2020-10-13

“La emergencia climática nos demanda actuar de manera urgente y eficiente”

Daniela Cortés

Por Daniela Cortés Corresponsalía Buenos Aires

“Apagar el fuego es urgente, prevenir los próximos incendios una necesidad y restaurar las áreas quemadas una obligación”, explicó el director general de la Fundación Vida Silvestre Argentina, Manuel Jaramillo, a modo de síntesis para graficar su mirada sobre el desastre ambiental que están provocando los incendios de bosques y campos en las zonas centro y norte del país.

Jaramillo es ingeniero forestal. Desde hace tres años es director ejecutivo de la Fundación Vida Silvestre y anteriormente se desempeñó en las áreas de conservación y desarrollo sustentable de ese organismo en Puerto Iguazú.

Dialogó con El Territorio  sobre los 1.231 incendios que en 14 provincias argentinas destruyeron la biodiversidad que habita en 434.975 hectáreas.

“La situación es crítica y necesita ser abordada de manera urgente para controlar y extinguir los incendios activos, prevenir los próximos, iniciar rápidamente los procesos de restauración necesarios para recuperar los servicios ambientales perdidos, realizar peritajes que determinen las causas e identifiquen y sancionen fuertemente a los responsables”, señaló Jaramillo.

Además advirtió que “la emergencia climática nos demanda actuar de manera urgente y eficiente tanto a nivel nacional como a nivel de las provincias”. También insistió que al tratarse de una afectación que se extiende a toda la población, porque más allá del lugar que se habite, el fuego provocó daños ecológicos que no saben de límites políticos o jurisdiccionales. “Toda la ciudadanía argentina debe estar a la altura de esta demanda de nuestro medio ambiente, que una vez más nos está pidiendo que lo cuidemos mejor”.

Jaramillo hizo un especial llamado de atención sobre la situación de los bosques nativos que fueron alcanzados por las llamas: “Son zonas protegidas por el artículo 40 de la Ley de Bosques que indica que deben ser recuperadas y restauradas para que mantengan  su categoría en el ordenamiento territorial de los bosques nativos de cada jurisdicción”.

El especialista en cuestiones de cuidado ambiental explicó que “el fuego fue en la historia de la humanidad y lo sigue siendo hoy, un recurso para calentarnos, protegernos, cazar y cocinar, malear metales y habilitar áreas para la instalación de cultivos. Pero el fuego siempre debe ser controlado. Si escapa del control humano, deja de ser una quema y una herramienta para transformarse en un incendio, y cuando éste se desenvuelve en tierras forestales, se lo conoce como incendio forestal”.

El director de la Fundación Vida Silvestre de Argentina recordó un reciente informe de la Organización Mundial de Conservación que advierte que a nivel mundial los incendios forestales de 2020 podrían ser peores que los ocurridos durante el  2019, que fue récord histórico. “El cambio climático, originado en parte por el carbono liberado a la atmósfera por los incendios forestales, la deforestación y la quema de combustibles fósiles, promueve la persistencia de un clima más cálido y seco. A nivel mundial se estima que el 75% de los incendios son causados por la actividad humana de manera intencional, o por negligencias que permiten que las quemas se transformen en incendios y Argentina no escapa a este análisis global”, señaló Jaramillo.

También dijo que “lamentablemente los incendios no son novedad en nuestro país. Todos los años miles de hectáreas  son consumidas por las llamas. Esto ocurre a la vez que miles de bomberos voluntarios y brigadistas de todo el país luchan con templanza,  y muchas veces con pocos recursos para evitar y controlar estos incendios. Los registros oficiales dan cuenta de miles de focos ígneos detectados que no llegan a ser incendios de amplitud, gracias al esfuerzo de estos hombres y mujeres”.

En ese contexto, Jaramillo explicó que “Argentina cuenta con diversas ecorregiones y en cada una de ellas la temporada de mayor riesgo de incendios ocurre en diferentes momentos del año. Según los últimos datos disponibles del Servicio Nacional de Manejo del Fuego en lo que va del 2020  ya se han quemado más de 434.975 hectáreas, principalmente en las islas del delta y en la provincia de Córdoba.”.

Además, Jaramillo destacó que “estos incendios también están vinculados a los factores climáticos extremos, que se reflejan en la bajante del río Paraná apenas comparable con una ocurrida en la década del 70 y en los 130 días sin lluvias significativas en algunas regiones de la provincia de Córdoba”.

Agregó que “este año, además de esos extremos meteorológicos  se suma el contexto de pandemia que dificulta enormemente la movilización de personal desde las provincias, lo que genera un cuadro más conflictivo al momento del trabajo de extinción del fuego y de prevención de nuevos focos ígneos”.

Actualmente hay 13 provincias argentinas que representan básicamente toda la zona central y norte del país, con focos de incendios activos. Jaramillo explicó que “según establece la Constitución Nacional en su reforma de 1994, los estados provinciales son responsables de la gestión de sus recursos naturales, y por ende del control de los incendios forestales. No obstante en el año 2013 se creó por Ley el Sistema Federal de Manejo del Fuego que integra al Servicio Nacional del Manejo del Fuego, las provincias, la Administración de Parques Nacionales y la ciudad autónoma de Buenos Aires. Este sistema colaborativo presta ayuda cuando es necesario y solicitado por las jurisdicciones provinciales, a través de personal capacitado, recursos logísticos y operativos o con la asignación de los medios aéreos”.

Prevenir es mejor y cuesta menos

El director de la Fundación Vida Silvestre, Manuel Jaramillo, se refirió a las inversiones necesarias para prevenir incendios y para tener los recursos humanos capacitados al momento de tener que entablar la lucha contra el fuego.

“En un contexto como el actual toma relevancia la importancia de invertir en prevención de los incendios forestales ya que estudios internacionales indican que por cada 8 dólares invertidos en este aspecto, pueden ahorrarse hasta 100 dólares en logística de control de incendios, a la vez que se evitan los enormes impactos ambientales y sociales que estamos viendo”.

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