El dueño de la pelota

Un capítulo importante de la historia del fútbol argentino se cerró ayer. El titular de la AFA y vicepresidente de la Fifa, Julio Grondona, murió a los 82 años. Fue cuestionado y resistido por muchos por su estilo autoritario y su eternización en la conducción del fútbol argentino. Pero al mismo tiempo se le ponderó su gran habilidad para conducir una organización compleja.
Grondona llegó a la AFA en 1979. Fue designado por el entonces vicealmirante Carlos Lacoste, presidente del Ente Autárquico Mundial '78 creado por la última dictadura militar para organizar la Copa del Mundo. Desde entonces fue reelecto cada cuatro años, sobrevivió a todos los gobiernos democráticos, cualquiera fuese su signo, y todos tuvieron que  negociar con él sin excepción. Su base de sustentación fue siempre el apoyo incondicional que conseguía (las formas también fueron discutidas) de los más de 20 mil clubes de todo el país.
Durante sus 35 años de gestión la selección obtuvo la Copa del Mundo de México 86, dos subcampeonatos, dos medallas de Oro en Juegos Olímpicos (Atenas 2004 y Pekín 2008) y las Copas América de 1991 y 1993. Este balance contrasta sin embargo con clubes empobrecidos y endeudados, el drama de los barrabravas y la violencia que nunca enfrentó.
Se cierra una etapa pero también se abre otra. Que podría ser de mayor apertura, de democratización en la AFA, de mayor profesionalización, que redundará en clubes mejores y con mayor apuesta a la formación de los juveniles.
En 2010, después de la pronta eliminación de la selección nacional y en medio de las críticas, prometió conducir la AFA hasta que se muera. Así fue.

Roberto Maack
Jefe de Redacción
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