El posadeño que es sparring de Messi

El gurisito tenía apenas 11 años. Y correteaba detrás de su hermano Martín. El imán era la pelota, su golosina más preciada. Con el guante izquierdo ya daba que hablar hasta que llegó le sentencia: “Cuando seas más grande, te vamos a buscar”. La frase, contundente, provino de uno de los tantos buscadores de talentos que recorren el país, pero el protagonista, Cristian Rómulo Ojeda, se lo tomó como un juramento.
Por eso, hoy a Pikachu -o Pika, como lo conocen todos- el presente le dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Plantó bandera en Manchester, como sparring de la selección mayor, y fue centro de atención cuando Lionel Messi lo saludó en la práctica del martes.
Un regalo que comenzó a gestarse cuando se produjo su debut en la primera de Talleres de Córdoba ante San Lorenzo, el 26 de enero -fue triunfo 2-0- y el juvenil misionero la rompió para llevarse las palmas de la hinchada de la T. De ahí en más, si bien alternó en la primera, ingresó de lleno en el mundo futbolero, previo salto de quinta a reserva, y hasta se dio el gusto de jugar este año la Copa Libertadores sub 20 con la T y formar parte del seleccionado de la categoría.

Un largo camino
Aunque para llegar a este presente hubo un largo recorrido para el juvenil criado en la chacra 101 de la capital provincial.
Fue hace poco más de seis años, cuando en un amistoso ante La Picada, Cristian la descosió con los colores de Huracán. Enviados de Boca Unidos y Talleres le pusieron el ojo, pero fue este último el que se movió más rápido.
Estaba todo casi cocinado, pero había que viajar hasta Córdoba. Caídas las gestiones para conseguir apoyo, José, de profesión chapista, hizo un esfuerzo con los pasajes para su hijo y el entrenador, acción que hoy se ve recompensada.
“Él maduró pronto, es de pocas palabras. Las veces que nos comunicamos, le preguntamos, hijo: ¿cómo te portaste?”, se sinceró papá José. “Con la humildad se llega lejos”, acotó Gladis, quien agregó que todas las mañanas se comunica con su hijo, le transmite “energía positiva” y lo aconseja: “Siempre rezá y agradecé a Dios”.
“Esto no lo esperaba -acerca del presente de su hijo-, le embocó todas”, resaltó José, que luego hizo un alto y profundizó: “(En el debut en primera) Estaba tranquilo, lo vimos en la casa de un vecino, pero me puso la piel de gallina cuando lo ovacionaron”.
Los Ojeda tienen los pies sobre la tierra. Saben lo que es agachar la cabeza y laburar. Por eso, la mamá dice que sintió “una emoción muy grande” y que “tiene que confiar en él”. En la misma línea, el jefe de la familia consideró: “Espero que siga así, depende de él. Una alegría, estar al lado de Messi, un monstruo... Nadie en la familia soñó con eso”.
Cristian es el ahijado del barrio. Todos lo conocen, lo valoran, lo miman... Entre ellos, Enriqueta, la vecina que le hace chipas para llevarse a Córdoba y que recibió como regalo la camiseta estampada con el número 28 de la T. La mujer cuenta que le sugirió que siga así, y que recibió como respuesta: “Hasta la selección no paro”.
Tamaña revelación para quien de niño ya les había avisado a los maestros de la Escuela 783 de Los Kiris que quería ser abogado y futbolista. El chico que no deja de ser atrevido en la cancha, pero que lo trata de ‘usted’ al Cholo Guiñazú (39), referente y compañero en su equipo. El que se anima al cuarteto de Ulises Bueno, pero también se inclina por el reguetón. El que evita tutear a Messi en el primer mundo, pero no se olvida de las raíces como el reviro. Por allí transita Cristian, con su detonador de sueños.

Por Gilberto Pérez
gperez@elterritorio.com.ar