una escopeta,
pero finalmente fue reducido ante la cantidad de armas de los
desconocidos.
“Realmente no supe qué hacer
porque tenía una sola carga. Además, ellos efectuaron como seis disparos
al aire, por lo que finalmente decidí entregarme”, contó entonces
Mazurek a El Territorio.
Lo que querían los asesinos era cruzar al Paraguay. Para ello obligaron al cuidador a abordar una canoa.
“Gritaban
como locos y me dijeron que ya habían matado casi a veinte personas y
que iban a continuar matando si alguien los molestaba. Cuando subimos a
la canoa se lavaron la cara, porque la tenían manchada de sangre.
Mientras cruzábamos el Paraná se reían a carcajadas y repetían que
habían matado a varios y por eso la gente desde ahora les iba a tener
miedo”, contó el principal testigo.
Ya en costa
paraguaya los homicidas robaron otra embarcación y escaparon aguas
abajo, no sin antes advertirle a Mazurek que volverían a buscar un motor
que habían dejado oculto en el monte.
La captura
El
sangriento ataque que había costado dos vidas sacudió a toda la
sociedad misionera. Desde el día siguiente más de un centenar de
policías rastrillaban la costa del río desde Garuhapé hasta San Ignacio.
A las pocas horas se sumaron efectivos de Prefectura y de Gendarmería.
La armada y la policía paraguaya desplegaron un operativo similar del
otro lado del Paraná. El objetivo era claro: atrapar a los asesinos.
Los
asaltantes estuvieron ocultos en las orillas del río varios días
mientras eran buscados sin descanso por autoridades paraguayas y
argentinas. Sobrevivían alimentándose con lo que cazaban o robaban de
las chacras cercanas. Finalmente, Báez fue abatido en un enfrentamiento
en la costa del río del lado argentino cerca de Puerto Fragueiro, aguas
abajo de Puerto Leoni. Ahí se habían refugiado después de regresar de
Paraguay.
“Francisco Báez, alias Bigote ancho,
argentino de 25 años resultó abatido ayer en un espeso monte ubicado en
el límite entre Oasis y Puerto Leoni por las fuerzas conjuntas de
seguridad. Previamente opuso tenaz resistencia con disparos de arma de
fuego a la intimación de las autoridades, logrando herir a un policía.
El otro sujeto, conocido como José-í de nacionalidad paraguaya, pudo
escapar”, dice la crónica de El Territorio del 10 de mayo de 1987.
La
búsqueda de los asesinos había dado con un dato clave cuatro días
antes. Los uniformados establecieron la zona donde se ocultaban. Así
desde ese martes 5 de mayo montaron un cerrojo de seguridad en ese
sector conocido entonces como Puerto Fragueiro. La madrugada del sábado 9
la larga y tensa espera dio resultado. Una patrulla apostada en la
orilla del río en la salida de un trillo, detectó movimientos de los
sospechosos.
Eran las 2 de la madrugada
cuando la patrulla encendió los reflectores y dio la voz de alto. “Lejos
de acatar la orden de los uniformados, uno de los criminales respondió a
balazos, actitud que fue repelida de inmediato. Se generó un sostenido
intercambio de disparos que se extendió por unos cinco minutos. Una vez
que los integrantes de las fuerzas del orden tuvieron la certeza de
haber controlado a los atacantes, se acercaron al lugar” de donde
provenían los disparos, dice la crónica policial.
Báez
fue hallado tendido en el suelo en un charco de sangre con varias
heridas de bala. Al lado suyo hallaron un rifle calibre 22 y un revolver
calibre 38, con varios proyectiles, un puñal y un machete. También
había naranjas y algunas verduras, probablemente parte de la
alimentación de los prófugos.
Ficha del caso
- LUGAR: Puerto Leoni, 8 kilómetros al norte de Jardín América.
- FECHA: 3 de mayo de 1987.
- VÍCTIMAS MORTALES: Anita Edith Neff de Sommerfeld y su hija Lucila Inés.
- SOBREVIVIENTES: Gladys Nildred Pilota de Pérez y Lori Mercedes (8).
- AUTORES: Francisco “Bigote Ancho” Báez (25), abatido, y José-í (17), prófugo.
- MÓVIL: Robo, atraco.
- MODALIDAD: Cuchillazos.