Detenidos por el secuestro de Wu, cada vez más cerca del juicio oral

martes 21 de agosto de 2018 | 5:30hs.
Detenidos por el secuestro de Wu, cada vez más cerca del juicio oral
Detenidos por el secuestro de Wu, cada vez más cerca del juicio oral
Uno de los detenidos basó el pedido de prisión domiciliaria en la enfermedad que supuestamente padece su madre y dificulta la atención de dos nietos menores que tiene a cargo desde que fueron abandonados por los progenitores. El otro argumentó en las dolencias de sus padres, que de acuerdo a sus dichos, limita considerablemente el cuidado de sus hijos de 1 y 4 años.

Esos motivos, que a mediados del mes pasado fueron analizados y rechazados en primera instancia, tampoco prosperaron en la Cámara Federal de Apelaciones de Misiones que, contrario al deseo de los acusados, dejó firme la decisión de que continúen privados de la libertad.

Se trata de Adán Alcides Rojas y Alexis Maximiliano Puchalski, acusados por haber participado en el secuestro del comerciante chino Daniel Wu, cometido a mediados de agosto de 2016, en Posadas.

Progenitores enfermos
El primero, bajo el patrocinio de la defensora oficial Susana Criado, requirió el arresto domiciliario aduciendo que sus sobrinos, de 2 y 7 años, supuestamente requieren su presencia en la casa ante la enfermedad degenerativa que padece su madre (abuela de los niños).

Si bien admitió que no es tutor de los menores, argumentó que el abandono de sus progenitores a temprana edad, sumado al padecimiento de la anciana, ha derivado en indispensable que cuanto antes de ocupe tanto de su cuidado como de la contención, alimentación, educación e higiene de sus sobrinos.

Puchalski, en tanto, con la misma intención, refirió mediante la defensora oficial coadyuvante Silvia Raquel Galarza que es padre dos hijos pequeños, de 4 y 1 año, con los que ha perdido contacto debido a su detención pero más allá de ese contexto puso de manifiesto el estado de salud de sus progenitores, asegurando que es grave.

Refirió que su padre actualmente padece cáncer prostático, encontrándose bajo tratamiento, en tanto que su madre padece de hipertrofia ventricular izquierda por lo que también está bajo cuidados médicos específicos. Eso derivó en el resquebrajamiento del vínculo con sus hijos debido a la poca frecuencia de las visitas.

Los dos pedidos fueron rechazados con argumentos casi similares. Los hijos de Puchalski “están contenidos por grupos familiares que le proveen educación, atención médica y la contención necesaria a los fines de su desarrollo”, resumen los informes sociales practicados por Gendarmería Nacional.

En tanto, en el caso de Rojas, se determinó que las condiciones de sus sobrinos son las óptimas y su madre (abuela de los niños) recibe atención frecuente en el Hospital Madariaga, pero en paralelo trabaja como vendedora y obtiene ganancias suficientes como para que ambos menores asistan a una guardería, en caso de que sea necesario.

En caso a punto del debate
La negativa judicial los deja en las puertas de recibir una condena en un debate oral que se realizará en el Tribunal Federal de Posadas bajo la imputación de coautores del delito de secuestro extorsivo agravado por la intervención de tres o más personas.

Es que de acuerdo a la acusación fiscal, no actuaron solos cuando decidieron materializar el plan criminal, sino en complicidad con Shihua Lin y Maximiliano Penayo, además de los hermanos Alejandro y Fernando Senesoopha.

De acuerdo a la reconstrucción que hizo el titular del Ministerio Público, Diego Sther, cerca de la medianoche de ese martes 16 de agosto de 2016, la víctima (Wu) se encontró con una mujer que habría terminado siendo el señuelo. Se subió al auto y lo guió hacía la Costanera de Villa Cabello, donde Penayo junto a Rojas, lo habrían abordado y reducido para llevárselo cautivo.

Figura en la acusación que la víctima fue introducida en otro coche y trasladado a una vivienda del barrio San Isidro -alquilada supuestamente por Shihua Lin y Penayo para ese fin- donde esperaban teóricamente Fernando Senesoopha, Puchalski y una tercera persona, que aún no fue detenida.

Wu permaneció atado en la vivienda durante su cautiverio, pero para Sther, en la madrugada del día siguiente Penayo se comunicó con el padre de Wu y luego, con un amigo de la familia, exigiendo el pago de 500 mil dólares, que tres horas más tarde se redujo a la mitad y finalmente acordaron un pago de 200 mil pesos.
Cuando las negociaciones avanzaban, el joven raptado aprovechó un descuido de su captores y logró escapar. Desde una casa lindante avisó a su familia que estaba bien y desbarató el plan de la banda.

Se allanó inmediatamente el domicilio donde estuvo cautivo, detectándose elementos de prueba que terminaron siendo clave en el proceso investigativo y en las horas posteriores fueron detenidos los acusados y posteriormente determinados sus roles.

Penayo y Rojas están acusados de reducir y trasladar a la víctima hasta el barrio San Isidro. En esa vivienda supuestamente esperaban Fernando Senesoopha, Alexis Puchalski (y el tercer involucrado) estando encargados de custodiar a la víctima.

La investigación concluyó que mientras Penayo supuestamente hacía llamadas extorsivas, Shihua Lin y Alejandro Senesoopha, desde el domicilio de los padres de Wu, habrían suministrado datos sensibles para el desarrollo del plan.