El aprendizaje solidario se llevó los laureles en el Misionero del año

sábado 29 de diciembre de 2018 | 7:00hs.
Aníbal Andrujovich, director de la Epet 25 de Campo Grande, junto al resto de los ternados y finalistas.
Aníbal Andrujovich, director de la Epet 25 de Campo Grande, junto al resto de los ternados y finalistas.
Ayer se desarrolló la ceremonia de entrega del premio Misionero del Año, que impulsa desde hace seis años El Territorio con el objeto de destacar el ejemplo de instituciones y vecinos que a través de sus acciones dejaron una marca en la Tierra Colorada.

Este año de entre los diez candidatos propuestos, resultaron ganadores los alumnos de la Epet 25 de Campo Grande, que integraron la terna final junto a Bety Olinda y Fernanda Belaustegui.

Sorprendido por haber resultado ganadores, el director del establecimiento, Aníbal Andrujovich, destacó que desde que empezaron, si bien no tenían nada, estaba presente el espíritu solidario y aportaban a otras escuelas fabricando algunos elementos.

A su vez, hizo un repaso por la evolución de la escuela, que tiene recién ocho años, y ponderó a la solidaridad al decir que transmiten a los alumnos “que el problema del otro sea mi problema”. “Que un adolescente sea útil hacia otro es una emoción que no se puede transmitir en palabras”, explicó.

Finalmente consideró que la escuela técnica “tiene un potencial que no tiene techo, podemos dar muchas soluciones aparte de formar como hace una escuela. Con valores como la solidaridad vamos a salir adelante como comunidad sin duda alguna”, cerró.

Previamente, de entre los postulados por los lectores y el matutino se habían definido como nominados: Copani, la cooperadora del Hospital de Pediatría  Fernando Barreyro que trabaja incansablemente para abastecer de insumos y equipamiento a ese hospital de niños; la docente y coreuta Norma ‘Beby’ D’Indio, con extensa trayectoria en la formación de grupos vocales; el árbitro internacional Néstor Pitana, que dirigió este año la final del Mundial en Rusia; Sofía Giménez, enfermera que camina kilómetros para llevar el acceso a la salud a las poblaciones más vulnerables; Fernanda Belaustegui, rescatista de animales; el pediatra, músico, pintor y escritor Daniel Tabbia; Bety Olinda, del comedor comunitario Medalla Milagrosa, que se sostiene desde hace más de 20 años con la solidaridad de los vecinos y que este año duplicó los comensales; Joselo Schuap, gestor cultural comprometido con la sociedad que este año abrió la peña Misionero y Guaraní como espacio para los músicos; y Lucía Ribero, de Dos de Mayo, que lleva adelante un hospital de juguetes para los niños de su localidad.

Institución comprometida
La evolución histórica de la Epet 25 marca importantes hitos que exceden su ámbito exclusivamente académico y técnico. Desde sus comienzos, hace ocho años, ejercita un cada vez más sólido compromiso con la comunidad a la que se debe y en la que se desenvuelve. Desde su primer año,  fabricó y proveyó de elementos primarios a las escuelas del municipio con marcadas carencias.

Repararon el cableado eléctrico de las escuelas, sus bancos y pupitres. Fabricaron arcos de fútbol, canastos para básquet, caños sostenedores de red en canchas de vóley; instalaron equipos de aire acondicionado en escuelas rurales; fabricaron y pintaron mesitas y silletas para el aula del Nivel Inicial de la escuela de Colonia Florida.

Como si esto fuera poco, también pusieron el sistema eléctrico a nuevo en casas de vecinos que sufrieron incendios y fabricaron atriles para el Centro Cultural Misionero y Guaraní.

En tanto, en el viejo hospital se trabajó en la instalación de bancos para los pasillos y salas de espera, se repararon camas y aberturas y se mejoró el sistema eléctrico para su mejor control. En la parroquia San Rafael se reacondicionaron los bancos y se renovó las instalación eléctrica.

A nivel interno, para el propio establecimiento se fabricaron rejillas para las canaletas divisorias del patio escolar; aberturas para la ampliación del taller, instalación eléctrica, techado. Se reforzó el cerco del predio, se equipó en su casi totalidad el taller y el sector administrativo.

Por otra parte, una de las cosas más llamativas fue el resultado de su trabajo para el programa Workshop Educativo Innovando con Maestras del Nivel Inicial de este año, que concluyó con la presentación en septiembre de un Transformer en la localidad.

La escuela obtuvo Mención del Premio Presidencial de Escuelas Solidarias; mientras que el autotransformer fue declarado de Interés Educativo Provincial y a su vez de Interés Educativo Municipal.

El compromiso solidario es el comportamiento guía de la Epet devolviendo a su comunidad lo que de ella recibe. Un alto porcentaje del alumnado proviene de barrios con familias carenciadas así como de las colonias. El plantel docente brega por la integración de todo el alumnado y las familias. Sólo dos o tres eventos destacados en el año movilizan a toda la comunidad para juntar recursos que se invierten en la ampliación de la estructura edilicia, colocándola a la altura de los requerimientos cuantitativos y cualitativos.

La Epet 25, que nació con 60 alumnos, hoy cuenta con una matrícula de 354 estudiantes y como el edificio no era suficiente, gestionaron ante el Estado poder duplicar los talleres y tres aulas más. Los recursos además se consiguieron mediante eventos y rifas de las que los padres y la comunidad fueron parte.

Además, la escuela cuenta con una plataforma virtual propia en la que los profesores levantan sus contenidos y evaluaciones y los alumnos ingresan como usuarios. Todas las dependencias cuentan con internet.

La Epet participa en todos los programas del Inet (Plan de Mejoras y Sitraied) en las Olimpíadas de Materiales Eléctricos, en Ferias de Ciencias y en el programa Escuelas Solidarias.